Epílogo

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La mañana soplaba rebelde sobre la ciudad, los vientos invernales comenzaban a hacer su muy protagónica aparición y en el piso inferior la casa era un caos, Carola dirigía a un grupo de mujeres que transportaban flores, arreglos y demás hacia el salón y la iglesia.

Max le había pedido matrimonio a Sergio y el gran día había llegado.

-Necesito que lleves eso a la iglesia y envíes a alguien con esto a la recepción, es tardísimo.- Carola estaba hablando con uno de los muchachos de logística, se veía hermosa pero agotada.

A pesar de todo, el cariño de la mujer nunca había desaparecido y Sergio y ella se habían vuelto excelentes amigos al grado de que ella era la dama principal, quizá por eso estaba tan comprometida con el evento.

-Ay, linda, a ver.- La castaña se dio cuenta de que una de las chicas cargaba con dificultad una caja -Te he dicho que no lleves cosas pesadas tú sola, Kelly.

-Perdón, es que quiero ayudar.- En el camino la mexicana había conocido a una chica preciosa, de ojos hermosos y una sonrisa encantadora que le hacían ponerle más atención de la que reconocía darle -¿No estás nerviosa? A mí me sudan las manos.

-Lo único que me pone nerviosa es que el inútil de Emilian no responde el teléfono y faltan 45 minutos para la hora.

Hablando de Max, era verdad que no respondía el teléfono pues estaba bastante ocupado con un detalle.

Había dado con Ricciardo gracias a la ayuda de George, así que ambos habían hecho una pequeña pausa en el día para hacer una pequeña visita. En realidad, George había conseguido perturbar tanto a Daniel que él mismo había decidido entregarse a Max.

Parte de ese arrepentimiento repentino era en menor medida la culpa, pero más que nada, el dinero que Jos había prometido pagar le había dejado de llegar hacía unos meses, así que ahora se había convertido en un vago que comía cuando podía. Pero para Max no era suficiente.

-Eres una persona horrible.- Daniel asintió -Éramos amigos. Si no fueses un idiota consideraría tener compasión por ti pero mereces que te hagan lo mismo que hiciste con ese niño.

-¿Solo yo soy el idiota?- El australiano parecía de todo menos arrepentido -Tú me quitaste todo, Max. Mi título, mi renombre. Por tu culpa nadie me miraba, tu siempre debías mantenerte en la puta cima por sobre todos, y cuando intenté alejarme de ti apareciste de nuevo una y otra y otra vez.

-¿Y eso fue suficiente para que mataras a un niño?- Max le miraba con rabia, como si pudiera golpearlo en cualquier momento, pero no era ese su objetivo.

-No estoy bien acá arriba.- Ricciardo se rió como si hubiese dicho la cosa más graciosa del mundo -Habría matado a tu noviecito si hubiese podido, Maxie.

En ese punto, el rubio tuvo que juntar toda la fuerza de voluntad que tenía para no cegarse por la rabia y acabar abalanzado sobre el australiano -¿Mi padre te lo pidió?

-Claro, y escúchalo bien. Jos Verstappen es un verdadero carnicero, un psicópata. Si tú crees que yo estoy mal, probablemente deberías mirar en su dirección, el hizo posible todo esto.- Daniel le sonrió a George, que había permanecido detrás, solo observando -Si tu perra nueva no hubiese tenido tan buena relación con los Stroll yo seguiría libre en algún barrio sucio y asqueroso de Londres.

-Yo no soy ninguna perra, mucho menos de este tonto.- George fue tan icónico como siempre, así que con esta frase le cedió a Max la grabadora que habían cargado todo este tiempo, esa cosa fue lo único que impidió que lo moliera a golpes, debía ser inteligente, mucho más que nadie -Yo diría que más bien tu eres la perra de Jos y parece que ya se olvidó de su fea mascota, Dani.

Peacemaker | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora