—Así que le levantaron la licencia a mi hijo.
—Fue lo que escuché, señor. No fue muy complicado saberlo, todos en el hospital hablaban de eso. Su apellido se manchó apenas se destapó todo.
—¿Y no te da miedo embarrarte? Estás metido hasta la nariz.
—No. Su hijo me ha quitado mucho, más bien me pregunto cómo puede estar haciendo tratos con alguien que quiere deshacerse de su descendencia.
Jos sonrió ladino. Esa era justo la razón por la que había confiado en él para vigilar muy de cerca a Max. Gracias a él había conseguido el nombre y dirección de Sergio y su hijo, así como sus hábitos y rutinas y por eso todavía tenía en completo control a Max. Sabía que podía hablar libremente con él siempre que tuviera aquella valiosa moneda de cambio y explotaría eso al máximo hasta volver a su hijo tan miserable como él lo era.
.
El día siguiente a "aquella" noche había llegado, Sergio se había levantado primero dejando dormir a Max hasta tarde, pues Oscar ya debía volver a la escuela y él tenía que dar miles de vueltas entre trámites y papeleo para progresar con su titulación. Ya estaba en los últimos pasitos, así que le emocionaba pronto poder tener su cédula y funcionar como profesional ante la sociedad.
Max se puso de pie poco a poco y se vio sucio, pegajoso, las sábanas estaban duras en algunas partes y se rascó la cabeza apenado cuando recordó fragmentos de la noche anterior. Le gustaba porque ninguno de los dos había sido influenciado por el alcohol o algo parecido, así que todo eso fue genuino, significaba que Sergio lo quería de alguna forma rebuscada aunque sea y él estaba conforme con eso.
Se dió un baño primero y luego cambió las ropas de la cama metiendo a lavar estas. Cuando se vio al espejo notó las marcas que Sergio le había dejado en espalda, cuello y pecho y se preguntaba si el moreno también tendría las suyas. Bajó las escaleras para hacerse de algo y desayunar y se sentó a revisar el teléfono mientras comía.
Carlos le contaba sobre todo lo que había pasado con Charles, el que ya empezaban a salir formalmente y también escribió poco después sobre lo enojado que estaba porque había descubierto moretones en los brazos del muchacho. Su papá le había propinado una golpiza por el viaje y Carlos tuvo la intención de confrontar al hombre y la situación, pero el rubio le suplicó que no. En los textos también le contaba sobre su idea de mudarse con él y darle una buena vida sin alguien que lo agreda al llegar a casa. Max sabía que el español tenía muy buen sustento económico tanto familiar como independiente, seguir pagando la universidad de su novio no sería un problema, pero también entendía el miedo del chico.
Al final solo eran niños de veinte que todavía sentían remordimiento y culpa de sus actos como si fuesen los malos siempre, muy diferente a los años de distancia y experiencias entre ellos y por un momento reflejó su situación también.Max escuchó la puerta abrirse, seguramente era Sergio y no se equivocó, pero detrás de él estaba Charles. El clima estaba caluroso pero aún así ese par llevaba una cantidad inusual de ropa encima.
—Hola, Max.— El monegasco saludó, lucía agotado, muy diferente al Charles de mejillas rosa y ojos brillantes que conoció.
Max saludó de vuelta rápidamente y se puso de pie para alcanzarlos. Su mano tomó el cabello de Sergio y le dejó un inesperado beso en la frente.
Charles abrió la boca impresionadísimo y Sergio no supo qué cara hacer o qué responder, de hecho se quedó paralizado, ese plan nunca fallaba.—¿Cómo les fue?— Max sonrió para Sergio, estaba siendo en extremo cariñoso.
—Bien.
—¿Quieres que vaya por Oscar más tarde?— Acarició su mejilla apartando cabellitos de ella.
—No, gracias.— Sergio apartó la mano de Max y este dejó ver la confusión en su rostro. Estaba siendo cortante, más de lo habitual y le dolió notarlo —Charles, subamos.— El moreno indicó con la cabeza para que ambos siguieran su camino, dejando a Max ahí sin tener muy claras las cosas.
No. No, no, no. Se negaba a pensar que esa actitud era por la noche anterior. Si Sergio le respondía así era porque algo de él pensaba en esos momentos como errores y no podría soportar que así fuera.
En la habitación del pecoso, Charles todavía seguía sin poder creer lo que había visto, en realidad no le parecía algo malo, sino inesperado.
—¿Te quedarás a comer? Para saber cuánto debo preparar.
—Ah sí, claro.— El rubio dudaba si preguntar era buena idea, pero ya no pudo evitarlo, su necesidad de chisme era mayor a las alarmas evidentes de que no era un buen tema de conversación —Oye, Sergio ¿Max y tú están saliendo?
El pecoso pausó lo que estaba haciendo y luego miró a Charles.
—No. Y te sugiero que no continúes hablando del tema.—¿Y por qué no?— El muchacho se acercó a su profesor —Max ha estado ahí desde que todo lo de Oscar comenzó, le ayudó de formas que nadie más podía y se lleva bien con el niño ¿Qué le falta?
Un suspiro pesado apareció en labios de Sergio.
—Charles, soy un adulto y tengo un hijo. Los romances y esas cosas no son parte de mis planes ¿Sí?—Hace mal.
—¿Perdón?
—Max está enamorado de usted, se le nota a leguas.— El interruptor de discreción se apagó —Y a veces él no me simpatiza mucho pero es muy bueno con usted, incluso ahora con todo lo de su papá, todavía tiene el tiempo y el amor de cuidarlos.— Sergio se cruzó de brazos —Si a mí me hubiesen quitado mis licencias a meses del título me habría suicidado.
—Él no se va a morir si espera un poco más, lo digo por experiencia.
Charles negó.
—Es diferente. Para él un año sin trabajo es un año sin actualizarse y de eso dependen vidas humanas. Es cardiólogo, profe.Sergio estaba claramente molesto y suspiró otra vez fastidiado.
—Escucha, Charles. Yo no quiero una relación con Max, estoy agradecido por todo lo que hizo por mí y por mi hijo pero nada más. Él tiene sus problemas y yo tengo los míos y no necesito agregar otros a la lista.El rubio se rascó la nuca.
—No debería meterme, ya sé. Pero quizá el haber hecho las cosas solo durante mucho tiempo lo hizo duro. A mí me costó un tiempo acercarme a usted y eso que al principio me esforcé porque tenía otras intenciones, pero Max es honesto y aún con eso insiste en dejarlo fuera. No sea rígido, Oscar también se lo agradecería.Ese punto fue suficiente, Sergio estaba harto de que todo el mundo hablara de Oscar como si lo conocieran mejor que él, le fastidiaba.
—Creo que me iré ahora, dejaré las cosas por aquí. Perdón que no me quede a comer.— Antes de ser corrido, prefirió retirarse por su cuenta, era una especie de bandera blanca.
Paralelo a la situación de la planta alta, Max había recibido una llamada del hospital, así que ya no estaba para cuando Charles se fue.
Sergio se quedó pensando, nadie tenía por qué cuestionarle sus decisiones pero aún así se sentía mal por cómo estaba llevando las cosas.
Ya era un adulto, tal como dijo, pero su conducta era la de un muchachito que no sabe lo que quiere y eso no era correcto.
Algo en lo que Charles tenía razón era en la parte donde Max era honesto y Sergio solo estaba portándose como un tonto con él, confundiendo las cosas y enredando todo.Tenía que hablar con Max y dejar todo claro, quizá era momento de que cada uno continuara con su vida como la conocía, ya no habían razones para que compartieran casa ni pasaran tanto tiempo juntos, pero Sergio se había sentido tan cómodo que jamás reparó en notarlo.
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Peacemaker | Chestappen
AléatoireNo es sabio tener por seguro las cosas. A veces la vida nos enseña esa lección de maneras interesantes. - Finalizada. (Si se requieren adaptaciones, por favor hablar con el autor primero.)