7. Adaptarse

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No había pasado mucho tiempo. 

Llevaba una semana viviendo en esta pequeña cabaña. La ventana daba vista a un agradable campo detrás de lo que era su propiedad. Y el sol en los atardeceres era agradable. Pero también se podía notar la soledad. No podía oír mucho a las personas, los sirvientes. Y había un muro de arbusto cubriendo la parte trasera, por lo que esto ocultaba este lugar a los visitantes. 

Una semana...y contando. Vivía bien, y tenía lo que necesitaba. Esto le daba la posibilidad de aprender a realizar las labores. Barría, limpiaba, lavaba trastos, y poco a poco, mejoraba al cocinar. Pero aún faltaba para eso. 

Le habían dado 3 mudas de ropa. Y aunque le había costado, las había lavado y colgado al sol. Pero aún así, veía en qué podía mejorar. La cabaña había sido construida muy rápidamente, por lo que las paredes eran de ladrillo visible y en las noches se podía sentir el aire colándose por la puerta y huevos de la cabaña.


Sin embargo, no estaba desanimado. 


Solo deseaba poder ver a Anthonny. Poder hablar con él...


Añoraba ver la cabellera roja de este, acompañado de su piel bronceada. Y esos trajes oscuros que portaba. A pesar de que esto fuera contradictorio, Aziraphale admitía que el color negro le quedaba bastante bien. Pero era por el luto que este cargaba por Asthoreth. 


Antes, lo recordaba con trajes grises, y en las fiestas que Aziraphale organizaba, lo veía con trajes blancos que contrastaban con el color de su cabello y sus ojos....a pesar de usar esos lentes...Crowley los dejaba de lado cuando estaba con Asthoreth. 


Recordaba esa sonrisa...

Esa felicidad en el rostro de Anthonny. 


Simplemente, maravilloso ante los ojos de Aziraphale. 


Y es por esto que deseaba verlo. Ver a Anthonny aunque este solo viniera para recordarle su crimen y decirle cuanto lo odiaba. Aziraphale realmente lo extrañaba.

Estos días sin Crowley lo ponían ansioso. Ansioso de verlo. 

Pero en todo el día, ningún rastro del alfa. 







Crowley mantenía una reunión importante. Un par de negocios que verificaba y que iría a revisar tan pronto como pudiera. 

Su semana estaría llena de visitas, de idas al banco y de mantener los impuestos al día. 

Necesitaba personal a su cargo. Y estaba reacio a que alguien más llevara a cabo sus tareas. Al menos, esto lo distraían del problema que tenía en su patio trasero. 

No deseaba verlo. Y así seguiría pasando la semana. Se había resistido a hablar con él. Y a visitarlo. Incluso pensar en él. 

No entendía porqué sentia la necesidad de verlo. 


Pero el cansancio lo llevaba directo a la cama. Soñando, y en su mente, por muy lamentable que fuera, solo recordaba a Asthoreth. Imaginaba su vida. Su hijo. Todo. 

PECADO DE ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora