Si le haces daño

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- Uno por los viejos tiempos... ¿no? Seguro que tu chica ni se entera.- susurró mientras la ayudaba a desabrocharle el botón de sus vaqueros.

La morena acercó sus labios a los de la granadina y acabó con la distancia entre las dos abriéndose paso por su boca con agresividad. Violeta únicamente notó la lengua de Natalia recorrerla y una de las manos de la chica en su pecho, tratando de sortear la tela de su sujetador.

Esta vez el escalofrío hizo que toda su piel se erizara. Se odiaba por estar sintiendo eso, pero era lo que le pasaba con ella desde que la había conocido, tenía ese poder sobre ella... bueno, ese y otros muchos más...

Cerró sus ojos con fuerza tratando de volver en sí. El beso que estaba despertando sensaciones contradictorias en su cuerpo pasó a ser repugnante cuando Natalia trató de dirigir su mano por debajo de sus pantalones. No iba a volver a caer. Esta vez tenía mucho por lo que luchar.

- ¡BASTA!- Violeta se separó con rabia empujándola y dejándola completamente atónita. Jamás le había respondido así.

- ¿Perdón?- la morena no estaba acostumbrada a recibir un no por respuesta, así que agarró la muñeca de la andaluza y volvió a acercarse, esta vez de forma mucho más intimidante.- No calientes lo que no te vas a comer, pedazo de zorra.

Intentó besar de nuevo a la de Granada pero esta rehuyó de su boca apartando como pudo el rostro. Justo cuando iba a aprisionar su otra muñeca para frenarla notó un dolor intenso en sus costillas que la desestabilizó.

- ¡SUÉLTALA!

Una chica de cabello rojizo le había propinado una potente patada en el costado que la hizo retroceder unos pasos. Cuando Violeta abrió los ojos tras el susto, sintió un gran alivio al descubrir que era Ruslana.

- ¡RUS!- Gritó la motrileña justo después al ver que su ex novia le lanzaba un puñetazo a la cara.

Por suerte, antes de que el puño de chica colisionara en la canaria, un hombre alto y corpulento agarró el brazo de la pamplonesa utilizando su fuerza para tirarla al suelo. La chica soltó un grito de dolor al impactar con dureza contra el terreno.

- Pfff... Gracias, Omar, te debo una.- suspiró aliviada mientras rodeaba a la otra pelirroja entre sus brazos, notando como aún temblaba. El chico simplemente le guiñó un ojo.

- Menudas cobardes... esto no se va a quedar así.

Natalia se incorporó y dio algunos pasos hacia atrás al ver cómo el resto del grupo  se acercaba hasta allí. En el momento en el que divisó también a un segurata salió corriendo perdiéndose entre la multitud.

Ruslana soltó a Violeta poco después y le lanzó una mirada que a la andaluza le costó descifrar. No sabía cuánto había visto de la interacción, pero hubiera visto lo que hubiera visto, esperaba poder hablar con ella antes de que le contara Chiara cualquier cosa sin contexto.

- ¡VIVIIII! Dios santo, ¿estás bien?

La menorquina apareció poco después abalanzándose sobre la granadina y apretándola con fuerza entre sus brazos, consiguiendo, tras pocos segundos, estabilizar sus pulsaciones. La pelirroja no pudo evitar suspirar con una mezcla de culpa y alivio al sentir el calor del cuerpo de la inglesa contra ella, le traía la paz que necesitaba con el simplemente notar la presión de sus brazos sobre ella. Aún así, algo la atormentaba impidiéndole disfrutar del todo del contacto. No podía sacarse de la cabeza esa misma sensación de presión de hacía escasos segundos, aunque lógicamente mucho más desagradable.

- Sí... estoy bien, gracias a Rus... -susurró, mirando con agradecimiento a la ucraniana, todavía ahogada por la adrenalina.

- ¿Qué ha pasado aquí? -pronto Alex y el resto de integrantes del grupo se acercaron con un claro gesto de preocupación en sus caras.

Valium | KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora