Primavera Sound (II)

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El beso comenzó suave como una caricia, cargado de emociones y sellando aquellas palabras que aún flotaban en el aire. Pronto se intensificó cuando la granadina llevó una mano a la nuca de la inglesa, permitiéndose acariciar su cabello con suavidad antes de aferrarse con ternura, buscando un contacto más íntimo y profundo. Sus cuerpos se acercaron aún más, fundiéndose en un abrazo que ambas sintieron como un paso más allá en su relación. Sus labios se acariciaban con dulzura, pero también con urgencia dejando ver el mar de sensaciones que las dos chicas estaban experimentando en sus cuerpos. Una cálida sensación que iba mucho más allá de la lujuria... quizás parecido a eso que llaman amor...

Cuando finalmente se separaron en busca de algo de aire, sus respiraciones aún agitadas eran la muestra de que algo había cambiado aquella noche. La pelinegra apoyó su frente contra la de la andaluza y ambas compartieron una sonrisa radiante que atesoraron en su retina justo al abrir lo ojos y encontrarse con la mirada de la otra... En aquellas pupilas se sentían en casa...

***

La noche fue larga e incómoda. Violeta era incapaz de conciliar el sueño debido a la resaca física y emocional que se hacía presente en su cuerpo tras la intensa charla. No podía estar quieta y cambiaba de posición cada pocos minutos, algo que no pasó desapercibido para Chiara.

La inglesa trataba de abrazarla para calmarla, dejando suaves besos en su nuca y apretándola contra su pecho, pero notaba la inquietud de la pelirroja... habían removido demasiadas cosas.

Ella misma sentía en su interior aquella sensación de incomodidad, por lo que, en parte, se aferraba también a la espalda de la granadina para evitar indagar en los mil recuerdos que la acechaban. Lo que no sabía la menorquina, era que el principal motivo que impedía que la andaluza se durmiera era ella misma. Violeta también notaba la intranquilidad en su compañera y estaba preocupada. No pudo callarse cuando la respiración de la inglesa se aceleró.

- Kiki... ¿estás despierta?

- Sí...- susurró la pelinegra con un deje decaído.

- ¿Estás bien?- cuestionó la granadina al notar cierta angustia en aquel hilo de voz. Parecía estar a punto de llorar.

- Sí...- contestó de vuelta.

- ¿Qué pasa?

Violeta se giró lentamente para encontrarse con los ojos de la menorquina y acarició con delizadeza el rostro de la británica mientras se daba cuenta de las lágrimas que humedecían sus mejillas.

- Kiki...

- Estoy bien.- negó con la cabeza mientras cogía las manos de la motrileña y las bajaba hasta su pecho.

- ¿Ha sido por algo que he dicho o hecho? No debería haberte escrito... lo siento.

- No vuelvas a decir eso, idiota.- apretó su agarre.- Me pone muy feliz que sea la primera persona a la que buscas cuando no estás cómoda.

- Entonces... ¿qué pasa?

La mirada de la motrileña se aferraba a la de Chiara, buscando desesperadamente alguna pista en sus ojos, pero solo encontraba el tenue brillo de las lágrimas que aún no se habían derramado por completo. No entendía por qué la pelinegra estaba tan afectada por el simple hecho de descubrir un episodio algo amargo de su vida, pero aquella expresión de angustia en su rostro solo hacía que el nudo de su garganta se apretara cada vez más. Temía que hubiera algo mucho más grave en su trasfondo... las marcas.

- Kiki, por favor...- murmuró la pelirroja con voz entrecortada, sintiendo cómo la preocupación comenzaba a abrumarla.- No quiero que estés así... yo solo... solo quería desahogarme contigo... si hubiera sabido que esto te removería tantas cosas me habría callado...

Valium | KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora