033 - ¿Qué siente Billy? - Parte III

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Al día siguiente, por un puto día que no tenía nada que hacer resulta que la mocosa de mi hermanastra se escapa. Mi padre se volvió a cabrear y me dio una paliza antes de mandarme a buscarla. Lo iba a pagar caro, la muy idiota. Fui atando cabos hasta que la señora Wheeler me dijo que seguramente estaban en casa de los Byers, así que me dirigí allí a toda velocidad.

La gota que colmó el vaso fue que, al llegar frente a la casa, quien salió por la puerta de casa no podía ser otro que Harrington, ¿de verdad no me lo iba a quitar de encima?

— Estoy buscando a mi hermanastra, un pajarito me ha dicho que estaba aquí —la vi ya asomada por la ventana, sólo quería ver hasta cuando era capaz de mentirme a la cara.

— No sé, no la conozco —contestó Harrington con bastante tranquilidad.

— ¿Porqué me mientes, Harrington? —tiré el cigarro al suelo— ¿Y quién es esa entonces? —señalé hacia la ventana. Él se giró y aproveché que bajó la guardia para darle un golpe y dejarle fuera de juego. Si ya venía furioso, eso empeoró mi estado de ánimo.

Me dirigí hacia el interior de la casa a toda velocidad. Esto solo iba a peor, le dije a mi hermanastra que se alejara de Sinclair. No solo estaba con él, sino que encima estaba con los demás pringados de sus amigos.

— Billy, márchate —encima la mocosa tenía la osadía de encararse a mí.

— Billy por favor, cálmate. Vete, por favor —cómo no, si Harrington estaba allí, Isabella también tenía que estar. Simplemente la ignoré, no tenía tiempo para eso ahora.

— ¡Estás muerto, Sinclair! —gruñí, ignorando a Isabella.

— ¡No, lo estás tú! —Harrington apareció de la nada y me propinó un puñetazo. Reí con cinismo secándome la sangre de mi bica. Esto se iba a poner interesante.

A partir de aquí, los dos nos enzarzamos en una ensangrentada pelea de puñetazos. Conseguí tirar a Harrington al suelo y le lancé puñetazos sin compasión. Toda la rabia contenida hacia él de estos días la estaba descargando ahora.

— ¡Billy, para por favor! —Isabella me agarró por un brazo—. Haré lo que quieras, pero por favor, deja de golpearle así. Si sigues así lo vas a matar —la miré y estaba llorando con desesperación. Verla llorar de esa manera hizo que me detuviera. No soporté verla así.

Está llorando por tu culpa, idiota. ¿Así es como quieres no hacerla sufrir? No cambiarás nunca.

De repente, noté una como algo me quemaba en el cuello. Llevé mi mano hacía el foco del dolor y me quité una jeringuilla. Miré la aguja en mi mano para después mirar a mi hermanastra Maxine me inyectó algo y, al momento, se me empezó a nublar la vista y me di de espaldas contra el suelo.

Max casi me dio con un bate lleno de clavos en la parte más preciada de mi cuerpo. Así que le tuve que prometer que dejaría a ella y a sus amigos en paz para seguir manteniendo mis genitales intactos. Después de eso, caí profundamente dormido.









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— ¿Isabella? —comencé a entreabrir los ojos y noté como Isabella me acariciaba el pelo y susurraba mi nombre con dulzura, pero estaba totalmente desorientado— ¿Dónde estoy? Lo último que recuerdo era estar en casa de los Byers.

— Estás en mi casa —me ayudó a incorporarme—. Tenemos que subir las escaleras, después podrás volver a dormir —yo solo asentí.

No sabía que pasaba ni dónde estaba, solo seguía teniendo muchas ganas de dormir. Subimos a una habitación, creo que era la suya. En cuanto entramos, no pude sostenerme más, las piernas me fallaron y me dejé caer sobre la cama, aturdido.

Object of my desire | Billy Hargrove (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora