039 - Edward Munson

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— Hola, disculpa que te moleste... —me di la vuelta con algo de intriga en mi mirada. Me encontré con unos risueños ojos castaños y una oscura melena ondulada— Soy... —carraspeó.

— Edward Munson. Sé quién eres —sonreí dirigiéndole una mirada amable.

— Oh vaya —sus ojos se abrieron con sorpresa—. Pensaba que era invisible para personas como tu —su tono de voz sonaba algo irónico, casi sarcástico.

— ¿Personas como yo? —mi semblante cambió de amable a serio.

— Bueno, ya sabes... —espetó encogiéndose de hombros.

— No. No sé —me crucé de brazos mirándole fijamente algo molesta— ¿Qué clase de persona se supone que soy, Munson?

— Pues popular, imagino. Sois seres superiores a personas como yo. Normalmente somos invisibles para vosotros, por eso me ha sorprendido que supieras quién soy —se rascó la cabeza con inquietud.

— No soy superior a nadie, Munson. Ni mucho menos me creo eso, ni de lejos —bufé enfadada—. Si solo has venido decirme malas palabras, puedes irte por donde has venido —rodé los ojos y empecé a caminar.

— Bueno, es que a ver —Eddie siguió mis pasos—. Antes de irte del instituto eras la novia del estúpido de Harrington. Y ahora sales con Hargrove, el chico más popular del instituto. A ojos de los demás claro, para mí es un chico del montón sinceramente —siguió caminando a mi lado—. Como ves, jugamos en ligas diferentes, no me estoy inventando nada.

— 10 puntos menos para ti —ni le miré—. Creo que deberías cerrar el pico antes de que lo empeores, te estás yendo por las ramas pero en el mal sentido —aceleré mis pasos con intención de perderle de vista.

Seguí caminando hacia el exterior del instituto en dirección a mi coche. Eddie seguía detrás de mi. ¿Que cómo lo sabía si se supone que lo había perdido de vista? Fácil, el tintineo de las cadenas que llevaba colgando de sus pantalones lo delataba. Llegué a mi auto, metí la mochila en el asiento del copiloto y cerré la puerta de mala gana, porqué ahí seguía él de pie, plantado como un pasmarote y mirándome con una sonrisa burlona.

— Eddie —puse los ojos en blanco con desesperación—. Dime qué quieres de una vez y deja de seguirme.

— Me han dicho que eres la mejor estudiante de tu curso —vaciló.

— Curso en el que deberías estar tú también, si no recuerdo mal.

— Ese es el tema, White —mi pullita le entró por una oreja y le salió por la otra—. En realidad soy un año mayor que tú —añadió carraspeando y con algo de indignación en su tono de voz.

— Peor me lo pones entonces —puse las manos en mi cintura—. Al grano, Eddie, tengo prisa —en realidad no, pero me estaba empezando a poner de los nervios que diera tanto rodeo y encima después de casi insultarme.

— Pues básicamente, me gustaría que me ayudaras a aprobar los exámenes finales, Isabella —murmuró desviando la mirada—. Quiero largarme de este instituto cuanto antes.

— ¿Y porqué debería hacerlo? —musité cruzando los brazos sobre mi pecho.

— ¿Porqué eres un alma caritativa y er s la única opción que tengo para salir de aquí? —respondió intentando poner cara de no haber roto un plato en su vida, cosa que no le salió bien.

— Vaya, ahora resulta que soy un alma caritativa. Pensaba que era un ente superior a ti y que eso implicaba que no podíamos dirigirnos la palabra —rodeé mi coche y me metí en el, sentándome en el asiendo del conductor. Eddie me siguió y se agachó para mirarme a través de la ventanilla.

Object of my desire | Billy Hargrove (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora