12. Búsqueda

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Aziraphale corría a través del campo. Era un gran campo. Pero no estaba decidido a detenerse. La cadena comenzaba a lastimarlo. La había tratado de amarrar a su pierna, pero esta solo le hacía cansarse más. Era una cadena pesada, pero el alfa estaba seguro de que podría con esto. Mientras más miraba atrás, seguía viendo aún la cabaña. Y sentía que no avanzaba. 






Los sirvientes estaban apenas empezando a trabajar. Crowley seguía despierto. Pero no por que estuviera con insomnio. Solo...no podía dormir. Estuvo toda la madrugada adelantando el trabajo. 

Estaba distrayendo su mente de cualquier pensamiento relacionado al rubio. 

Sin embargo, llegó el amanecer. Y con eso, los sirvientes habían empezado con el desayuno. 

La dosis de Aziraphale aumentaba poco a poco conforme a las indicaciones que el médico le había dado a Anthonny.

Crowley comenzaba a desayunar. Esperando que también Aziraphale estuviera tomando su dosis en el desayuno. Sin embargo, y después de un rato, su mayordomo corrió y ni siquiera tocó la puerta. Crowley se levantó abruptamente y reclamaría, pero en vez de eso, la noticia lo enfureció. 



Aziraphale se había escapado. 









A medida que avanzaba, Aziraphale vió un logro y sonrió al ver un denso bosque que estaba al fondo del campo. 

Comenzó a moverse dentro de este. Sus pies descalzos se hundían entre las hierbas, y con esto, los crujidos se hacían notar. Estaba cansado por correr, pero no podía darse el lujo de dejarse atrapar de nuevo. La cadena lo empezaba a atrasar. Se cansaba por esto, y se frustraba por no poder quitárselo del todo, pero esto también le seguía recordando que no estaría libre del todo hasta salir de ese bosque. 

El solo pensar que sería atrapado, para ser tratado de una forma cruel, lo motivaba a seguir a pesar del cansancio. Temía que la venganza de Crowley fuera peor, y más por el hecho de que había tenido el valor de huir de la cabaña. Cada segundo fuera era una victoria para él, y un paso más a la libertad. 












Crowley había mandado a varios sirvientes a rodear la zona. 

Incluso, varios usaron caballos para ir hasta el final del campo y atrapar al alfa que seguro, seguía cerca. Y Crowley no se quedaba atrás. Había escogido ir con varios de sus hombres al denso bosque. Todos tenían armas con el fin de debilitar a Aziraphale. 

Había logrado llegar a este bosque, y al bajar del caballo, se dispuso a correr dentro del bosque. 

—¡No vas a escapar de mí, Aziraphale! — El alfa dió un disparo al aire. Quería hacerle saber que estaba ahí. El alfa tenía rabia contenida y deseaba encontrar a Aziraphale para hacerlo entender. 

PECADO DE ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora