Chiara se mordió el labio frustrada ante la revelación de la andaluza. Por mucho que no fueran nada le dolía saber que Violeta había tapado sus besos con los de otra persona a los pocos días de aquella noche en su habitación.
- La destrozó psicológicamente, Chiara... eso te vuelve dependiente y hace que hagas gilipolleces.
- No entiendo por qué siguió hablando conmigo entonces...- clavó su mirada en el suelo y llevó una de sus manos a la cara para frotar sus ojos tratando de evitar que las lágrimas cayeran.
- Seguí hablando contigo porque me gustabas. Porque me gustas...
La voz de la pelirroja se escuchó a lo lejos y su silueta apareció en el umbral de la puerta del salón mirando fijamente a la inglesa. Esta, al escucharla, alzó la mirada sin ocultar sus ojos vidriosos.
- Seguía escribiéndote y llamándote porque disfrutaba compartir tiempo contigo. Me gustaba verte, oír hablar de tu día en el trabajo, las anécdotas con los clientes, tus bromas... todo. Disfrutaba de ti y de lo que tenía contigo, por raro que pareciera.
- ¿Y por qué te la tiraste?- aquello más que una pregunta parecía un reproche. Violeta lo captó al instante y no podía juzgarla porque ni ella misma se comprendió en aquel momento.
- Yo... Kiki, es complicado de explicar...
- No lo creo. La pregunta es sencilla, ¿por qué te acostaste con ella si tanto te gustaba yo?
La motrileña suspiró tratando de encontrar las palabras adecuadas para hablar. No sabía si Chiara estaría dispuesta a entenderla, pero sí que merecía una explicación.
- Cuando volvimos a Granada, Natalia estaba esperándome en el aeropuerto. Vino con un ramo de flores y un peluche de osito con un corazón. Me pidió perdón mil veces, me dijo que se había sentido fatal por cómo me había tratado esas últimas semanas y me prometió que no iba a volver a pasar... Intenté decirle que lo nuestro se había acabado para siempre y que no iba a aceptar ninguna disculpa... pero me tendió una trampa...
Algunas lágrimas se deslizaron por las mejillas de la andaluza y su voz, antes temblorosa, ahora reflejaba todo el dolor que sentía al recordar aquello.
- Me dijo que me iba a presentar a sus padres.- la inglesa bufó con incredulidad. Violeta trató de justificarse.- Yo llevaba medio año insistiéndole para que nos presentáramos de manera oficial con nuestras familias y me lo puso ahí en bandeja... Ella sabía perfectamente lo que estaba haciendo y lo importante que era eso para mí... tonta de mí creí que había cambiado y que todo sería diferente. Ni un día tardó en darme una hostia de realidad, supongo que esa me la merecí.
La menorquina simplemente permaneció en silencio. No podía realmente exigirle nada a la granadina pero aún así algo dentro de ella le quemaba en el pecho. Era rabia con un toque de decepción y alguna que otra emoción contradictoria. Quería comprenderla y en parte lo hacía, pero era incapaz de no sentirse engañada.
- No tienes que entenderlo ni aceptarlo, Kiki... lo que hice no estuvo bien,- admitió.- pero no puedo cambiarlo. Cuando ella volvía mi ansiedad desaparecía... aunque luego se multiplicara por diez cuando empezaban a ir las cosas mal.
- ¿Fue más de una vez?
Violeta bajó la mirada, lo que Chiara entendió como una afirmación. Una risa amarga salió de su boca y miró a través de la ventana intentando que aquellas vistas familiares le trajeran algo de paz, pero solo pudo recordar la mañana en la que la andaluza se fue de su casa tras su primera noche juntas.

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Valium | KIVI
RomanceChiara, una farmacéutica profesional y dispuesta a la que el mundo se le pone patas arriba por una pelirroja sin receta. ⚠️ +18 (incluye contenido explícito y lenguaje soez)