💜MAPI LEÓN💜

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N/A: Buenas!!! Volví, soy consciente de que os debo un especial de Mapi, ya que la semana pasada no os lo subí, pido perdón, es que me fue imposible subirlo, pero bueno aquí os traigo el de esta semana que espero que os guste. ¿Queréis segunda parte para saber que pasará entre Abril y Mapi? Os leo en comentario como siempre, besos!!!!



Hoy había quedado con unas creadoras de contenido para grabar algunos videos y ayudarlas así a conseguir seguidores y ese tipo de cosas. Así que ahora mismo estoy yendo al hotel donde se alojan, ya que no son de Barcelona, si mal no recuerdo son andaluzas.

Cuando llego a la habitación del hotel, ya lo tienen todo preparado así que no tardamos mucho en ponernos a grabar. Para cuando quiero darme cuenta, ya han pasado más de tres horas desde que llegué, así que aunque nos lo hemos pasado genial, me despido de las chicas y me dirijo al ascensor.

Pulso el botón para que llegue hasta mi planta y, cuando abre sus puertas, veo a una chica mas o menos de mi edad ya dentro. Es algo más bajita que yo, pero sus penetrantes ojos verdes llaman poderosamente mi atención, además su larga melena negra hacen que estos resalten aún más.

La saludo amablemente, pero ella me devuelve el gesto nerviosa, como si algo no estuviera yendo como es debido.

- ¿Todo bien? – pregunto probablemente pasándome de curiosa, aunque con una sonrisa en la cara para tratar de tranquilizarla.

- Sí, sí, es solo que no soy muy amiga de los ascensores, me dan algo de miedo- confiesa a media voz.

Y justo cuando termina de hablar, el destino, caprichoso, hace que el ascensor se pare en seco con nosotras dentro. El cubículo se mueve un poco, y puedo ver como a mi acompañante se queda totalmente pálida, mientras que su nerviosismo va en aumento.

- No por favor, esto no puede estar pasando, dime que no es verdad- pide a nadie en concreto.

Noto como con cada palabra que dice la voz le tiembla más y más. Está a punto de entrar en pánico.

- Ey, tranquila, no estás sola, estoy aquí contigo y te prometo que en menos de lo que piensas vamos a estar fuera ¿vale? – digo mientras me acerco a ella, que parece un animalito herido, para tomar sus manos entre las mías, ya que no para de moverlas.

- Te va a sonar raro pero... ¿puedes darme un abrazo? – me pregunta temblando de miedo.

Odio ver a la gente sufrir, así que no lo dudo ni medio segundo y la envuelvo entre mis brazos, intentando calmarla un poco.

- ¿Cómo te llamas? – pregunto intentando hacerla pensar en otra cosa.

- Abril...me llamo Abril, ¿y tú? – las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos verdes y algo en mi se rompe al verla así.

- Yo me llamo María, aunque todo el mundo me llama Mapi.

- ¿Mapi? Me suena de algo, pero no saco de donde- confiesa aún entre mis brazos.

- Abril, te voy a soltar ¿vale? Tenemos que dar al botón de emergencias para que vengan a sacarnos.

- Está bien, tienes razón- dice comenzando a separarse de mí, pero justo en ese momento el ascensor vuelve a sacudirse ligeramente y ella vuelve a agarrarse a mí, por suerte ya había pulsado el botón de emergencias así que vuelvo a abrazarla.

A los pocos segundos uno de los operarios nos habla por el interlocutor y nos dice que, debido a un atasco en el centro, los bomberos tardaran en llegar al menos una hora y media, pero que en teoría no corremos peligro. Han hablado con los responsables del hotel y ya están al tanto de nuestra situación, pero al parecer el ascensor se ha quedado entre dos pisos y no pueden sacarnos ellos mismos.

En cuanto el operario corta la comunicación con nosotras Abril empieza a hiperventilar, le está dando un ataque de ansiedad, y yo nunca he lidiado con uno, ósea a mi me han dado ataques de ansiedad pero nunca me ha tocado ayudar a alguien durante uno de estos.

- Abril, sigo aquí ¿sí? La ayuda está en camino pero tenemos que seguir aquí un rato más, tenemos que intentar tranquilizarnos.

- No puedo... no puedo respirar- dice estirando del cuello de su jersey tratando de buscar algo de aire mientras desliza su cuerpo por la pared del ascensor hasta quedar sentada en el suelo.

Yo me arrodillo delante de ella, pues no quiero invadir su espacio personal pero tampoco quiero que se sienta sola en una situación tan delicada.

- Quiero ayudarte ¿vale? – digo poniendo las manos en sus rodillas- Quiero que te concentres en mi voz, y que cuando puedas vayas contestando mis preguntas.

- Va... va... vale.

- ¿Qué cuatro cosas metes en tu bolso sí o sí antes de salir de casa? – pregunto sentándome frente a ella, sin levantar mis manos de sus rodillas, para que sienta que sigo ahí aunque haya cerrado los ojos y ya no me esté mirando.

- El móvil... las llaves de casa- la voz le tiembla mientras va hablando- las llaves del coche... y las gafas de sol.

- Muy bien Abril, lo estás haciendo genial, ahora quiero que me digas tres cosas que puedas ver en este momento.

Al escucharme, vuelve a abrir los ojos y pasea la mirada por el pequeño espacio en el que estamos.

- El espejo- dice después de un par de minutos- tu bolso y.... y.... y mi abrigo.

- Perfecto, ahora dime dos cosas que estés oyendo en este momento.

- Tú voz y.... el sonido de las notificaciones que te van llegando.

Abril ya parece bastante más calmada, su respiración es casi normal, y me siento orgullosa de ella y de mí por como estamos afrontando esta situación.

- Una última pregunta, ¿qué te relaja en este momento?

- Tú- confiesa muy bajito cuando ya está tranquila y respirando con normalidad.

Yo sonrío sin poder evitarlo, y, para que negarlo, también me pongo roja. La chica que tengo frente a mí es guapísima, eso es indudable, y ahora que ya no está teniendo un ataque de ansiedad.... se podría decir que me está poniendo un poco nerviosa, pero en el buen sentido. Siento el impulso de querer saber más de ella, no sé por qué, pero es como una fuerza magnética que me arrastra hasta ella, como si fuera dos imanes.

- ¿Estás mejor? – pregunto luego de unos minutos.

- Sí, muchas gracias, aunque me encantaría que nos sacasen de aquí cuanto antes- dice rehaciéndose su coleta que había quedado hecha un cuadro.

- ¿Qué te parece si matamos el tiempo jugando a algo? – propongo deseosa de saber más acerca de ella.

- ¿Y a qué quieres jugar? – pregunta imitando mi tono.

- Podemos jugar a las veinte preguntas, se trata de ir haciéndonos preguntas la una a la otra para conocernos mejor.

Abril parece motivada con el juego así que empezamos a hacernos preguntas, al principio empezamos con las más típicas: color favorito, serie de la infancia, aficiones.... Pero al final terminamos haciéndonos preguntas graciosas y para cuando llegan los bomberos estamos riendo a carcajadas, una estampa bastante diferente a la de hace un rato.

- Oye- digo cuando estamos saliendo por la recepción del hotel- ¿te apetece que nos vayamos a tomar algo por ahí algún día de estos?

Estoy más que nerviosa por su respuesta, sobre todo cuando veo como abre su bolso y empieza a rebuscar entre sus cosas. De pronto saca un papelito y un boli para, después de escribir algo, dármelo y salir casi corriendo calle abajo.

Atónita desdoblo el papel que me ha dado para encontrarme con su número de teléfono y una invitación a que la llame. Definitivamente, esto no ha quedado aquí. 

ONE SHOTS- FUTBOL FEMENINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora