38 - Mañana difícil.

1.7K 140 183
                                    

POV: Miguel.

El día había comenzado hace más de dos horas, y aunque sea hora de desayunar, no lo haría sin él, que se encontraba durmiendo profundamente y tan tranquilo; me daba pena molestarlo. Me encontraba sentado en el baño al lado del inodoro y de la pared helada y celeste. Me sentía asqueado, había estado vomitando los últimos 20 minutos y no sabía aún si seguiría así. Mis brazos estaban llenos de sangre, así que me limité a evitar verlos para no seguir sintiendo náuseas.

Ya habían pasado dos días desde la maldita fiesta, y de que Luis no supiera acerca de mi pésimo estado. No quería seguir agobiando su vida con mis infinitos problemas, había estado exagerando demasiado yo y simplemente se me pasaría en algún momento con suerte, y todo estaría arreglado.

Necesitaba conseguir placer de alguna manera, sentirme un poco mejor o hacer que la bronca abandone mi cuerpo de una vez por todas, y hasta ahora no lo había podido lograr. Necesitaba masturbarme, cortar mis venas o follar con Luis, cualquiera de esas opciones probablemente subiría mi estado de ánimo por mucho tiempo. Claro, necesitaba sentir amor más allá de abrazos y besos, me decía a mí mismo, intentando convencerme de no seguir lastimando mi piel.

Era la mejor opción y la más sana de algún modo, pensé, él y yo ya habíamos estado cerca de hacer algo además de besarnos 'así', éramos lo suficiente mayores para poder hacer algo más que solo eso, no había nada de malo en averiguar mi sexualidad con mi novio, en absoluto. Pero tenía miedo de sentir ese asco, ese repugno por tocar o que me toquen.

Desvíe la mirada y la dirigí hacia la pared, bajando mis manos lenta y temblorosamente. Las únicas veces que toqué mi cuerpo fue al bañarme y lavarme las manos, sentía asco al tocar mi propia piel, llena de quemaduras y cicatrices, y ahora de cortaduras aún con sangre fresca. Comencé a tocarme con cuidado, temiendo sentir asco.

Movia mi mano de arriba hacia abajo, lentamente. Me sorprendio el hecho de que no sintiese alguna emoción negativa o dañina, simplemente cierto... Placer. Aún apartando la mirada de mi cuerpo, continuaba con el movimiento continuo, sintiéndome ciertamente mejor por hacerlo.

Un enrojecimiento inundó mi rostro, y no tardé en notar como mi respiración se volvía más agitada con el pasar de los minutos, mis pensamientos se enredaban entre otros y solo podía imaginarme a mi chico, en él y en todas las veces que habíamos tenido un contacto tan cercano e íntimo. Mi corazón latía con fuerza, pareciendo que bombeaba sangre apresuradamente.

POV: Narrador

–Hoy voy a volver más tarde, así tipo después de la merienda. Cualquier cosa me llamas, ¿Si?

–Si dale, nos vemos a la tarde entonces.

– ¡Chau!

La llamada que había hecho la castaña hacia su hijo había finalizado. A pesar de que era hora de almorzar, se había despertado recién por culpa de esa llamada. Se quedó en la cama, acostado, hasta que cayó en cuenta de que su pareja no se encontraba a su lado.

– ¿Miguel? ¿Mi vida?

Llamó con un grito ronco, intentando levantarse de la cama. Al no escucharlo, supuso que estaba recién despertado y en el baño, como él también lo estaría. Fue hacia el comedor, y comenzó a preparar un café rápido para él y su pareja.

No podía pensar en nada prácticamente, solo en lo que estaba accionando en ese momento y en lo que haría después. Sus párpados dejaron de estar caídos cuando tomó con rapidez su taza de café, casi vomitando por haberlo hecho apenas en un minuto. Se sentó en el sofá esperando a su pareja, que saldría ya en poco tiempo.

Su chico se apareció, saliendo del baño y con una expresión de cansancio pero al mismo tiempo, en busca de alguna clase de emoción externa a la que sentía consigo mismo. Estaba con ojeras notorias al no tener sus anteojos, y la campera roja y negra de su pareja que llevaba tapaba las cortaduras.

– ¡Miguel! ¿Dormiste bien, mi bonito?– Se apresuró por hablar, sin conseguir respuesta inmediata.

–Si, bien. ¿Y vos?

Se sentó ciertamente cerca de su pareja, apoyando su pierna izquierda sobre la del castaño, mientras su cabeza se posaba en el hombro del contrario para poder descansar un poco más, exhausto del sentimiento.

–Bien, bien...

El chico no pudo evitar enrojecerse cuando el pelinegro hizo ese toque íntimo, haciendo que sus piernas se enredaran entre sí. Cuando menos lo esperaba, ya se encontraba más acostado y con su pareja sobre la mitad de su cuerpo. No dijo nada, se limitó a tragar saliva y disfrutar el repentino cariño.

El pelinegro tenía la respiración agitada y acalorada aún, dejándolo ver cuando suspiró en el cuello de su chico. Cierto escalofrío recorrió la espalda del otro, viajando desde su nuca hasta su cintura y el resto de sus piernas. El ambiente se volvía pesado por el pasar del tiempo, haciéndolo ver más prolongado.

– ¿Puedo besarte?

El castaño escuchó la pregunta, y rápidamente asintió con la cabeza. Parecía sumiso ante su pareja, obedeciendo lo que pedía discretamente. Se acercó con cariño, sin tomar el cuenta que el beso no iba a ser como siempre había sido anteriormente.

No pudo evitar asombrarse cuando sintió la intensidad con la que su pareja se abalanzó sobre él, chocando los labios de ambos de una manera tanto delicada como dominante. El más bajo sabía lo que hacía, y lo hacia ver desde la manera en que hizo llenar de placer a su pareja.

Apretó las mejillas de este para que su lengua se adentre en su boca, explorando su interior con cierto orden y amabilidad. El castaño jadeaba entre las oportunidades que se le otorgaba al respirar, sintiendo como si temperatura corporal aumentaba cada segundo. Su corazón latía fuerte, apresurado y con incertidumbre, provocándole una ansiedad enorme por lo que estuviese ocurriendo en ese momento, y lo que continuaría después.

…⁠ᘛ⁠⁐̤⁠ᕐ⁠ᐷ

¿Estarás cerca de mí? [Papulince x Panafresco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora