Aziraphale despertaba abruptamente. Como si un interruptor atacara su calma. El dolor punzante de su abdomen dolía como el infierno mismo. Un dolor terrible que lo paralizaba por completo, y que le arrancó un gemido de dolor que intentaba mitigar no moviéndose demasiado. Su cuerpo se sentía maltratado, recordándole el esfuerzo que había hecho por traer a su bebé a este mundo, y cualquier intento por moverse era inútil, porque ahora el dolor lo obligaba a postrarse en esa cama, atrapado sin más bajo las cálidas sábanas.
Estaba abrumado por el dolor, pero el esfuerzo de haber dado a luz había sido más de lo que él imaginaba. Pero la habitación, sin embargo, estaba en paz. Estaba acostado en una cama cómoda, pero con un dolor que lo paralizaba.
Que gran plan...
Aziraphale logró escuchar el ruido de su pequeño. El bebé lloraba.
—Mi bebé...— Podía reconocer el llanto del cachorro lejano, así como el de su hija. Per estaba postrado en esta cama, con un dolor que no lo dejaba moverse en lo más mínimo.
Y no podía levantarse. Hacerlo, lo llevaría a una oleada terrible de dolor y sufrimiento que no podría soportar. Cada músculo se sentia desgarrado. Solo le quedó estar en cama, frustrado de no poder ir a ver a su hijo.
Su llanto se hizo presente. La impotencia de no poder ser de ayuda para su hijo, lo hacía sentirse inútil. Ahora estaba atrapado en su propia fragilidad como omega, en su propio infierno.
Y la puerta se abrió, con el alfa encontrándose al rubio llorando. Este tomó una silla y se sentó a un lado de la cama.
—Eres un idiota — Dijo sin remordimiento. En cambio, esto lo dijo debido a la molestia que le generaba la forma de actuar de Aziraphale en el parto.
— Es bueno escuchar...que el bebé esta bien... — Dijo el omega tratando de controlarse.
El alfa suspiró. Todo lo ocurrido había sido por terquedad del omega.
—Pudiste morir...y pudiste matar al niño contigo — Le reclamaba. No entendía el actuar del omega. A menos...que este omega estuviera enterado de la situación.
—Es niño...bien...al menos ya me dices qué fue lo que salió de mí. Un niño...— Sonrió ante esto ignorando lo que el alfa había dicho.
—Eres terco e idiota.
—No iba a dejar que me cortara. Eso...me mataría...
—¿Eres médico acaso?
El rubio miro con molestia al alfa.
—¿Eres una mierda lo sabías? Me sometiste a todo esto... Y ahora que tengo a mis bebés...¿Te preocupa?...¿Sabías que el médico planeaba dejarme morir y salvar al bebé?— El omega estaba dispuesto a discutir con el alfa. No le tenía miedo.
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PECADO DE ALFA
أدب الهواةADAPTACIÓN DE LA NOVELA DE WINTERBAUM: INTO THE ROSE GARDEN *CON LIGERAS MODIFICACIONES, YA QUE TAMBIÉN SE USAN PERSONAJES PERTENECIENTES A NEIL GAIMAN Y TERRY PRATCHET, DEL LIBRO GOOD OMENS. En la Inglaterra victoriana, el destino entrelaza las vi...