Max's pov:
Si pudiera ser honesto con algo, creo que sería con el hecho de que estaba terriblemente cansado. El agotamiento me estaba ganando y mi maldita boca no podía dejar de decir que sí a lo que sea que me pidieran siempre que me trajera favores pendientes y conocimiento.
Este día sí había superado mis límites. Había tenido una guardia larguísima y en esas eternas 72 horas no había tenido un solo segundo de descanso gracias al área de urgencias, todo el mundo tenía un malestar hoy, incluso una de las enfermeras empezó a tapizar la recepción con gatos al revés, aunque francamente no lo entendí, no cuestioné sus métodos porque yo solo soy un residente y todo apuntó a que sus resultados fueron efectivos dado que casi al final de la guardia, la tierra se detuvo por un momento y pudimos descansar.
Yo me habría ido a casa, por dios que en otro momento estaría deseando que llegara la hora para largarme de una vez y dormir, porque para colmo, la fiebre me estaba matando.pero hoy no. No tengo idea de qué diablos me pasaba por la cabeza cuando le dije a George que sí. Él dijo media guardia pero yo estaba seguro de que el desgraciado no regresaría hasta las 6 o 7 de la mañana y aún así acepté. Tonto, iluso, torpe.
De cualquier manera debo admitir que la sensación de recorrer el área de pediatría sin que hubieran padres por todos lados, era nueva y una curiosidad para mí. Recorrí los pasillos (tampoco es que tuviera muchísimos), entré a cada habitación revisando que todo estuviera en orden, asignando enfermeros o enfermeras para horarios de medicación de algunos pacientes, y la tentación me invadió cuando entré a un cuarto desocupado.
Me senté sobre la cama, obviamente no era tan cómoda como dormir en casa, pero significaba descanso y yo necesitaba urgentemente de eso.Miré al frente, ahí habían algunos pósters sobre signos vitales simplificados para niños y uno que otro que era propaganda del hospital y de lo geniales que son sus médicos y enfermeras. Geniales.
No estaba seguro de que esa fuese la palabra correcta. Yo estaba tan cansado, mi cuerpo ya sentía que no podía durar una hora más y me cuestioné tanto en ese momento.¿De verdad quería hacer lo mismo durante toda mi vida?
Mientras otros duermen yo debo estar despierto, mientras la gente pasa sus fines de semana con su familia o simplemente descansando, yo debo estar en unos pasillos blancos corriendo de un lado a otro, asegurándome de no cometer ningún error porque de mí depende la vida de quien se pare al frente.—No puedo cometer errores...— Aquella frase salió de mis labios sin que pudiera hacer algo. Me miré las manos. Pálidas, el color de las palmas se había ido, normal si llevaba un largo tiempo sin cerrar los ojos.
En esta carrera realmente debo ser perfecto. Si me confundo en algo, si dudo, si no sé algo, una persona podría morir por mi culpa. No sé cuántas veces terminé alejándome de personas por culpa de mi obsesión por ahogarme en libros y lecturas. Me volví solitario, callado y más gruñón que antes.
Pero era lo que mi papá esperaba.
Ya todo el mundo lo veía venir. Jos Verstappen era un excelente médico internista, yo debía hacer lo mismo que él porque toda la vida me crió haciéndome saber que este era mi único camino y que la duda y el miedo así como la debilidad no estaban aceptados en este apellido. Ahora era mi responsabilidad, una que no quería pero que desde pequeño me habían cargado y a este punto, a mis 23 años, ya no sé cómo vivir de otra forma.Miré el reloj de la pared y luego el de mi muñeca, me sacó de mis pensamientos el recuerdo emergente, cual alarma, de que ya debía estar recibiendo al dichoso visitante que Cristina mencionó. No quería salir pero tenía que, y sin embargo fui tan descuidado incluso con eso.
"Ay, dios mío"
No me dí cuenta exactamente en qué momento alguien estaba colgando de mi brazo, más bien, yo lo sostenía. Sentí su ropa, probablemente de no muy buena calidad y se pegaba en su piel de forma agradable, estaba calientito y su respiración tan agitada indicaba que tenía prisa, pero yo no lo conocía.
ESTÁS LEYENDO
Peacemaker | Chestappen
RandomNo es sabio tener por seguro las cosas. A veces la vida nos enseña esa lección de maneras interesantes. - Finalizada. (Si se requieren adaptaciones, por favor hablar con el autor primero.)