13 - ¿Dos en casa?

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Luis y Fernanda se encontraban sentados juntos, ya que infortunadamente el pelinegro había faltado a clases. No era ocurrente que eso pase, así que era bastante raro para todos en el aula. De todos modos, Luis podía hablar y pasar el tiempo con alguien, como lo podía ser Fernanda.

– ¡Ay! No sabes, Abril el otro día quiso agarrarse a piñas con Sofi, pero se metió Mia y las separó y se fue todo a la mierda, tengo video y todo pero no le digas a Sofi porque quería que lo elimine...– Hablaba Fernanda sin parar, dándose cuenta que su compañero de banco estaba ocupado mandándole mensajes a Miguel.

– ¿Ah? Ay, perdón, estaba...– Bajó su cabeza otra vez a la realidad.

– ¿Escribiéndole a Miguel? Si, ya veo...– Lo interrumpió, haciendo un gesto de obviedad.– Se te re nota, Luis.

– ¿Qué se me nota?– Preguntó genuinamente atontado.

–Que te gusta Miguel, se te re nota, pero demasiado...– Murmuró la pelirroja, esperando no ser escuchada por nadie para mantener la privacidad.

– ¿Que me gust..? Pff, no, no me gusta, ¡en absoluto! Solo es mi amigo y tal, pero no me gusta ni nada de eso...– La chica lo miraba con incredulidad.– ¡Enserio!

Se notaba que estaba nervioso, que estaba fingiendo todo lo que decía, y su rostro enrojecido lo podían hacer ver claramente. Ambos se encontraban en un intento de acomodar las ideas y sentimientos del castaño.

–Desde que se hicieron amigos él es diferente, todos lo notamos. Él sonríe, es más amable, habla más y no es tan insoportable como antes, y todo porque vos estás ahí, porque vos lo haces sentir mejor como persona.– Fernanda hablaba con inspiración, dándole las esperanzas suficientes al chico.

–Pero no tiene sentido, bueno, quizá si me... guste, un poco, pero aunque fuese así, ¿Que hago?– Decía Luis, bastante avergonzado, pero con mucha honestidad.

–Bueno, pero mirá si, por ahí, ¡Quizá me gustas también! Para mí tiene sentido, ya viste como se puso con Martin para defenderte, y ni siquiera sabía que debía hacerlo... Creo.

El dúo intentaba encontrar respuestas a sus dudas, sabiendo que sería difícil poder sobrellevar el sentimiento de que te guste alguien a quien no se lo puedes decir, y a quien deberías.

Las clases para ellos continuaron con normalidad, hablaron demasiado acerca del tema y otros temas también, pero su despedida fue corta y ambos siguieron su camino a casa como siempre lo hacían.

...

Con Miguel las cosas no iban demasiado bien. Cuando se despertó de golpe a causa de su repetitiva pesadilla se dió que, además de que estaba cerca de tener que salir de su casa e ir al colegio, su madre estaba en casa junto con su amante. Ambos parecían borrachos, sin mucho sentido, pero era a causa de que habían estado bebiendo toda la noche y madrugada.

No hubieron muchas palabras de por medio, pero si una gran interrupción en la rutina del pelinegro, que se encontraba recién despertado y buscando algo para desayunar.

–Miguel... dios, tu madre es una puta, ¿Lo sabías? Ha estado bebiendo conmigo toda la madrugada...– Se apareció, tambaleando y acosando al más bajo, el cuál no habló.

– ¿Vas a responder? Eres un mocoso, ni siquiera sé porque dije que estaría con tu madre...– No paraba de hablar, mientras se acercaba aún más.

Intentó abrazarlo, pero Miguel simplemente lo empujó con fuerza, haciendo que cayera al suelo. Al hombre eso no le agradó, y como un intento de "defenderse" se levantó y comenzó a golpear al pelinegro, siendo mucho más fuerte, siendo totalmente violento y sin razón suficiente.

Este no pudo hacer nada, se encontraba increíblemente vulnerable e incapaz de escapar de esa situación en ese momento, al cabo de unos minutos ya se encontraba lleno de moretones, y la única razón por la que los golpes cesaron, fue porque el hombre se terminó durmiendo del cansancio mientras lo hacía.

El más bajo aprovechó esa oportunidad para poder preparar una mochila con todas las cosas necesarias e irse de su casa dejando una nota:

"No voy a volver hasta que ese
viejo se vaya de casa"

Por más "infantil" que pareciera, era la única opción para no seguir lidiando en su casa con un hombre que, además de que no vivía ahí, podía golpearlo cuando quisiera, y eso no era algo deseable. Pensaba denunciar a ese hombre, pero no tenía la fuerza de hacerlo aún sin apoyo de alguien más.

...

Luis recién entraba a su casa después del largo día en el colegio, notando que su madre ya se había ido a trabajar como siempre, dejándole las sobras de la cena o un almuerzo hecho. Saludó a Miguel, su gatito, y entró a su habitación. No tardó en darse cuenta que el pelinegro se encontraba durmiendo en su cama, sin anticipación alguna, y sin ser molesto tampoco.

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¿Estarás cerca de mí? [Papulince x Panafresco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora