¿Estarás cerca de mí? [Papulince x Panafresco]

22 - Dificultad.

Los días pasaban como si nada, comportándose como pareja a solas y fingiendo normalidad enfrente de la mayoría. Para ambos era difícil poder decirlo, demostrarlo siquiera, por el miedo y la inseguridad que daría si llegan a haber consecuencias negativas.

Las clases ya habían terminado, y el clima estaba bastante gris en ese momento. Luis se encontraba con Miguel y Fernanda, hablando de algunas tonterías.

-Voy a ir yendo a casa, ¿Venís o te espero en el camino?- Preguntó el pelinegro, algo ansioso por llegar a casa antes de que comience a llover.

-Ah, dale, ahí te alcanzo.- Sonrío su chico, mientras seguía hablando con la pelirroja.

Ambos hablaron un poco más hasta que la hermana pequeña de Fernanda la llamó, haciendo que deba irse y despedirse de su amigo. Luis se despidió igual, y fue directo hacía donde se encontraba yendo su pareja.

Tenía que cruzar la calle y doblar, cosa que ya Miguel había hecho ya que no se encontraba visible en ese punto. Mientras caminaba con cierta inseguridad al ver que no había casi nadie, se dió cuenta de que era así: casi nadie.

- ¿A dónde te pensas que estás yendo?- Una voz cercana hablaba con agresividad.

- ¿Ah?-

El castaño no pudo continuar hablando cuando cayó al suelo por un empujón de Martin, seguido de una patada en su estómago. Intentó defenderse, pero lo había tomado por sorpresa y ya no había mucho arreglo que hacer.

El chico le daba patadas continuamente, pero se detuvo únicamente porque el pelinegro, quien había vuelto a buscar a su pareja, lo había arrastrado hasta cierta distancia para que caiga al suelo, golpeándose en el hombro con fuerza.

- ¡¿Que mierda te pasa, enfermo?!

- ¿"Enfermo"? Acá el único enfermo sos vos, que te andas besuqueando con este, ¿O no?- Respondió el chico en el suelo, siendo casi incapaz de levantarse y menos cuando recibió un golpe en su estómago igual o peor del que había dado él al castaño.

El más alto intentó levantarse, con esfuerzo y ayuda de su pareja. Ambos pudieron caminar hasta su casa con cierta inseguridad de que volviera a aparecer el chico, cosa que no era probable porque se encontraba bastante adolorido en el suelo aún.

...

- ¿¡Que mierda te pasó, Luis!? ¿Quien te hizo esto?

Margarita recién había llegado a casa, y la escena de su hijo golpeado y con la nariz y el labio sangrando le dió escalofríos. Se acercó rápidamente a él, revisando con cuidado sus moretones.

Miguel estaba sentado en el otro extremo del sofá, preparando un par de cosas que había encontrado para poder limpiar sus mínimas heridas, y un par de cremas para que sus moretones no molesten demasiado.

-Me golpeó un compañero, eso.- Susurró, sabiendo que debería decirle el por qué.

- ¡Voy a llamar a tu colegio, ahora! No voy a permitir que un chico así de violento ande dando vueltas por su colegio así como si nada. Además, ¿Para que te pega el tipo ese?- Contestó, bastante preocupada por su hijo.

-... Porque soy el novio de Miguel.

Un silencio inundó la habitación, estresante e irritante. El más bajo miró con cierta preocupación, ciertamente asustado por la reacción que tendría. Mientras que la madre del castaño tenía un rostro ligeramente confundido, por más que lo haya sospechado desde el principio.

-Bueno, encima de violento lo es por homofóbico, me caen terribles esos tipos.

Miguel quedó perplejo, bastante aliviado por saber que no se había mencionado nada acerca de su relación, y esperando que así siguiera. Ambos chicos suspiraron, y siguieron con su momento en donde el pelinegro curaba las heridas de su novio.

Margarita estaba llamando al preceptor del colegio, comunicando todo lo que había presenciado ella sin mencionar la razón del por qué le pegó. La pasaron con el director, explicó todo de vuelta y mencionó que citarían al castaño y a Martin para hablar de eso, y que por el momento, se comunicarían con sus padres.

El resto de la tarde fue tranquila, los tres miraban la misma novela turca de siempre, merendaron, cenaron y ambos chicos se fueron a dormir.

-Gracias por todo, Miguel.

- ¿Por qué? ¿Que hice?- Preguntó preocupado.

-O sea, porque me estás ayudando bastante, por haberme "salvado" de Martin, por esforzarte a curar mis heridas... Por todo lo que haces por mí.

-... No es gran cosa, solo intento ser algo más que un simple novio, intento ayudar en lo más mínimo.

Ambos se abrazaron, y tan pronto como pudieron, se quedaron dormidos. Les quedaba aún mucho que pasar y que sufrir, porque estar juntos era un reto para ambos, y con los problemas que tenían por separado lo hacía bastante más complicado. Pero aún así, ambos sabían que podrían con todo eso, sin justificación, pero si con la esperanza.

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