37 - Fiestita rara.

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La pareja se encontraba en la calle, eran apenas las nueve de la noche y caminaban hacia donde seria la fiesta que organizó Fernanda junto a Abril. No estaban super emocionados por hacer presencia, pero no les incomodaba tampoco aparecerse.

Estaban tomándose de las manos, hasta que el pelinegro sintió como el castaño se separaba de él para mantenerse en una parte del camino.

- ¿Que haces?

-Acaricio al perrito, mira.- Susurró, arrodillado frente a un perro.

-No lo toques, está todo mugroso.

-No es callejero, tiene una plaquita con su nombre, ¿"Kumkims"?- El más bajo no pudo evitar reír.

-Que nombre...

Dejaron atrás al perrito, continuando su camino.

...

Se mantenían estáticos al frente de la quinta, se veían las luces fuertes cambiar y se escuchaban la música sonar con intensidad. Tenían cierta inseguridad, pero nadie que no conocieran iba a estar ahí. El primero en dar un peso hacia delante fue el castaño, llamando a su amiga.

- ¡Chicos! Dale, entren.- Gritó Fernanda, haciendo que pasen.

El lugar estaba bastante lleno, no habían exagerado para nada el número de personas que habrían en el lugar. Rápidamente fueron hacia la mesa que tenía comida y bebidas, algunas de ellas alcohólicas...

El pelinegro ya había tomado unos vasos para él y su pareja, pero rápidamente vió como no se encontraba a la misma distancia que hace unos segundos. Trató de buscarlo con la mirada, hasta que finalmente lo vió.

-...Y bueno, ¿Tu tienes pareja? Te ves muy-

-Acá estás, no te veía... ¿Y quien es esta rarita?

Interrumpió la "conversación" de su pareja y una chica, al parecer tratando de coquetear con él, queriendo separarlos velozmente y si era posible, en ese mismo momento.

-Ah, Angela, me estaba hablando recién, ¿Vamos?- Respondió cortante y queriendo escapar de la cercanía de ella.

-Pero...

La dejaron atrás, haciendo que se trague sus propias palabras y quede inmóvil de la sorpresa. La pareja se alejó hasta un pasillo algo deshabitado y silencioso, tomando sus bebidas.

No dijeron mucho, pero si parecían hablar bastante con sus miradas. Se tomaron de las manos con intensidad e ignoraron el ambiente de fiesta alrededor.

-Esto es algo...

-Raro, si... Bueno, eh, ¿Quieres... Hacer algo?

La tensión que había entre ambos subía, era reconfortante pero extrema, los hacía sentir ciertamente presionados, como si el aire los empujara uno más cerca del otro abrasivamente.

Apenas terminaron de tomar sus bebidas, se acercaron hasta chocar sus labios y formar un intenso y apresurado beso. Cada paso era hacia atrás, yendo al fondo del pasillo hasta que esté completamente deshabitado por más gente alrededor.

Sus manos se entrelazaban mientras el momento apasionado entre ellos seguía, exploraban la boca del otro con la misma de ellos, acercándose con desesperación para profundizar su beso.

La mano del castaño viajaba por el torso de su pareja, tocaba con delicadeza y preguntaba entre medio del beso si podía, siendo siempre la respuesta positiva. Acariciaba con cuidado, recorriendo y disfrutando con lentitud y seguridad.

El pelinegro dejaba salir sonidos armónicos de placer por sus labios entre los besos, sentía su cuerpo estremecerse y como un escalofrío recorría su columna. El sentimiento era fuerte, pero se detuvo.

Escucharon como la luz del lugar se cortaba, haciendo que todo se vuelva completamente oscuro.

- ¡No se preocupen! ¡Todo está bien!

La música seguía por el celular y parlantes de Abril, pero era raro ya que no había ninguna forma de ver a otras personas si no usaban las linternas de su celular. El pelinegro sintió cierto miedo, capaz de ocultarlo por suerte.

El tiempo siguió pero eso había roto rotundamente su momento especial. Siguieron ambos en la fiesta, comiendo y bebiendo bebidas que agradecían no fueran alcohólicas. El pelinegro no sabía cuando, pero se había separado hasta encontrar a cierto chico que no quería ver.

- ¡Eh! Miguel, ¿Que haces acá?- Dijo confiado Gonzalo, su ahora ex-amigo.

-No te importa, estúpido.

-Lamento lo de Martín, no fue su intención ser un desubicado, solo...

-Cállate.

Se fue de inmediato de ahí, buscando un consuelo de su pareja al llegar hasta su dirección. El castaño lo abrazó sin pensarlo, preguntando si estaba bien o necesitaba algo.

-Vayamos a casa, por favor...

。⁠*゚⁠+*⁠.⁠✧

[BEBÉS, LAMENTO TANTO, TANTO, TANTO QUE LOS HAYA DEJADO TANTO TIEMPO. Estoy con la estabilidad mental por el suelo, tengo un internet de mierda últimamente, y estoy ocupada generalmente, además de que el fanfic está cerca de terminar chiquis... D:]

[Ah, y prepárense]

¿Estarás cerca de mí? [Papulince x Panafresco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora