Max volvió al hospital, pronto llegaría el momento de presentarse a su guardia, llevaba toda la tarde esperándolo porque era lo único que podría mantenerlo tranquilo, distraído.
Sin embargo, llegar a las instalaciones no se sintió como ese aire fresco que esperaba, apenas apareció por ahí ya habían reporteros esperándole, era lo que muchos querían, se trataba del escándalo del momento y quién mejor que el hijo del protagonista para hablar.Max se negó, hizo su mejor esfuerzo para pasar rápidamente y se sintió refugiado por un momento. No sentía que le afectara hasta ahora, simplemente le resultaba molesto. Caminó hasta recepción para poder reportarse y saludó como lo hacía habitualmente, pero la respuesta fue diferente, se sintió diferente. No todos respondieron y algunos lo hicieron de mala gana pero acabó por no tomarle demasiada importancia.
"Esto no es personal."
Se movió un poco más hacia su área y por fin estaría en el piso de cardiología, cuando llegó ahí se encontró con Alonso, titular del pabellón. Le saludó brevemente con una sonrisa pero no le pareció raro, ese hombre siempre andaba con prisas. No obstante, al intentar pedir sus expedientes notó por fin la tensión en el ambiente.
Las enfermeras hablaban entre sí y algunos pacientes en los pasillos le veían con recelo, como si al intentar acercarse ellos pudieran salir corriendo o algo.
Sus pensamientos se cortaron cuando el golpe seco de carpetas frente a él resonó en sus oídos.—Gracias.— No recibió respuesta. Parecía que de un momento a otro todo mundo decidía regalarle nada más que indiferencia.
Pero debía trabajar. No pediría que algo tan irrelevante como la actitud de otros le estorbaran en lo que tenía que hacer, así que se dispuso a visitar a sus primeros pacientes pero se encontró frente a un escenario desconcertante e inesperado.
—Buenas noches, señor Strong.— El rubio entró a la habitación —Soy el doctor Verstappen, yo estaré a cargo de...
—¿Verstappen?— Una mujer que estaba al lado de la cama del anciano se levantó de un brinco —¿Como el de aquella noticia? ¿Tú eres ese doctor?— En un inicio Max no le dió importancia y estuvo a punto de tomar la mano del hombre para chequear que sus vías estuvieran bien pero nuevamente la mujer interrumpió dándole un golpe a su mano —¡Tú eres ese hombre del diablo!
—Señora, por favor.— Había retirado la mano, naturalmente. Se mantenía sereno intentando controlar la situación —Le aseguro que no...— Pero ella seguía interrumpiendo, cuanto más tiempo pasaba, más crecía la histeria de la mujer.
—¿Por qué todavía estás aquí? ¡Debieron meterte en la cárcel hace horas!— Había obligado a Max a retroceder, no por fuerza ni maña sino porque el rubio evitaba el conflicto a toda costa e intentaba ni siquiera tocarla.
—Señora, por favor.
—¡Una enfermera! ¡Enfermera!— Ella salió gritando de la habitación llamando la atención de todos los presentes —¡Ayuda, por favor!
Un equipo llegó corriendo encontrándose con la mujer aterrorizada contando desesperadamente su versión del asunto.
—¡Ese hombre le quiere quitar los órganos a mi papá! ¡Está esperando que se muera!El personal miró a Max quien observaba incrédulo a la mujer y luego a ellos. Esto no podía estar pasando, no podía ser.
El rubio revisaba su teléfono mientras esperaba sentado fuera de la oficina de recursos humanos. Lo habían enviado ahí pero parecía estar ocupado así que lo habían tenido ahí por varios minutos.
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C. Sainz (8:45 am):
Max, hola. Acabo de ver las noticias, me enteré de lo que esta gente dice. Espero que estés bien, sabes que siempre cuentas conmigo para lo que necesites. Te quiero, amigo.
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Peacemaker | Chestappen
RandomNo es sabio tener por seguro las cosas. A veces la vida nos enseña esa lección de maneras interesantes. - Finalizada. (Si se requieren adaptaciones, por favor hablar con el autor primero.)