11 - El pana Miguel (Part2)

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[Solo, disfruten :3]

Seguían compartiendo su tiempo con el otro, hablando, bromeando y jugando con el gato, olvidándose de las horas que ocurrían, hasta que cayó la tarde-noche.

-Bueno, entonces, ¿Te quedas a dormir?- Preguntó con curiosidad Luis, viendo que comenzaba el atardecer.

-Uh, si no te molesta, no quiero ser una carga...

- ¡Tranqui! No molesta en absoluto, vos quédate todo el tiempo que quieras, le voy a decir a mi mami.- Contestó seguro el castaño, yendo a cumplir lo que dijo.

Miguel sonrió, feliz de poder sentirse seguro con alguien, y de poder estar seguro en casa de alguien por fin. Comenzó a jugar con el pequeño naranja, acariciándolo.

-Lo quiero mucho a tu dueño, pero no se lo digas.- Murmuró el pelinegro al gato, mientras se acostaba en la cama, viendo como se aproximaba el castaño.

- ¡Bueno! Mi mami va a hacer una pizza, así que mientras voy a acomodar el colchón y eso.- Sonrío, sacando el colchón y las sábanas nuevas.

Ambos conversaron mientras, mientras que el gato daba vueltas y molestaba a Luis mientras intentaba acomodar un par de cosas. Compartieron el momento un par de minutos, y mientras conversaban hubo una interrupción.

-Ya va a estar lista la comida, chicos... eh, Luis, ¿Y ese gato?- Entró Margarita, sorprendiendo a ambos.

-Eh... ¿Me lo puedo quedar?- Preguntó, ocasionando un incómodo silencio.

-... Supongo que si, me sobra dinero para alimentar a un gato, creo-. Respondió, algo extrañada aún, pero sin darle mucha importancia volvió a la cocina.

Ambos chicos se miraron y rieron, disfrutando otro momento en la noche. Sin muchas interrupciones comieron, se acomodaron y en cuestión de minutos ya estaban listos para dormir.

-Voy a dormir en el colchón de abajo, no quiero robarte la cama otra vez...

- ¿Estás seguro? Yo no tengo problema.- Contestó, algo desconfiado por la elección del pelinegro.

-Seh, no te preocupes...- Susurró nervioso, sabiendo que realmente no le gustaría ser así de orgulloso esa noche.

Ambos se acostaron, el castaño prendió su lámpara de lava azul y comenzó a dormir. Estaba lloviendo, y el clima estaba más helado de lo normal, cosa que provocó que el más bajo sufra más del frío, teniendo solo una frazada que no lo hacía sentir lo suficientemente cálido.

El castaño no podía conciliar bien el sueño, y se despertó por el ruido de la lluvia por más insignificante que fuera. Deambuló por su cama, y viendo que el más bajo estaba temblando del frío, creyó que podría ayudarlo.

Se bajó con cuidado de la cama, procurando no despertar a su amigo, y con suerte pudo cargarlo del colchón de abajo hasta su cama. Lo acostó a su lado, siendo que él tampoco quería matarse de hipotermia, así que terminó durmiendo junto a él.

...

Miguel se despertó de golpe por otra de sus pesadillas, siendo está más fuerte que las anteriores, pero terminando justo en medio de lo que le ocurrió. Su respiración agitada iba disminuyendo con el paso del tiempo, procesando en dónde estaba, y con quién.

Dudó por un segundo, pero al ver a su amigo durmiendo a su derecha resolvió sus dudas. Su rostro no tardó en calentarse, mientras que no podía dejar de sobrepensar lo que ocurrió.

Lo vió, aún sin creerlo, y se volvió a acostar, observando aún su rostro. Quedó atontado, admirando cada curva del rostro de su "amigo", viéndolo con cierto cariño, dándose cuenta que es la primera persona con la que no se siente asqueroso, con la que no se siente inseguro.

Sus cuerpos estaban cerca del otro, fácilmente podrían rozar sus rodillas o codos, pero el pelinegro cuidaba no hacerlo. Cerró los ojos, esperando poder dormir, cosa que si logró al final y pudo disfrutar, estando al lado de Luis.

...

Por más que el sol no se esté asomando, se comenzaba a despertar el castaño. Viendo por el lado de afuera de su cama, agarró su celular y vio un mensaje en el grupo del colegio:

"Alumnos: Debido a que la intensa lluvia provocó una pequeña inundación en el patio, se cancelarán las clases para poder ocuparse del incidente."

Pensaba contarle la noticia a su amigo apenas despierte, pero cuando bajó un poco la mirada, se dió cuenta que el peso en su cintura no se trataba de su frazada, si no de las manos del pelinegro que rodeaba su torso.

Le costó procesar la situación, y mientras lo hacía no podía detener el fuerte enrojecimiento en su rostro. Con cuidado se levantó, quitando su brazo de su alrededor, y dejando que el más bajo siga durmiendo.

Se bañó y se cambió de ropa mientras los demás seguían durmiendo, entró a la habitación y se esforzó ligeramente para poder despertar a su amigo, que se encontraba profundamente dormido. Golpeó en su frente con suavidad, esperando que despierte.

-Deja de pegarme en la frente, tarado de mierda, déjame dormir...- Susurró, despertándose.

-Hoy no hay clases papu, nomás te aviso, mientras vos duermas yo te voy a sacar un riñon y hacer un momo con eso-. Contestó sarcástico.

Finalmente despertó, con cierto malhumor, pero bastante más cómodo de lo que estaría en su casa. Desayunaron juntos, hablaron, y sin embargo el castaño no podía parar de pensar en las manos del pelinegro abrazándolo.

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¿Estarás cerca de mí? [Papulince x Panafresco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora