21. Aceptación

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El alfa lo había encontrado llorando, sentado en la cama.

Pudo notar el gesto de este con las manos en su vientre.

Ambos se miraron a los ojos.

Anthonny iba a hablar con él. Estaba decidido. Pero verlo de ese modo....hizo que se detuviera.

Mantuvo una distancia prudente.

—Veo que ya te han instalado aquí.

Aziraphale tenía miedo. De solo recordar lo ocurrido...

—Asi es...que planeas... — El omega no estaba dispuesto a someterse. Se levantó a pesar de tener los ojos llenos de lágrimas.

—Ambos sabemos que es, Aziraphale.

El omega se tensó. Su mirada estaba llena de resignación. No podía ocultarlo más.

—Estoy...embarazado...de tu maldito hijo — Su voz temblaba.

Oír al peliblanco hablar de este modo...Anthonny no podía desquitarse con él. Aunque quisiera. Pero a la vez, esta noticia golpeaba más simplemente por el hecho de que Aziraphale se lo decía.

—Esto...no debió pasar...no así...— Crowley murmuraba para sí mismo más que para Aziraphale.

Y el alfa intentaba tocar el vientre de este, provocando que el omega retrocediera.

El alfa apretó los puños...tratando de controlarse. Suspiró, para después dirigir su mirada a Aziraphale.

—No te faltará nada. Ten eso por seguro.

El alfa iba a irse.

—Crowley

El omega quería hablar. Quería decirle algo más... Se giró hacia Aziraphale.

—No esperes a que me arrodille ante ti y te agradezca...porque nunca pasará.

Las lágrimas en los ojos del omega no se hicieron esperar. Estaba demasiado enojado. Molesto. Pero no podía hacer nada.

Porque parte de él también se debatía entre cuidar de este bebé, y la otra, en no tenerlo.

Por mucho que quisiera olvidarlo, Anthonny seguía siendo importante para Aziraphale. Así que este niño, tenía una carga emocional importante para el rubio. Pero por otro lado...había sido algo forzado. No deseado.

Pero para Crowley, este también estaba entre la espada y la pared. Debía afrontar las consecuencias y era algo que no quería hacer.

—No hables...Aziraphale. Y tampoco te confundas. No pretendo que te arrodilles...solo que pagues por tu crimen. Nunca podré olvidarlo. Nunca lo haré.

El alfa habló con firmeza, dejando al omega solo en la habitación.

Aziraphale, por su parte, sentía su destino más ligado al alfa. No podía visualizar un escape ahora. Solo le quedaba aceptar lo que viniera, y después, encontrar un modo de salir de esto.










Cada día que pasaba, Aziraphale estaba siendo más consciente de la clase de relación que iban a llevar los dos.

PECADO DE ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora