Aziraphale estaba en su habitación.
Lo que había ocurrido anoche no lo dejaba pensar.
Crowley...tenia un brillo en sus ojos...y su mirada muy diferentes. Pero no sabía que pensar.
Su cuerpo lo traicionaba. Aziraphale había notado algo, pero no quería creerlo. No sabía si en realidad había pasado lo que había pasado o simplemente lo había imaginado. Crowley, estaba en celo. Y se veía terrible.
Pero no negaba, que a pesar del miedo, esto...le había gustado. Era...muy diferente en general.
Y realmente no sabía como afrontar esto.
Al final, después de varios días, había logrado ver a Crowley. Sin embargo, Aziraphale seguía resentido. No olvidaba la conversación que ambos habían tenido anteriormente. El odio que ambos tenían uno por el otro...pero Aziraphale realmente estaba confundido. Que Crowley se comportara así...era extraño.
En este instante, no sabía en que pensar o enfocarse.
Pero una cosa era segura. No estaba dispuesto a ceder ante lo que este quería. No era un omega. Era un alfa. Y sentirse ultrajado como cuando vivía en las calles, era algo que no estaba dispuesto a permitir de nuevo. Mucho menos de él.
Y al igual que Crowley, tenía el mismo derecho de reclamar. No estaba dispuesto a quedarse aqui.
¿Y si Crowley decidía acabar con él?
¿Si este decidía asesinarlo?
Aziraphale no se dejaría. No estaba dispuesto a que esto ocurriera.
Estaba totalmente convencido de que debía salir de aquí. Debía encontrar como huir. Su salud estaba mejor, se había quedado solo por eso. Pero no estaba dispuesto a quedarse.
Crowley estaba más tranquilo.
Al menos, si así se le podía decir. Su celo ya no era tan intenso como anoche. Había aliviado parte de este masturbándose y embriagándose.
Sin embargo, no era muy efectivo como acostarse con alguien.
Pero Crowley no aliviaba su situación de este modo. No estaba dispuesto a traicionar la memoria de Asthoreth metiéndose con cualquier omega.
Y menos...con el asesino de ella. Que para colmo, era alfa. Aziraphale no era opción para esto.
Se culpaba. Tal vez...y solo tal vez...su extraño sueño se debía al trabajo. Y a que estaba obsesionado por arruinar la vida de Aziraphale. Le tomaría tiempo, pero era su oportunidad de darle una lección. Y eso incluía tener que hacer cosas que incluso, ahora, Crowley no estaba dispuesto a completar.
Aziraphale estaba atento. Había estado usando un cuchillo, con el mismo que preparaba sus alimentos. Y comenzaba a tratar de cortar la cadena de metal que lo tenía atado a la cabaña, literalmente.

ESTÁS LEYENDO
PECADO DE ALFA
RomantizmADAPTACIÓN DE LA NOVELA DE WINTERBAUM: INTO THE ROSE GARDEN *CON LIGERAS MODIFICACIONES, YA QUE TAMBIÉN SE USAN PERSONAJES PERTENECIENTES A NEIL GAIMAN Y TERRY PRATCHET, DEL LIBRO GOOD OMENS. En la Inglaterra victoriana, el destino entrelaza las vi...