"Según informes recientes, las pruebas presentadas ante el juzgado apuntan directamente a Jos Verstappen como el presunto culpable de los delitos por los que meses atrás su hijo, Max Verstappen, fue acusado y encarcelado. No obstante, la defensa alega que todo se trata de malas intenciones y tergiversación. Sin embargo, hoy es un día muy importante para ambos elementos del juicio porque el jurado presentará por fin un veredicto."
Eso era lo que se escuchaba en las noticias, tanto en televisión como en redes sociales. Habían algunos emocionados e incluso ya se había creado hasta un club de defensores de cada Verstappen en cuestión, habían otros a los que simplemente les daba igual y estaban aquellos que sentían genuina preocupación por el desenlace de la situación.
Quizá Sergio se habría emocionado escuchando aquello, pero habían pasado meses. En ese periodo perdió todo contacto con sus amigos, Charles le escribía de vez en cuando preguntándole por el frágil estado de Oscar. La familia Pérez Martínez se había mudado a México, al lugar oriundo del pecoso.
Carola y Sergio se habían casado. La pedida de mano y la boda pasaron tan rápido a insistencia del mexicano para impedir que se arrepintiera de sus decisiones, pero estaba determinado a dejar ese periodo atrás. Por eso quiso irse del país y regresar a México. Trajo a su hijo consigo en cuanto fue seguro viajar y ahora se encargaba de darle la mejor calidad de vida que podía.
Las cosas salían bien, Sergio encontró un buen empleo rápidamente, lo que le permitió costear la buena educación de Oscar. Carola también fue empleada pronto gracias a recomendaciones de sus conocidos. Eran una familia acomodada en la colonia donde vivían.Sergio se prometió no volver al pasado porque tenía miedo de los efectos que este pudiera tener en su hijo, en la vida pacífica que por fin había recuperado. Oscar y Carola se llevaban excelente, él era feliz viéndolos crecer, incluso cuando su pequeño hijo ahora estaba condicionado a un marcapasos, por eso mismo tuvieron un festejo peculiar en su cumpleaños, sin azúcares, dulces o una piñata. Fue una gelatina en la cama de un hospital, pero Oscar era optimista y simplemente estaba feliz de cumplir 9 años, Sergio lloraba internamente pero no quería arruinar el ánimo de su hijo en ese momento.
Las cosas estaban en paz, Oscar no tenía que estar en una cama todo el día, aunque sí debía ser más cuidadoso. Carola era una buena madrastra y, aunque al niño aún no le nacía decirle "mamá", es verdad que era muy dulce con ella y entendía el papel de la mujer en sus vidas.
—¿Vas a llevar a Oscar a natación, amor?— Carola estaba a punto de irse al trabajo.
Sergio asintió con la cabeza dejando de lado su café.
—Te vemos más tarde.Ella salió de casa así, sin un beso o algo parecido, siempre era lo mismo y ella lo había aceptado porque lo sabía antes de aceptar estar con Sergio. Las cosas habían pasado de manera tan particular que no le era un secreto lo que llegó a haber entre Max y su ahora esposo, incluso sobre el hecho de que Oscar veía al rubio como alguien importante de su familia. Pero para ella estaba bien, Sergio era el tipo de hombre que quería y Oscar un niño perfecto. Su vida estaba bien.
A los pocos minutos de que Carola se marchara, Oscar bajó las escaleras de la casa con una mochilita en la que cargaba sus cosas para natación. Llevaba unos pantalones sueltos se mezclilla y una camiseta blanca.
—A este punto creo que vas a ser más alto que yo cuando crezcas.— Sergio se puso de pie para dejar la taza vacía en el lavabo de la cocina y se dirigió hacia su hijo —Ven aquí.— Le atrajo para acomodar el reborde del pantalón que estaba mal puesto, y al tomar cerca de los bolsillos notó un pequeño bulto que no dudó en sacar pensando que podría ser alguna basura de un dulce —¿Qué es esto, Oscar?— No obstante, se encontró con un papelito, al desdoblarlo era apenas legible pero pudo distinguir tres letras al final, como una firma.
"Max"
—Ah, no recordaba que estaba ahí. Un día papá Ma...— El niño se corrigió al darse cuenta de lo que estaba por decir —Un día Max me hizo el desayuno, papi. Él puso una nota para mí y quería guardarla pero la olvidé en mis bolsillos.— Oscar lucía realmente devastado.
Sergio le sonrió apenas y se puso de pie revolviendole el cabello.
—Lo que sea que te dijo, seguro ahora está en tus recuerdos bonitos ¿Verdad?El niño asintió más contento y ya era momento de dirigirse a clase. Antes de salir su padre se aseguró de llevar todo lo necesario y un poco más en caso de emergencias, de verdad se había tomado en serio lo de ser precavidos.
Por lo general Sergio no se quedaba a esperar por Oscar, pero ese día estaba libre y Carola saldría más tarde de lo normal, así que le acompañó junto a otros padres que estaban por ahí.En ese tiempo sentado sin hacer realmente nada, los recuerdos de Max aparecían con violencia. Le asustaba eso, fuera de recordarlo o no, le daba miedo la facilidad con la que su pasado todavía podía desbalancear su presente.
Fue suficiente una nita de papel gastada para hacerle pensar sobre esas semanas juntos, sobre Max y lo mucho que lo extrañaba (aunque lo negara). De repente quería verlo otra vez pero sabía que no podía permitirse algo así, por él, por su hijo y su esposa... Esposa, jamás pensó tener una otra vez, ni siquiera quiere tenerla pero es lo que hay.Se sentía mal por eso. Carola no era una mala mujer ni mucho menos, era maravillosa, atenta con Oscar y se había quedado a su lado todo el tiempo que el niño estuvo en aquella situación crítica. No era correcto tomarla como un premio de consolación o algo por el estilo, pero su necedad y su dolor lo llevaron hasta ahí, ahora debía hacer lo mejor que podía.
Incluso si eso implicaba perderse a sí mismo, estaba bien pagar ese costo a cambio de paz. Una paz que tanto amaba y que esta vez defendería a toda costa, estaba seguro de eso.
•••
Jelou. Estoy seguro de que no me esperaban tan temprano esta semana.
Pasé mi parcial de biofarmacia y ahora respiro con tranquilidad, la verdad. El semestre todavía no acaba pero ya estamos un pasito más allá.
Intentaré actualizar algo más este fin de semana. Gracias por sus lecturas. 💜
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Peacemaker | Chestappen
AléatoireNo es sabio tener por seguro las cosas. A veces la vida nos enseña esa lección de maneras interesantes. - Finalizada. (Si se requieren adaptaciones, por favor hablar con el autor primero.)