Valium | KIVI

A pesar de todo

Violeta se quedó mirando fijamente la pantalla de su teléfono móvil, leyendo una y otra vez el mensaje de Chiara. Una sensación de tristeza y decepción se apoderó de ella al percibir la frialdad y distancia en las palabras de la inglesa. Comprendía que la pelinegra siguiera enfadada por todo lo que había sucedido y tenía que respetar también su horario de trabajo, pero aún así no podía evitar sentir ese nudo en su garganta. Quería solucionarlo todo ya. Si antes le podía el orgullo ahora lo único que movía sus acciones en ese momento eran los nervios. Necesitaba aclararlo, decirle que iría a Barcelona en poco tiempo y volver a verla... volver a conectar como lo hiceron aquella primera vez... pero tendría que esperar hasta la noche.

***

Con la luz dorada del atardecer iluminando su terraza, la motrileña se relajaba tomando una copa de vino, admirando la vista panorámica de Granada. El murmullo de la ciudad resonaba en el aire mientras dejaba vagar sus pensamientos esperando el mensaje de la farmacéutica, que por las horas que eran, no tardaría en llegar.

El frescor de la tarde envolvía con gracia su cuerpo y su corazón latía con fuerza, incapaz de encontrar paz. Dudó unos instantes y acabó agarrando su paquete de tabaco con la intención de calmar algo de aquella ansiedad fumando un cigarrillo, pero justo cuando estaba a punto de encenderlo, el teléfono comenzó a vibrar en la mesa. Con un movimiento rápido, dejó el cigarro a un lado y tomó su móvil con el corazón latiendo aún más rápido al ver que era Chiara quien llamaba. El momento había llegado.

- Hola...- la voz de la menorquina al otro lado tensó todos los músculos de la granadina.

- Hola, Kiki...

- Chiara.

- Eh... perdón...- el tono tajante de la británica no tomó del todo por sorpresa a la de Granada, claramente seguía enfadada por todo lo que había pasado, y ella no podía culparla. Aún con el corazón en el puño rectificó.- ...Chiara, ¿crees que podemos hablar?

- Para eso he llamado...- A la menorquina le hizo gracia el nerviosismo en la voz de la pelirroja.- ...las dos nos merecemos explicaciones, ¿no?

- Sí...- Violeta tomó otro trago de vino antes de continuar, iba a necesitar un poco de alcohol para expresarse sin morir en el intento.- Yo... yo quería disculparme por lo que dije la última vez. No sé qué mierdas tenía en la cabeza, pero nada de lo que dije fue ni es real. No ha habido día en el que no me sintiera horrible por lo que ha pasado...

- Me hiciste mucho daño, Vio...

- Lo sé... fui muy injusta contigo. Kik- Chiara... de verdad que lo siento. Estaba enfadada. Sentía que me habías estado utilizando todo este tiempo y que simplemente habías vuelto a hablar para jugar un rato más... No sé.

- ¿Pero por qué pensabas eso? Pasamos desde agosto hablando como si fuéramos prácticamente una...- Chiara dudó, pero la palabra era clara.- Pareja. ¿Por qué diantres pensabas que no quería lo mismo que tú?

- Porque soy imbécil... 

- La verdad que un poco sí.- La morena respondió con una mezcla de reproche y resignación mostrando así su enfado.

La andaluza se mordió el labio inferior tratando de encajar las pullas de su compañera. A pesar de que algo de rabia aparecía en su interior ante aquel comentario la necesidad urgente de hacer las paces con la inglesa era mucho más fuerte. Sabía que sus palabras habían dejado cicatrices y estaba decidida a enmendar sus errores. No podía permitirse caer otra vez en un mensaje vacío por un impulso.

- Mira... no quiero que pienses que no valoro todo lo que compartimos, Chiara. Porque lo hago. De verdad que lo hago.- Hablaba con la voz entrecortada, luchando contra todo el huracán de emociones que se había desatado en su pecho.- Nunca antes había sentido una conexión tan fuerte como la que tengo contigo... Y me asusté. Me asusté de lo que sentía, de lo que implicaba... de que me volviera a doler... No quería tener que volver a los ansiolíticos.