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Entre la línea del pequeño pero denso bosque y una casita de mantenimiento, Max había conseguido colarse junto a Sergio. Nadie los vería ahí, no los molestarían y podrían hablar de lo que sea.

Sergio estaba apoyado sobre la estructura de concreto y Max le daba la espalda a la maleza. El rubio no miraba al más bajo, quien permanecía quieto pero expectante y comenzaba a desesperar ante la actitud inquieta del más alto, este se pasaba las manos por el cabello y suspiraba mientras parecía bastante estresado y perdido en sus propios pensamientos.

—No te odio, es imposible que lo haga porque de hecho me gustas mucho, pero eso ya lo sabías, y porque me gustas es que no debería estar aquí ahora ni nunca.

El gesto de Sergio fue bastante obvio pero a su vez complejo. Sabía que le gustaba, se lo había dicho, pero el problema de escucharlo directamente venía de la frase después. No quería verlo, no quería estar ahí, así que nada tenía sentido.

La realidad era que habían pasado muchas cosas. Max había sido llamado al hospital el día que no volvió con Oscar y su papá para informarle de su reactivación como residente, solo para que pocas horas más tarde su padre le interceptara recalcando que eso también se lo debía a él.
Sin embargo, lo más fuerte sucedió el día que padre e hijo se reunieron para hablar. Max sabía que su papá podía ser un animal salvaje cuando se lo proponía, sus constantes golpizas lo demostraban sin duda alguna, pero verlo llegar a ese punto no tenía precedentes.

Jos citó a su hijo en la oficina de su cada vez más decadente clínica, ahí volvió a recalcarle lo mucho que le debía y que todo lo que Max tenía era gracias a él. Discutieron, el más jóven ya no sentía miedo e incluso admitió sus intenciones de delatarlo y sin embargo subestimó a su padre.
Jos le enseñó un pequeño folder de papel en el que estaban algunas fotografías, iniciando por esa noche en la que Max subió por primera vez a la camioneta de Sergio para refugiarse en su casa cuando todo explotó, fotografías de ellos juntos, de Oscar y él en el parque, y se le congeló la sangre cuando las últimas fotos eran recientes, solo de Sergio y su hijo yendo a la escuela y haciendo otras actividades. Debió predecirlo, debió saberlo y se sintió impotente al darse cuenta de lo pequeño que todavía era frente al dominio de su padre.

En todos sus años juntos, desde la muerte de su madre, Max jamás llegó a conocer la magnitud de la miseria que había en el corazón de ese hombre, fue evidente cuando le miró. Max estaba sorprendido, asustado. Otra vez le temía al hombre que se levantaba frente a él porque esta vez podía arrebatarle todo lo que conocía, las cosas que amaba, todo lo que quería de forma permanente.
Sin embargo, un león viejo y moribundo nunca deja de pelear. Jos tenía un trato para Max.

—El psicólogo y su hijo por mi libertad.

Esas fueron las palabras que salieron de aquellos viejos y macabros labios. Max no contestó y en su "misericordia", su padre le dió tiempo para pensarlo.

Y Max se lo contó todo a Sergio. Detalle a detalle, el rostro del pecoso se horrorizaba más al punto de dejarle sin palabras.
El menor había atravesado una tormenta que todavía no terminaba por culpa de un ser que era de todo menos humano, de todo menos un padre, porque sacrificaría a su propio hijo por salvarse a sí mismo.
Max tomó las manos de Sergio, no le gustaba verlo preocupado, mucho menos con miedo, pero debía asegurarle que estaba totalmente a salvo.

—Solo serán 4 años máximo, al menos hasta que pueda mostrar mi inocencia, pero él los dejará en paz.— Sergio le miró sin entender a qué se refería, o más bien, no queriendo asumir que lo sabía —Carlos lo sabe, él también es bueno moviendo piezas en silencio. Volveremos a vernos más rápido de lo que piensas. Lo prometo.

El pecoso le miró, sus ojos se llenaron de lágrimas silenciosas que luchaban por no caer. Había pasado de todo esos días, la determinación que tenía de aceptar que Max no era más que un muchacho agradable se derrumbaba bajo la idea de no verle otra vez, ni siquiera en revistas o la televisión, de no saber nada de él.
Sintió la mano del rubio acariciando su mejilla y trató de negarse al contacto pero al final cedió. Max besó su frente, era el último momento que compartirían juntos y Sergio no podía decir nada de lo que estaba en su cabeza.

Quería pedirle que no se fuera, que encontrarían una solución, que no lo abandonara tal como cada persona en su vida, que tal vez sí le quería. Pero se le terminó el tiempo, Max se fue después de ayudarle a salir del lugar.
Le observó alejarse para subir a su coche, ya no volvieron a mirarse pues en el fondo el rubio sabía que de hacerlo titubearía con su decisión y no quería ser egoísta. Esta era su pelea, Sergio y Oscar no tenían nada que ver en ello.

Sergio volvió a casa, Oscar volvería hasta las 9 de la noche junto a Carlos y Charles, tenía tiempo para desahogarse y lo hizo. Fue cuando se maldijo por haber sido tan minucioso al recoger las cosas de Max, porque no había nada suyo ahí, nada que le recordara su estadía ni el tiempo juntos. Y ya no había nada qué hacer porque tampoco tenía derecho ni libertad para decidir sobre él aunque le doliera cada vez que respiraba.

Se sentía como un sueño, al menos un periodo irreal, nada tenía sentido y las cosas habían pasado muy rápido ¿De dónde diablos habían salido tantas cosas de repente?

Hasta unos meses atrás todo estaba bien en su pacífica vida. Eran solo él y su hijo disfrutando de una rutina tranquila y agradable, pero llegaron todas estas cosas, amigos nuevos, caminos nuevos, fue cuando las cosas dejaron de tener sentido entonces. Quizá había sido un error haber dejado entrar a Max porque era quien más le pesaba ahora, pero en el fondo sabía que él no tenía la culpa, más bien, era la víctima de todo esto.

•••

Hola, de nuevo yo.

Honestamente me está costando un poco de trabajo escribir el ritmo de la historia porque a alguien (yo) se lo está llevando la súper ch1ngada con la universidad, así que disculpen si tal vez algo no es como les gustaría leer, créanme que le echo muchas ganas pero también estoy como en un semi bloqueo.
Es decir, sé a dónde quiero llegar, pero el camino para ese punto de la historia no lo tengo nada claro justo ahora, pipipipipi.

En fin, no es nada que no se pueda resolver, así que no se preocupen, solo hagan sus oraciones o vibras (a lo que sean creyentes) por este usuario que anda complicado estos días.

Gracias por sus lecturas, nos vemos el próximo fin de semana. 💜

Peacemaker | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora