11. Salida

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Aziraphale comía. Cada día. 


Eran comidas bien preparadas. Y como ya era común, el podía pedir lo que quería comer, y se lo preparaban. 

Aunque le aprecia extraño el hecho de que Crowley no se presentara de nuevo. El estaba un tanto nervioso. Habia pasado una semana más, y simplemente esperaba más de este. Que al menos...explicara qué le habia ocurrido al presentarse así, ante él aquella noche. Aziraphale no podía borrar eso de su mente. El simple hecho de poder ver a Crowley así, reaccionando de ese modo...

No. No podía engañarse. 

Debía concentrarse en lo que era vital ahora. Escapar. Escapar de Anthonny y huir lejos de aquí.  No podía permitir que Anthonny pudiera materializar su odio en acciones que lo lastimaran. 

Estaba a oscuras. Y la mayoría de los sirvientes ya estaban durmiendo. Pero él, él seguía usando ese cuchillo, intentando que la cadena se desgastara. Pero faltaba demasiado para eso. Se había enfocado en destruir la unión de la cadena en una de las paredes de la cabaña. Era mas sencillo que intentar romperla desde la que estaba atada a su tobillo. 

Podría lograrlo. Solo debía enfocarse. Concentrarse y seguir con la misma fuerza. 




Pero entonces, sin saberlo, Aziraphale comenzaba a experimentar cambios. Muy dentro de él. 



—Debo salir... — Decía mientras seguía aferrado a cortar. Se sentia algo incómodo. No tenía mucho, pero desde la noche anterior, su vientre comenzaba a doler. Eran dolores ocasionales. Y las visitas del doctor incrementaron también. 

Preguntas que de hecho, eran inútiles, viendo que su salud ya había mejorado. Pero quizás esto era otra treta de Crowley por mantenerlo aquí. Encerrado. Haciéndole creer que se preocupaba. Para después...seguro hacer algo terrible en su contra. 

—Seguro querrás matarme....no voy a permitirlo — Se hablaba a sí mismo mientras estos pensamientos lo aturdían — Voy a salir de aquí, sano y salvo. Y lejos de aquí. No voy a dejarme humillar. No de nuevo.

El alfa se detuvo un momento. Estaba cansado. Agotado. Y se recostó en el suelo un momento. Estaba agitado por esto. Sus manos dolían por la fuerza que empleaba, pero que no parecía hacer nada. 






Asthoreth estaba con Crowley. 

Y Aziraphale se encontraba de pie junto a una mesa, con su copa de vino casi vacía. Solo observaba a los demás, en conversaciones que eran un sinsentido. Incluso él siendo partícipe, sabía que esto no era más que para impresionar que para disfrutar en sí. 

Y con ello, tambien observaba a esa pareja en particular. Lo que había pasado anteriormente, ese comentario de Crowley, sobre su fortuna, le había molestado. El alfa pelirrojo era una novedad. Las personas se le acercaban, y más por el hecho de que todos esperaban la noticia de su casamiento. Al rubio le enfermaba eso. Esta era su fiesta. Él debía ser la atención ahora. Pero no. Solo tenía que dejar que todo fluyera. Que en algún momento todo saliera mal para ambos. Y poder acercarse al alfa, aún sin saber si este lo aceptaría. 

PECADO DE ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora