Valium | KIVI

Es ella

Ambas rieron ante el estado general del grupo, pero la mirada de la menorquina enseguida retomó el talante sobrio mientras posaba un dedo en la boca de la granadina.

- Shh... he oído algo. Alguien quiere entrar.

Agarró la muñeca de Violeta y la apretó contra ella para que la siguiera detrás de las cajas. Se agacharon quedando muy cerca la una de la otra y poco después dos figuras se adentraron en la carpa. La andaluza se sorprendió al reconocer una de las voces...

- ¿Entonces te vas?- la figura más bajita se sentó en una de las cajas que quedaba al otro lado del escondite de las chicas dejándola a la altura de la otra.

- Nunca dije que fuera a quedarme.- la figura más alta y cuya voz había reconocido Violeta se puso delante encendiendo un cigarro y soltando todo el humo en su cara.

- Vamos que para ti esto ha sido un revolcón y punto. Vete a la mierda, Nat.- había dudado un instante pero al escuchar aquel nombre no le quedó duda alguna. Era ella.

La andaluza notó su pulso acelerarse y se llevó una de sus manos a la boca tratando de contenerse. Aún así le fue inevitable. Las lágrimas salían de sus ojos a gran velocidad, desbordándose por sus mejillas y sin poder hacer nada para evitarlo.

La figura pequeña le robó el tabaco con rabia y dio una calada mientras dejaba que la otra hablara.

- Sabes a qué he venido, no sé por qué te sorprende.- recuperó el cigarro.

- ¿Por qué no te olvidas de esa zorra de una vez?

- Esa zorra folla mucho mejor que tú.

- Eso es mentira.

- ¿Sí? Demuéstramelo.

Y vio perfectamente como la pequeña le tiraba el cigarrillo y se abalanzaba sobre la boca de la mayor aprovechando la altura que le daban las cajas de cartón.

- Kiki, necesito salir de aquí.- susurró la motrileña.

Chiara miraba la escena con intriga hasta que se percató del estado de la granadina, hiperventilando y con un llanto desgarrador que intentaba ahogar en la palma de su mano.

- Vivi, ¿qué pasa?

- No puedo ver esto, necesito irme.- a Violeta le costaba pronunciar las palabras debido a la falta de aire. Estaba al borde del ataque de pánico.

Iba a salir corriendo y lo abría hecho de no ser por las manos de la inglesa que la rodearon y la apretaron contra su pecho, abrazando su cabeza y dejando un suave beso en su pelo.

- Estoy buscando la salida.- susurró y la andaluza entendió entonces lo que estaba haciendo la pelinegra. Estaba evitando que mirara en dirección a las dos chicas.

Escuchó algunos gemidos y la ropa caerse al suelo. El choque de los botellines de las cajas, suponía que debido al movimiento, y aunque se estaba esforzando por no pensar en aquello, todo lo que no veía con sus ojos lo estaba imaginando en su cabeza... peor incluso que la realidad.

La morena se incorporó un poco sosteniendo la mano de la pelirroja y tiró de ella al ver que tenían una oportunidad para salir de la carpa sin ser vistas. Pero nada más salir de su escondite, los ojos de Violeta se fijaron en las dos figuras coincidiendo con un giro de cabeza de la mayor para colocarse el pelo. Sus miradas coincidieron y a la pelirroja se le cayó el mundo encima mientras que la figura esbelta simplemente sonrió. La andaluza no supo distinguir si era porque estaba disfrutando del dolor reflejado en sus ojos o porque realmente se alegraba de verla.

Antes de que pudieran decirse nada, la inglesa tiró aún con más fuerza del brazo de la granadina consiguiendo salir del almacén y alejándose de él a paso ligero.