Aún así, era muy complicado pensar con claridad. ¿Debía seguir el consejo de Pedro? ¿Era mejor volver a Granada? Si dejaba el trabajo podría plantearse una vida junto a Chiara, allí en Barcelona, pero tenía que hablarlo con ella y empezar a movilizarse por la ciudad catalana... Si en cambio no dejaba el trabajo, debía volver con urgencia a su tierra y tampoco se sentía preparada para pisar tan pronto un lugar que le había hecho tanto daño.
"¿Qué debo hacer?" fue la pregunta que se repitió la motrileña durante toda la mañana, sin llegar a una conclusión clara, hasta que el sonido de las llaves la sacó de su ensimismamiento...
La figura de Chiara no tardó en aparecer en el salón, provocando algo de paz en la maraña de pensamientos que traía la granadina. La sonrisa de la ojiverde siempre conseguía contagiar en ella otra igual o más amplia si cabía.
- Buenos días, babe!- saludó la menorquina, mientras dejaba unas bolsas sobre la isla de la cocina.- ¿Cómo ha ido la mañana? ¿Sigues en pijama?
- Sí... ha sido una mañanita intensa. ¿Qué tal tú en la farmacia?- la motrileña simplemente desvió el tema.
- ¿Y eso?- la morena se acercó al sofá para dejar un suave beso en la frente de su chica antes de volver a la cocina para ordenar el contenido de las bolsas.- Mi mañana ha sido tranquila, por suerte, pero esta tarde pinta entretenida. Me voy a quedar sola en la farmacia unas semanitas porque mis jefes se van de vacaciones.
- Nada nuevo para Miss Oliver, te irá bien.
- No me preocupa porque suelen hacerlo, pero los veranos en Barna son insufribles. Va a venir mucha gente borracha o de resaca a por Ibuprofeno, ya verás.- rió con complicidad mientras volvía al sofá para sentarse junto a Violeta. Había notado que la pelirroja estaba algo distraída, pero tampoco quería abordar directamente lo que la tenía tan dispersa.
- ¿Me tengo que preocupar por si una chica va pidiéndote un Valium?- la granadina miró por primera vez a los ojos de la pelinegra con una mueca burlona, encontrando en aquel mar con tintes verdes un deje de preocupación.
Su gesto se volvió más serio cuando las manos de Chiara acariciaron con suavidad el muslo de Violeta. Al parecer ambas habían aprendido a leerse muy bien la una a la otra, y notaban entre ellas una tensión extraña.
- Sabes que yo solo tengo ojos para una.- se acercó para besar los labios tersos de la andaluza, regodeándose un poco más de lo que esperaba en ellos. Era inevitable, esos labios habían nacido para ser besados y sería pecado no darles la atención que merecen.
La motrileña sonrió ante el gesto de su chica y apresó la mano que la acariciaba para apretarla con fuerza. Necesitaba sentir a Chiara todo lo cerca posible para plantearle el dilema que tenía en mente y definitivamente no quería esperar más.
- ¿Está todo bien, Vivi?- cuestionó mientras se separaba lentamente de la calidez de su novia.
- Me ha llamado mi jefe...- suspiró.- bueno, en realidad le he llamado yo...
- ¿Algo del trabajo? ¿Es porque no has ido hoy?
- Algo así, sí... tengo que tomar una decisión sobre mi futuro y me gustaría consultarla contigo.
La morena se tensó ante la propuesta de su chica, pero aún así agradeció que la estuviera teniendo en cuenta para una elección que parecía podía afectar al futuro de las dos. Por primera vez, sintió que el nivel de su relación había dado otro paso más y comenzaba a consolidarse, lo que llenaba su corazón de una calidez agradable. Incluso si las noticias eran malas, sabía que podrían afrontar cualquier problema juntas.

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Valium | KIVI
RomanceChiara, una farmacéutica profesional y dispuesta a la que el mundo se le pone patas arriba por una pelirroja sin receta. ⚠️ +18 (incluye contenido explícito y lenguaje soez)