PECADO DE ALFA

10. Extraño

Al alfa rubio le pareció una eternidad esto. 

Semanas donde comía, dormía, y después, una larga siesta. A veces despertaba asustado. No sabía que tanto tiempo había transcurrido. Y ahora, le traían la comida que pedía. Era una ventaja, pero por extraño que pareciera, siempre se encontraba cansado, adormilado, y no entendía porqué. 

Tanto así que a veces no notaba el pasar del tiempo. Dormía mucho y comía mucho. 

Sentía como empezaba a ganar peso. Su esbelta figura por el trato de las calles había dejado de existir. Ahora era alguien diferente. Más sano y más fuerte. La comida le hacía bien...pero eso no quitaba que era extraño. 

El médico vino un día al azar. 

Y revisaba a Aziraphale. Todo marchaba bien.

—Usted está perfecto de salud, señor Fell. Siga así — La emoción en la cara del médico dejaba mucho que desear...pero Fell lo atribuyó a que este se alegraba de cumplir con su trabajo, o algo así. No le prestaba mucha importancia a lo que el medico podría estar haciendo. 

—¿Es normal que me dé demasiado sueño? — Preguntaba. Realmente necesitaba saber. 

—Si...es normal. Esta recuperando su peso. Esta bien

Lejos de aliviarlo, le preocupaba. 

Pero no hizo mas ruido de esto. 

La visita repentina del médico no le daba buenas señales. 

Anthonny había pasado semanas sin visitar a Aziraphale después de esa ocasión. 

Se arrepentía por completo de lo que había hecho. De que su celo lo llevara a ese lugar. Pero no tenía sentido lamentarse. Estaba con mucho trabajo, lo cual ayudaba a distraerse. 

Su sirviente dejó pasar a un médico bastante sonriente. Buenas noticias. 

—Veo que tiene algo que decirme...digame. 

El médico se sentó, bastante contento.

—El señor Fell tiene buena salud. Ha recuperado peso suficiente. Y todo gracias a que ha seguido mis indicaciones, Señor Crowley. 

—No tengo otra opción. Usted conoce su trabajo y yo el mío. Así funciona nuestro mundo. Ahora dígame, ¿Hay algo más verdad?.

—Por supuesto. La realidad es que podemos comenzar el tratamiento. Ha sanado muy pronto, y está en el peso ideal. Ahora...la cuestión es que el señor Fell no se dé cuenta. Siga con la misma dinámica, quitando las pastillas para dormir y administrar el frasco que le dí hace tiempo. Le dejare las indicaciones a la cocinera que usted tenga de confianza. Esto debe llevarse bien. Y vendré más seguido con las revisiones. Debo documentar el proceso. 

Anthonny sonrió. Eran buenas noticias. La espera al fin había terminado. 

—Bien. Entonces así será. Por supuesto que no olvido mi parte del trato.