PECADO DE ALFA

23. Vulnerabilidad.

Aziraphale y Crowley habían alcanzado una difícil y complicada paz en los días recientes. Aunque...el ambiente seguía siendo difícil para ambos. 

Aziraphale se arrepentía, muy en el fondo, de haberle ocasionado daño a Anthonny. Pero era tarde para eso. Demasiado tarde. Y ahora, el pelirrojo había culminado su venganza en esto. El embarazo avanzaba, y todo parecía ir bien para los dos. 

El instinto omega de Aziraphale lo forzaba a quedarse cerca de las prendas de Crowley por más tiempo, por lo cual, no fue extraño que de un momento a otro el omega las utilizara puestas. La mayoría eran camisas del alfa y este procuraba ir a visitarlo una que otra noche para evitar que el omega se inquietara.

Pero por otro lado, ambos seguían con su resentimiento. Muy en el fondo...

No existía un punto intermedio. 

Crowley daba por hecho que su cercanía al omega era por el embarazo. Y después de eso...no volvería a tenerlo cerca. 

Y Aziraphale, estaba profundamente arrepentido, la culpabilidad le pesaba, pero poco a poco, el sabía que su orgullo debía disminuir. Este embarazo, el trato que el alfa le estaba priorizando...le daban la imagen de un hombre distinto. De un alfa que cambió por el pequeño que cargaba en su vientre. Y no quería perder a este hombre.

5 meses de embarazo

El alfa seguía trabajando. 

Habían tantas cosas...realmente no le daba tiempo para volver con Aziraphale. Entre cenas y tratos, este estaba bastante ocupado. Sin olvidarse, de que lo invitaban de manera constante a celebraciones por motivo de las fechas. Por lo que casi ya no se encontraba en casa. 

Y el omega. por su parte, estaba en su habitación. La temporada invernal ya se hacía presente poco a poco. Estaba solo esperando que su bebé naciera pronto. En que su bebé...hiciera la diferencia.

Acariciaba su vientre. Tenía esperanzas en su hijo. 

Anthonny llegaba muy tarde a casa. 

Había bebido una o dos copas, no más que eso. Además, que la gente comenzaba a crear rumores sobre él. Sobre su probable relación con algún omega en especial. 

El alfa había descuidado su ropa. La que él le daba al omega para aliviarse, era a veces la misma que el usaba para salir. Y en este caso...la que él tenía puesta, tenía bastantes feromonas del omega. Cosa que no pasó desapercibida para los invitados, especialmente, omegas solteras en busca de un buen hombre. 

Al entrar a la mansión, esperaba que todo estuviera a oscuras. Pero notaba la habitación de Aziraphale con la luz encendida. Se acercó para ver qué ocurría. 

Lo vio sentado. Este usaba una ligera bata de seda. Dejaba ver su cuerpo...su suave piel blanca, y las feromonas de este rodeaban todo el lugar...

—¿Aziraphale?... ¿Pasa algo? — Hablaba suave, pero no había medido el timbre de su voz. El omega se volteó. Estaba sonrojado.