Habla el miedo

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- ¿Puedo verla?- la angustia de su voz retumbaba en las frías paredes del hospital.

- Ahora está dormida por los calmantes, pero puedes entrar. Es importante que no viva emociones demasiado fuertes en las próximas horas, está bastante frágil y no queremos que nada la desestabilice, ¿entendido?

Violeta asintió rápidamente, agradecida por la oportunidad de estar junto a su novia, aunque fuera en ese estado. Miró a Ruslana, que le devolvió una mirada de aliento, dándole un apretón rápido en el brazo.

- Ve, Vio. Estaré por aquí. Voy a avisar al resto... y a su madre.

***

⚠️​ AVISO: este capítulo presenta contenido sensible: violencia, autolesiones... Abstenerse menores de 18 años.

***

*beep*

*beep*

*beep*

Un pitido comenzó a retumbar en la cabeza de Chiara. Constante, punzante, irritante. La insistencia del monitor cardíaco anunciando su pulso fue lo que terminó de despertarla.

Lentamente, con los ojos pesados y el cuerpo totalmente aturdido, sintió la nada y el vacío que la decena de fármacos en sus venas le permitía sentir. No había dolor, no había emoción, a decir verdad, no había nada más que una inquietante calma en su corazón.

Cuando logró abrir los ojos, le costó enfocar el lugar. Parpadeó varias veces, intentando aclarar su visión, mientras movía lentamente la cabeza. A su alrededor, las formas borrosas de una habitación de hospital empezaron a hacerse más nítidas. ¿Cómo había llegado hasta allí?

Recorrió la habitación con la mirada en busca de alguna pista hasta detenerse en una imagen que, por fin, le trajo algo de alivio: Violeta, su chica, dormida en el pequeño sofá que enfrentaba la cama. Su rostro, relajado pero marcado por el cansancio, se veía suavemente iluminado por la tenue luz que entraba a través de la ventana. 

Quiso moverse para llamarla, pero entonces la quemazón en sus antebrazos se hizo presente, deteniéndola de inmediato. ¿Por qué estaban vendados? ¿Por qué no estaba en su cama acurrucada a su novia después de una maravillosa noche?

Volvió a cerrar los ojos, tratando de juntar las piezas de lo que había pasado, pero su mente estaba envuelta en una niebla densa. Todo parecía distante, confuso, caótico... Inspiró profundamente, con la esperanza de que el aire que llenaba sus pulmones también despejara su mente.

Y así fue. Los recuerdos empezaron a volver.

*

Todo parecía perfecto. Aunque una extraña sensación la acosara solo podía pensar en lo que la esperaba en casa. Su chica, un vino, una rica comida y un buen postre... Estaba a punto de marchar con el bolso ya colgado del brazo, cuando la dichosa campanilla sonó y una sombra oscura cubrió el aire.

Un escalofrío helado recorrió su columna y, casi al mismo tiempo que levantaba la mirada, el bolso resbaló de su mano. Frente a ella, estaba la figura que había intentado enterrar en lo más profundo de su memoria. El hombre que había destruido gran parte de su vida, estaba ahora delante de ella. Otra vez, con esa sonrisa torcida, cargada de malicia y cinismo.

- Por fin te encuentro...- la voz de su padre atravesó sus tímpanos con una dureza que la dejó clavada en el suelo. 

- ¿Co-Cómo...?- fue lo único que pudo balbucear.

Valium | KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora