33 - Raritos.

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Después de que el castaño pudo recuperarse de la fiebre que tenía antes, la pareja fue a clases como siempre. Ya faltaba menos todavía para terminar todo, siendo que solo debían sufrir unos exámenes y rezar para tener la nota mínima.

Todos sabían ya del noviazgo de Luis y Miguel, aunque no se haya confirmado por palabras. Los chicos estaban tomados de la mano, mientras el pelinegro apoyaba su cabeza en el hombro de su chico, ignorando la clase que se basaba en peleas de roles de género.

–Vamos a desaprobar todos si no enseñan nada...

Abril se había sentado con otra chica por primera vez, y era Sofía. Era raro verlas juntas ya que eran polos opuestos, y era más raro todavía para Fernanda, que las veía estar juntas y hablar.

– ¿Que pasó? Cuando no fui no me dijiste nada interesante que haya pasado, ¿Se peleó Sofi con Fer o algo así?

–Nah, creo que Abril está convirtiéndose en una persona normal gracias a la croqueta.

Ambos ignoraron lo que pasaba en el resto de la clase, abrazándose con cariño.

...

Las clases finalizaron, y los chicos se encontraban yendo hacia su casa... solo que por otro camino. Querían comprar unas empanadas, así que fueron por el camino más prolongado hacia su casa para pasar por el local.

Ya volviendo, el más bajo se detuvo cuando vió su casa por unas cuadras más adelante, recordando el lugar.

– ¿Mi amor? ¿Todo bien?

El castaño llegó hasta donde su chico estaba, viendo como miraba hacia la casa. Tomó la mano de su pareja con fuerza, sintiendo como parecía sentir todo lo que había sentido anteriormente allí.

Recordaba los abusos, las quemaduras, cortes; Recordaba todas las veces que vomitó su comida y fue obligado a comer de vuelta, las veces que sintió su corazón dejar de latir por unos segundos. Fue preocupante su sentir, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por su pareja preocupada.

– ¿Miguel? ¿Que pasa?

Acariciaba su rostro cuidadosamente, dirigiendo su mirada hacia él. El pelinegro sonrió y agarró la mano de su chico.

–Nada, perdón, me perdí en mis pensamientos.

...

Ya en casa y después de comer las empanadas que compraron, se encontraban abrazados y casi dormidos en el sofá. El castaño apoyaba su rostro en el cuello de su pareja, abrazando su toso. El pelinegro se encontraba casi dormido, hasta que una notificación lo interrumpió.

oye

Perdón, enserio, nunca quise
ser así de molesta contigo, solo..

creí que era lo indicado, y no lo fue

Quiero que lo sepas, que antes me
hayas gustado fue enserio, porque
me gustaba mucho tu forma de ser
conmigo.. ni yo sé por qué jajaj

pero ahora sé que no debí pasarme
ni haber dicho todo lo que te dije,
no hay nada de malo en que te gusten
los hombres..

y ya se que no lo harías pero

podrías perdonarme??

Los mensajes pertenecían a esa chica, Abril, que atormentaba al más bajo cuando aparecía. No sabía si responder pero la mano del castaño arrebatar su teléfono interrumpió lo que hacía.

– ¿Abril?– Preguntó con molestia.

–Si.. no sé si dejarla en visto o responderle.– Susurró, notando que el castaño veía el mensaje y pensaba una respuesta.

–Tomá, bloquea su contacto o no sé, es muy jodida esa nena..

El pelinegro se sorprendió por la forma de hablar de su pareja, pareciendo hasta posesivo. No lo había visto nunca antes así, siendo que siempre lo vió como un chico amigable. Pero tampoco le disgustaba verlo de esa manera.

Sostuvo su rostro, viéndolo a los ojos con cierto brillo, cierta inspiración y cariño.

– ¿Estás celoso?

–No... simplemente no me gusta que le jodan a mi elfo precioso hermoso.– Sonrío, acercándose a él para besarlo en la frente.

El pelinegro sonrió, quitándose los anteojos negros que siempre llevaba, creyendo que ya no eran necesarios. El castaño lo vió con detenimiento, sorprendido por ver sus ojos sin moretones ni tantas ojeras.

– ¿Siempre tuviste esos ojos preciosos?

–Nunca me gustaron mis ojos, estoy lleno de ojeras..

–A mí me encantan.. me gustan su color, mi vida.

– ¿El de mis ojeras?

–El de tus ojos..

Se acercó a él, dándole un dulce beso en los labios. No recordaban cuántas veces se habían besado antes, pero comenzaban a hacerlo con más frecuencia, y eso a Miguel le atraía bastante. Dejó su celular de lado, y siguió besando a su pareja.

No había pasado mucho tiempo desde que sus labios se habían unido, en el que ya se encontraban cómodos en el sofá y el ruido de la puerta ser golpeada levemente los hizo separarse.

– ¿Tu mamá viene más temprano?

–No.. ¿¡Quien es!?– Preguntó a la distancia, sin obtener respuesta.

...

[Lo siento chiquillos por perder el ritmo del fic, últimamente estoy pasando por problemas personales, pero trataré de hacer al menos 1 o 2 capitulos por día ;v]

¿Estarás cerca de mí? [Papulince x Panafresco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora