8. Penitencia

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Los días seguían igual. 

Llegó el día en que el doctor lo visitaba. 

Aziraphale estaba en cama, descansando. Había estado despierto toda la noche, tratando de ver si podía ver a Anthonny en algún momento. 

En verdad deseaba verlo. Pero nada. Quizás los empleados si tenían razón al decirle esto. 

La puerta fue tocada. Aziraphale se extraño por esto, ya que todos entraban cuando querían a la cabaña.

La abrió lentamente. Era el médico y un ayudante. Un joven castaño. 

No entendia porque venía un ayudante ahora...

-Buenos días doctor...

-Buenos días señor Fell. ¿Nos permite entrar?

Aziraphale le dio paso a ambos. 

-Le presento. Es mi ayudante y mi hijo, Jon. Solo se quedara a observar. Está estudiando medicina. 

-Bien...


Aziraphale esperó indicaciones. El doctor le hizo preguntas habituales, el rubio contestó y el hijo anotaba las respuestas. Ahora llegaba la parte de la revisión.


De nuevo, se sentía incomodo. Pero había mejoría.

-Está perfecto. Esta mejorando. Unas 2 semanas más y usted podrá estar libre de sus incomodidades. Aunque igual debo recordarle que debe alimentarse bien. Debe aumentar un poco de peso. 

Para el médico, era vital esto. 

-Ordenare que le den un poco mas de comida. Debe alimentarse. Así estará mejor de salud

-¿Así que usted es quien les ordena que me den de comer?...Algo debe estar pasando para que Anthonny le delegue esta responsabilidad a un doctor

Sonaba arrogante. Como si despreciara el trabajo de este. El médico no dijo nada, pero sonreía. Este alfa arrogante no sabía lo que esperaba.

-Bueno... me retiro. Es todo. 

Ambos salieron, dejando al alfa solo. 




Y ya fuera, el médico pudo expresar lo que realmente sentía. 

-Estúpido alfa - Le había molestado ese comentario. Degradándolo. Creyéndose la gran cosa cuando esto ya no era así. 

Pero el hijo pudo notarlo.

-¿Crees que el es apto para probar el medicamento? 

Su padre sonrió. 

-Ese idiota pagará. Es seguro. Debo ajustar unas dosis más pero necesito probarlo. Y jamás te expondría. Necesitamos saber como reaccionará él. Y después, podrás tomar el medicamento. No quisiera que pasaras peligros por culpa de tu casta. 

El chico asintió. Su padre era un beta, y él, un omega. Así que necesitaba revertir su condición porque recibía ataques constantes. Incluso, el peligro de ser traficado...igual que su madre. 

-Maldigo ser un omega. Pero si esto funciona, ya no pasaremos por esto nunca más. Y buscaremos a mamá con el dinero. 

El médico asintió ante esto. Realmente, quería encontrar a su esposa. Y el adelanto que Crowley le había dado, ya estaba dando sus frutos. Buscaba a su esposa por todo el país. La extrañaba. 

PECADO DE ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora