Convivencia

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Chiara no dijo nada y apresó aquellos carnosos labios en su boca, esta vez con una mezcla de urgencia y calor. Su lengua se abrió paso en el interior de la granadina casi al instante y sus manos se deslizaron hasta su trasero, dejando un fuerte apretón allí, que provocó que la pelirroja suspirara en su boca. Violeta respondió al beso con igual intensidad, tirando la cintura de su chica contra ella con una fuerza que sorprendió a la morena. Una risa pícara se escapó de los labios de la motrileña cuando dejó que una de sus manos quedara situada estratégicamente entre las piernas de Chiara.

- Vivi... estás siendo muy mala.- jadeó.- y no voy a poder controlarme...

- Pues no lo hagas.

Chiara miró a ambos lados en busca de alguna otra persona en aquella estancia, y al percatarse estaban a solas, no dudó en llevar sus manos hasta las caderas de Violeta y empujarla con rabia hasta una de las paredes. Si quería jugar, iban a hacerlo.

- ¿Aquí en medio?- jadeó la motrileña mientras imitaba el gesto de su chica, observando que no hubiera nadie más.- Kiki que hay cámaras...

- Has empezado tú.- bufó la menorquina en su cuello con algo de decepción. La de Granada tenía razón, aquel no era el mejor lugar.

- ¿Sabes dónde están los baños...?

Una sonrisa volvió a dibujarse en el rostro de la inglesa al escuchar la propuesta de la pelirroja. Se mordió el labio pensando en lo que podría pasar y agarró su muñeca con fuerza en dirección a otro de los pasillos. Una señalización clara alentó a la morena a seguir tirando de Violeta hasta que por fin llegaron a los baños, donde 3 estrechos cubículos vacíos les dieron luz verde para continuar.

Antes de que Chiara pudiera hacer un movimiento más, la andaluza agarró el top de su chica con fuerza y la atrajo hasta ella, metiéndolas a las dos en uno de los cubículos. Se lanzó a su boca justo después y apresó los labios de la morena con toda la furia que no había podido desatar hasta el momento. Después de la adrenalina del juego y la tensión que había ido creciendo entre las dos, aquello solo podía estallar.

Chiara atacó el cuello de la granadina mientras terminaba de arrinconarla contra la pared, y Violeta dejó escapar varios gemidos ahogados al sentir la húmeda presión de su chica en su punto más sensible. Las manos de la morena, comenzaron a hacer un recorrido frenético que no dejaba milímetro del torso de la motrileña desatendido. Viajaba desde sus caderas hasta sus costados, se entretenía en sus pechos y apretaba su espalda, para más adelante comenzar a jugar con el borde de la camiseta, que poco más iba a tardar en desaparecer.

Violeta, impaciente, separó un poco a la británica para deshacerse de la prenda que cubría sus pechos y Chiara terminó de apartar el sujetador para lanzarse a atender aquellas perfectas esferas que tanto le encantaban. Dejó besos plagados de deseo, apretó los pezones contra sus labios y los mordió con cierta delicadeza provocando en la andaluza un pequeño grito de placer.

- Shh... nos van a escuchar.- dijo la pelinegra, sin cesar en su labor por hacer sentir bien a su chica.

- Pues no hagas eso...- bufó Violeta, tratando de silenciar lo máximo posible sus gemidos, sabiendo que sería en vano.

- ¿El qué?- siguió besando sus pechos.- ¿Esto?

Chiara mordió de nuevo el pezón de la motrileña generando en ella otra descarga y con ello otro suspiro con un volumen más elevado de la cuenta, a lo que no pudo evitar sonreír contra su pecho.

La granadina se quejó más por gusto que por molestia, lo que animó a la menorquina a continuar con su pequeño juego, mientras bajaba la mano que aún tenía libre hasta el cierre del pantalón de la andaluza. Violeta no opuso resistencia alguna y dejó que aquella mano se perdiera entre sus piernas para saciar las ganas que tenía de sentir a su novia. Algún pensamiento intrusivo se venía a su cabeza recordando que la cita no había sido para eso y sobre todo, que el lugar no era el más adecuado, pero todos esos 'peros' cayeron en el momento en el que notó los dedos de Chiara en su centro, impregnándose de sus jugos a través de las bragas.

Valium | KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora