MAPI LEÓN

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No me puedo creer que de verdad hayamos ganado nuestra segunda Champions, sobre todo después de como empezó el partido, en cuanto el conjunto alemán marcó los dos primeros tantos un montón de fantasmas del pasado empezaron a intentar jugar con mi cabeza, pero ya no éramos las mismas de la última vez, habíamos trabajado mucho tanto física como mentalmente para llegar hasta aquí, y solo teníamos una meta: ganar. Nos lo debíamos a nosotras pero, sobre todo, se lo debíamos a nuestra afición, que nos ha apoyado incondicionalmente y nos ha ayudado a estar hoy aquí, llevándonos la copa para casa.

El vestuario era un auténtico desmadre, todas estábamos como pollos sin cabeza celebrando, cantando y bailando. En el avión la cosa no se calmó en absoluto, estuvimos todo el viaje dejándonos la garganta cantando a pleno pulmón cada canción que ponía nuestra Dj de confianza que resulta que también había sido la MVP del partido, y gracias a quién estábamos celebrando nuestra segunda victoria europea. Aunque seguro que por Twitter seguirían hablando de la teoría del dos.

Ninguna estábamos pensando en nada que no fuer fiesta, así que según aterrizamos en Barcelona fuimos cada una a nuestras casas, nos cambiamos rápido de ropa poniéndonos los outfits de fiesta y nos fuimos a un local que alguien, no sé quien pero probablemente Alexia, se había encargado de reservar para nosotras.

La cosa estaba animada desde el principio, acabamos de conseguir aquello por lo que tanto tiempo habíamos luchado y no pensábamos más que en disfrutar el momento. Enseguida empezaron a rular las copas y el buen rollo que teníamos era impresionante. A nadie parecía importarle lo que teníamos que hacer mañana, ni la posible resaca que seguro amanecería con nosotras.

Todas estábamos desatadas en la pista de baile, pero yo no podía quitar mis ojos de mi noruega favorita, esa a la que me enfrenté cuando todavía ella estaba con el conjunto alemán que hoy acabamos de vencer y, con quién ahora disfruto de todos y cada uno los días de mi vida. No sé que habré hecho en otra vida para merecer que ella me quiera pero definitivamente tuvo que ser algo muy bueno.

Me acerco a Ingrid, que baila junto con Rolfo y Alexia, sí sí, hasta nuestra capitana lo está dando todo al ritmo de la música, y es que no es para menos, para ella esto significaba más que para ninguna de nosotras, después de volver de la lesión necesitaba este chute de energía para reafirmarse en si misma.

En cuanto la princess me nota detrás de ella se gira, dejando de lado a sus amigas, y se pone a bailar conmigo, aunque con las copas que llevo encima no creo que mis movimientos sean los mas coordinados. Ingrid junta más nuestros cuerpos, dejándome sentir su piel contra la mía, robándome la respiración con cada uno de sus movimientos. Joder, es una puta diosa sin siquiera pretenderlo.

Las pegatinas que nos habían dado según llegamos decoraban todo su cuerpo, al igual que el mío, y yo solo podía pensar en quitar todas y cada una de ellas con mi boca. Sobre todo las que adornaban su cuello y el valle de sus pechos.

- ¿En qué piensas María? – pregunta sobre mi boca, casi rozando mis labios.

Madre mía, la forma en la que dice mi nombre altera todas las células de mis organismo, y ella es consciente del efecto que tiene en mí. Una palabra suya y ya estoy a sus pies. Al final va a ser cierto eso que dicen las chicas de que la noruega ha conseguido domar al león.

- En que cuando lleguemos a casa vamos a celebrar tu y yo como Dios manda- digo lanzándome a sus labios deleitándome en su sabor.

Por unos cuantos minutos nos perdemos la una en la otra sin importarnos nada de lo que nos rodea, no es hasta que una Claudia muy borracha se nos acerca que nos separamos.

- Sois la pareja más adorable del mundo- dice alargando de más las silabas por culpa del alcohol.

- Tú también podrías estar así con alguien si ninguna de las dos fuerais tan cobardes- digo yo ganándome un codazo de Ingrid- ¿Qué? Es verdad, solo hace falta ver a Patri, no te quita el ojo de encima- digo señalando con la cabeza a la MVP de hoy.

Claudia desaparece sin siquiera darnos cuentas y yo me vuelvo a girar hacia mi chica.

- ¿En dónde nos habíamos quedado? – pregunto acercándome de nuevo a los labios de la morena.

Pero de nuevo somos interrumpidas, esta vez por nuestra capitana.

- ¡Chicas! Veniros que nos vamos a sacar fotos.

Ingrid enseguida sale corriendo hacia ella y a mí no me queda más remedio que seguirle, tiene como una especie de imán que no me deja estar alejada de ella. A veces pienso que me hizo alguna clase de hechizo o amarre.

Nos sacamos las fotos y luego seguimos con la fiesta hasta bien entrada la madrugada, cuando decimos que es momento de irnos a casa casi ninguna nos mantenemos en pie. Pero hemos disfrutado de lo lindo, y ha sido un festejo más que merecido.

En el taxi de camino al apartamento que comparto con la noruega mis manos parecen cobrar vida propia, acariciando el muslo de mi novia, ascendiendo cada vez más y más. Aún con lo perjudicada que voy, puedo notar como su respiración se vuelve errática y sus mejillas se tornan bermellón.

Nos bajamos del taxi después de pagarle el conductor y, en tiempo récord estamos en nuestra habitación dejando un reguero de ropa a nuestro alrededor. Nos perdemos entre las suaves sábanas disfrutando del placer y la lujuria que llevábamos toda la noche conteniendo, celebramos nuestro logro poniéndole un broche de oro a esta noche que siempre quedará marcada en nosotras.

Esa misma mañana, bueno medio día, cuando nos despertamos, aún seguimos un poco borrachas, pero teníamos que comer algo antes de empezar a arreglarnos con la ropa que nos había mandado el club ya que esta misma tarde iríamos a entregar la copa a nuestra afición en el ayuntamiento de Barcelona.

- Quiero que me tatúes.

- ¿Qué dices princess? – pregunto la mar de confusa.

- Pues eso, que quiero que me tatúes.

- Eso lo dice ahora porque todavía vas medio pedo, cuando estes sobria hablamos amor.

- Está bien, pero te aviso que yo ya lo he decidido, y si no me lo haces tú ya me buscaré a otra- dice adelantándose hasta llegar a mi coche en el garaje.

Avanzo a paso rápido hasta ella, aunque no abro el coche, en su lugar pego mi cuerpo al suyo acorralándola contra la puerta, dejando mi rostro a escasos milímetros del suyo.

- ¿A qué otra vas a buscar tu eh? – digo siguiéndole la broma.

- A una que no le de miedo hacerle un tatuaje a su novia.

- ¿Miedo? Yo no tengo miedo

- Mhm, lo que tu digas cariño- dice antes de besarme robándose todo el aire de mis pulmones.

- Ingrid- digo al separarme de ella- si seguimos así no vamos a llegar.

- Tienes razón, no quiero despertar la furia de Alexia- dice riéndose mientras se monta al coche. 





N/A: historia cortita por ser la primera pero espero que os guste. Os leo en comentarios!! Besos.

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ONE SHOTS- FUTBOL FEMENINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora