37. Condena

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El omega rondaba por las calles. Cada paso, lo alejaba de la mansión, acercándolo más y más a las zonas donde él mismo había rondado anteriormente. 


Su decisión era peligrosa. 


Pero sabía que los ataques de alfas a omegas eran usuales. Él mismo había sufrido esto. Y no era difícil adivinar a dónde terminaría ahora. 

El mismo lugar donde tantas veces había sentido el dolor y maltrato. 

Reía por la ironía. Porque de todos los lugares, prefería morir en un lugar tan común como este. 



Logró ver a unos alfas ebrios. Era fácil provocarlos y Aziraphale no perdió el tiempo. 

Esto era lo que se merecía desde un principio. Morir del mismo modo que Asthoreth.

No entendía de donde había tomado valor para empezar a gritarles. Quizás de lo que el mismo sentía en todo este tiempo. En menos de dos años, su vida había dado un vuelco terrible. 

Su vida ya no tenía un sentido propio. Sin sus hijos, él sabía que el alfa al final, se los arrebataría de las manos. Al menos estarían bien cuidados con el alfa. Pero él...ni siquiera podría tener una vida propia. 



Aziraphale empezó a burlarse de ellos. 

Provocaba a estos alfas, quienes lo miraron sorprendidos. Y uno que otro lo reconocía. 

Aquel alfa noble de la Familia Fell....

No era un alfa después de todo.

—De haber sabido que eras omega, hubiéramos podido ganar tanto dinero contigo... —  Estos lo rodeaban. Y Aziraphale ni siquiera sintió miedo. —Tenías tanto para ofrecer... 

Uno de ellos ya había abusado de Aziraphale siendo él incluso un alfa. Pero el rubio ni siquiera sintió miedo...solo sentía lástima de que las vidas de estos fueran tan vacías para abusar de alguien que tenía las de perder. 

—No son muy inteligentes, era de esperarse de la clase baja — Lo decía con el mismo tono de un noble que los veía de arriba abajo, examinándolos.  Estaba siendo desafiante, y muy tonto. 

—¿Clase baja? ¿Qué se cree este imbécil? — Uno de estos lo tomó del brazo, llevándolo a un callejón.

Y estando ahí, Aziraphale chocó con la pared con fuerza. Se quejó un poco antes de tomar su vientre con cuidado. 

Estos lo rodeaban con posturas amenazantes. Aziraphale, sin embargo, se mantenía firme. Al menos, una parte del tormento de Asthoreth estaba completo. Pero faltaba algo: que él muriera...






Crowley sabía que llegaba muy tarde a casa. Esa reunión lo había tomado desprevenido. No comprendía por qué todos los nobles necesitaban celebrar. Era como si no tuvieran nada más que hacer en sus vidas. 

Y aunque él ya formaba parte de este círculo, no era más que un nuevo rico tomando relevancia por haber comprado la casa de un noble. No más que eso. 

PECADO DE ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora