17 - No es una chica.

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Luis no tuvo una mañana demasiado interesante después de que empezaran las clases, ni siquiera tenía tanta tarea ya que hubo una maestra ausente, y en las demás clases solo tuvo un par de consignas que resolver.

Llegó a casa, viendo como Miguel se encontraba jugando con el Miguel naranja en el sofá. Fue una imagen increíblemente tierna para él, pero fingió normalidad cuando el pelinegro llevó su mirada hacia él.

–Ah, ya llegaste, ¿Que onda?– Actuó como siempre, fingiendo mejor su ligera alegría.

–Nada interesante, te traje poca tarea.– Dejó su mochila sobre la silla de la mesa que se encontraba cerca, acercándose y sentándose con el pelinegro.

–Buenisimo, entonces... Oye.– Comenzó hablando, mostrándose ligeramente serio y preocupado.– Hoy a la mañana..

El castaño ya estaba creando diez excusas diferentes para explicarle lo que pasó, dándose cuenta que no estaba escuchando nada de lo que decía su amigo.

– ¿Hola? ¿Te mataste con la mente? Estúpido, ¿Me escuchaste siquiera?– Interrumpió sus pensamientos con brusquedad.– Te estaba diciendo que a la mañana me desperté y Miguel naranja había estado jugando con tu buzo grasoso, y... Bueno, como aprendí a coser, decidí arreglarlo un poco.

A Luis se le iluminó la mirada, sonriendo involuntariamente, viendo como el más bajo traía el buzo, con una parte mejor cocida de lo que estaba antes. Unas pequeñas lágrimas cayeron de los ojos del castaño, siendo completamente genuinas.

– ¡Pero, tarado! No llores, no es nada, ya está arreglado y—

–Muchas gracias, enserio, gracias...– Lo abrazó entre lágrimas, estando completamente feliz hasta este punto.– No tenías que hacerlo, enserio, lo agradezco demasiado.

El más alto lo abrazaba con fuerza mientras el otro no sabía cómo reaccionar esta vez. Sentía que estaba siendo demasiado exagerado, pero no quería arruinar su momento de felicidad. Correspondió el abrazo, mientras este estaba sonrojado por lo cálido que se había vuelto el ambiente.

Ambos disfrutaron una charla de agradecimiento, y luego comenzaron a hablar acerca de lo que harían para almorzar, ya que ese día Margarita vendría más tarde de lo que suele venir.

–Hay fideos... fideos, fideos... arroz.– Exclamó buscando en uno de los cajones.

–Acá hay carne, milanesa, pollo, ¿Morrón? ¿Un.. coco?– Decía el pelinegro, buscando en el freezer.

Ambos se decidieron en intentar cocinar arroz con pollo, aunque prácticamente el que lo estaría cocinando sería Luis, siendo que era el que más sabía cocinar.

Hubo un momento en dónde intentaban organizarse, y finalmente se comenzó a cocinar lo que se estaba pensando. Mientras Miguel lavaba los platos y pasaba los ingredientes, Luis se encargaba de todo lo demás. Al cabo de unos cortos minutos ya se encontraban sirviendo la comida en los platos y sirviendo en los vasos una Pepsi que encontraron por ahí.

–Cocinas bien, está rico.– Susurraba el pelinegro mientras comía, ya estando con bastante hambre del que no pudo saciar correctamente en su casa.

–Ay, gracias.– Respondió, sonrojándose ligeramente.

Ambos comieron con la televisión encendida, viendo una novela turca para matar el aburrimiento.

– ¿Pero, la de azul no estaba con el negro ese?– Preguntó Miguel.

–Es la amante, creo que en el episodio anterior se lo estaba conquistando o algo así.

Siguieron conversando y comiendo, viéndose el uno al otro discretamente cuando tenían la oportunidad de. El pelinegro se encontraba nervioso, pensando como sacar el tema sin ser muy obvio, o hacerlo sin tener que hablar demasiado.

–Oye, y que onda... ¿La tipa esa?– Preguntó, con cierta aceleración al respirar al hacerlo.

– ¿Qué tipa?

–La que te gusta, ¿Que onda con ella?– Volvió a preguntar, algo molesto de tener que remarcarlo.

–Ah... Pues, nada... Supongo, ¿Por?– Se quedó anonadado, intentando mantenerse normal al hablar, notando que estaba nervioso.

–Por nada. Curiosidad.

Ambos chicos se miraron, mientras Miguel había finalizado de comer. El castaño terminó también, y llevó los platos para lavarlos ahora él. El más bajo estaba buscando alguna escapatoria para poder sacar el tema de que sabe que no es una chica, sin necesidad de que se convierta en una declaración romántica.

–Luis, te pones muy nervioso cuando te pregunto por ella, ¿Hay... Algo que me estés ocultando?– Murmuró, sintiéndose totalmente vulnerable e indefenso a lo que se podría interpretar.

– ¿Ah? Jajaj.. no... No hay nada, solo, me da vergüenza hablar de eso, es nuevo para mí sentirme así y... Me pone algo nervioso hablar de eso.– Tartamudeaba al hablar, estando totalmente enrojecido hasta este punto, intentando no sonar raro.

–Luis, ya sé que.. que no es una chica, leí las conversaciones que tuviste con Fernanda.– Murmuró, casi en silencio, ahora si estando totalmente incapaz de escaparse.

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¿Estarás cerca de mí? [Papulince x Panafresco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora