Granada

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- Llámame cuando llegues por favor...

- Sí... luego hablamos, Kiki, te quiero.

- Te quiero, Vivi...

La andaluza fingió una sonrisa y abrazó por última vez a su novia, dejando un suave beso en su mejilla. Alargó todo lo que pudo aquel contacto, buscando ahogar entre sus brazos la incertidumbre de no saber cuándo volverían a verse, pero sobre todo, la angustia de ser consciente que la trama con Natalia no había hecho más que empezar.

***

Los días en Granada pasaban mucho más lentos de lo que a Violeta le hubiera gustado. Le estaba costando sobremanera adaptarse de nuevo a su rutina, puesto que, por algún motivo, recorrer media Andalucía por un par de segundos en la pantalla ya no la llenaba como antes... Aunque hacía unos meses ese era el sueño por el que tanto había luchado, en aquel instante solo maldecía el momento en el que había decidido estudiar periodismo.

Quizás era el estado de alerta en el que vivía intentando resguardarse de Natalia y sus posibles secuaces... o el hecho de que llevara casi un día entero sin hablar con Chiara.

La noche anterior habían discutido por culpa del agotamiento que les suponía a ambas estar tan lejos. La inglesa intentaba insistentemente llamar a la andaluza para retomar un poco ese contacto que habían perdido con la distancia, pero en la mayoría de ocasiones la pelirroja estaba atendiendo asuntos del trabajo y le era imposible contestar. Cuando la andaluza trataba de retomar la conversación, la menorquina o ya se había dormido o también estaba ocupada con sus quéhaceres, así que coincidir, coincidían poco...

- ¿Cómo estás, pelirroja?- cuestionó Denna mientras se adentraba en el salón y dejaba sus llaves y su bolso en la mesa.

Violeta solo pudo observarla y en el instante en el que sus ojos se cruzaron, las lágrimas comenzaron a brotar. Había estado intentando ocultar su malestar durante toda la semana tras su vuelta, pero era incapaz de seguir fingiendo ante su mejor amiga. Estar tan lejos de Chiara la estaba destrozando, pero lo peor de todo, era aquella angustia que no se había separado de ella desde que había aparecido Natalia de nuevo en su vida.

Hasta el momento no había hecho acto de presencia de manera directa. Sí es cierto que en alguno de sus viajes por la comunidad cubriendo noticias, había distinguido a varias "amigas" que recordaba de cuando aún era pareja de la de Pamplona, pero con ninguna había ido a mayores. Parecía que simplemente la estuvieran espiando.

Cuando la rubia distinguió aquella mirada perdida en su compañera, no lo dudó y se sentó junto a ella en el sofá para abrazarla con fuerza. Sabía perfectamente que a su amiga se le estaba haciendo cuesta arriba la vuelta a su tierra, y aunque intentaba amenizar un poco sus días en cuanto volvía a casa, era consciente de que no era suficiente.

- Mi niña, ¿has podido hablar con Chiara?

La pelirroja se limitó a hundir su nariz en el cuello de Denna, quién la apretó un poco más al notar el llanto ahogado de su amiga.

- Vio, tenéis que hablar...

- Es que es todo tan difícil...- las palabras se le atragantaron en el inmenso nudo que tenía en su garganta.- cuando yo puedo ella no y al revés. Es como si la misma fuerza del destino que nos unió la primera vez se esmerara ahora en separarnos.

- No digas tonterías anda... piensa que mañana es domingo. Quizás ella descanse y tú tenías la tarde libre, ¿no? Hacéis una videollamada o algo... lo que no podéis es pretender seguir juntas así sin prácticamente hablaros.

Valium | KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora