Lando.

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Amaba trabajar en Ferrari, pero inevitablemente mis ojos siempre iban hacia McLaren, y no por querer trabajar en tal escudería, sino por cierto piloto de veintidós años que me tenía loca.

Desde que lo conocí fue imposible no quedar enamorada de él, pues su carácter y personalidad eran todo lo que me encantaba.
Yo sabía que Lando sentía lo mismo, porque no voy a negar que hemos tenido nuestros encuentros, pero nada ha sido de forma romántica.

Una gran ventaja de tener a Carlos en Ferrari es que Lando es su mejor amigo, y, por ende, en muchas de las fiestas del equipo, él aparece allí.

Remontándonos al presente, la victoria de Carlos en Singapur ha llenado de emoción a todos el equipo, y el podio de Lando ha aumentado la emoción en mí. Como siempre que hay una buena carrera, la celebramos a lo grande, y hoy no será la excepción.

—¿Nos vamos juntos?— Llega Lando y mi piel se eriza de solo escuchar su voz.

—Sí, debo ir a cambiarme. Por cierto, felicidades por el podio, hiciste una muy buena carrera.— Le respondo y felicito al mismo tiempo.

—Gracias, me gusta saber qué no solo ves a Carlos y a Charles correr.— Dice y acaricia mi mejilla.

—Sabes que siempre te veo, Lan.— Le respondo suavemente.

—Lo sé, Alice.— Dice poniendo un mechón de mi cabello detrás de mí oreja.
Se acerca lentamente mirándome a los ojos y rompe el contacto dándome un beso en los labios. Un corto beso que revolvió todo dentro de mí.— Te espero en mi auto, ya voy.— Me dice y se va.

Cuando siento que mis piernas recuperan estabilidad, me dirijo hacia el auto de Lando y allí lo espero, hasta que llega y nos dirigimos al hotel.

—Nos vemos ahorita, gracias por traerme.— Me despido de Lando para ir a mí habitación.

—Nos iremos juntos a la fiesta, ¿verdad?— Pregunta.

—Planeaba ir con Charles...— Le digo dudando un poco.

—Ah... Como quieras.— Dice y se va a su habitación dejándome confundida.

—¿Eres tonta?— Pregunta alguien a mis espaldas.

—¿Qué? ¿Por qué?— Le pregunto a Carlos quien se acerco a mí.

—Sabes que Lando se muere por tí, y le dices que vas a ir con otro a la fiesta, ¿qué crees que va a pensar?— Me cuestiona y pienso mejor las cosas.

—Él sabe que solo tengo ojos para él...— Intento excusarme.

—No, no lo sabe. Lando tiene muchas dudas sobre tus sentimientos hacia el, y este tipo de acciones solo lo confunden más, así que si quieres un consejo, ve y explicale las cosas. Yo me encargo de Charles.— Dice con las palmas de sus manos en mis hombros haciendome entrar en razón.

—Gracias, Carlos. ¡Eres increíble!— Exclamo y voy hacia la habitación de Lando.

Tocó la puerta y a los pocos segundos me abre un Lando en pijama.

—¿Alice?— Pregunta con confusión en sus palabras.

—¿Qué haces en pijama?— Le preguntó entrando a su habitación.

—Estoy cansando.— Responde.

—Ven, hablemos.— Me siento en su cama y lo invitó a qué haga lo mismo.

—¿De qué?— Pregunta.

—De nosotros dos.— Le respondo y este se acomoda a mí lado.

—No creo que haya nada que hablar, Alice. Siento que me dejaste claro todo desde el momento en que mencionaste a Charles.— Ataca este, pero yo mantengo la calma.

—No tienes porqué estar celoso, Lan. Charles y yo simplemente somos amigos, tú lo sabes.— Justifico.

—No sé si él piense lo mismo.— Opina.

—Claro que sí. Además, tú sabes que llevo enamorada de tí desde que trabajo aquí.— Le confieso y Lando me mira.

—¿Enamorada?— Pregunta seriamente.

—Sí, Lando, enamorada.— Le vuelvo a decir.

—A veces me siento confundido con todo esto, con nuestros momentos a solas, con mis sentimientos.— Dice bajando su mirada.

—Y por eso estoy aquí, vengo a aclararte todo. He pasado los mejores momentos contigo, pero sentía que nada de esto era de forma romántica, sino más bien un tipo de pasatiempo para tí. Con el tiempo me he dado cuenta de que te amo, y no quiero perderte.— Le digo y el escucha atentamente.

—Jamás has sido un pasatiempo para mí, sabía lo que hacía la primera vez que nos involucramos, ambos lo aceptamos y desde ese momento no puedo parar de pensar en tí. Nunca quise confesarte mi amor por miedo a que esto no fuera demasiado serio para ti, pero juro que te has convertido en lo mas importante para mí.— Corresponde mis sentimientos y solamente puedo responderle con un fuerte abrazo.

—Quiero estar contigo para siempre, Lan.— Le propongo y el entiende esto.

—Esperaba pedirte ser mi novia en un contexto más romántico, pero no puedo aguantar más las ganas, Alice. ¿Quieres ser mi novia?— Me pide y mis lágrimas salen sin parar.

—Contigo todo es lo más romántico, Lan, y claro que sí quiero.— Le respondo y este me da un beso demostrándome su amor.

&No sabes cuánto espere por pedírtelo.— Responde entre risas.

—Quiero quedarme aquí, solos los dos. Pero, también quiero ir a celebrar la victoria de Carlos.— Le digo.

—Entonces vamos a celebrar, mi vida. Hoy no sólo Carlos ganó.— Dice y yo estalló en risas.

Me despido de Lando con un beso para ir a mí habitación a cambiarme, Lando va por mi a la habitación y ambos llegamos de la mano a la fiesta, ganando varias miradas y silbidos.

—¡Mi pareja favorita!— Exclama Carlos al vernos llegar, su aliento deja claro lo mucho que ha bebido.

—Carlos, apenas y somos novios desde hace media hora.— Le digo con gracia.

—¡No importa!— Dice abrazándonos.

Todos felicitan a Lando por el podio y también a ambos por la relación, cosa que me pone muy contenta.

La celebración dura hasta altas horas de la mañana y ninguna de las personas que asistieron están completamente sobrias, cosa que indica que la noche fue muy movida. Todos nos divertimos y fue imposible que no se filtrarán fotos de todos estando borrachos, en especial de Lando y yo besándonos en una esquina del bar. Obviamente todos se sorprendieron, ¿Lando con novia de un día a otro? Sospechoso, algunos lo tomaron bien, otros vieron como impedimento el hecho de que trabajáramos en escuderías diferentes, pero no le presté atención a ello.

—Me voy a morir.— Exclama Lando quien está a punto de quedarse sin más vómito para soltar.

—Creo que ayer nos excedimos un poquito.— Le digo mientras esté se limpia.

—¿Tú crees?— Pregunta de forma irónica.

—Deberíamos ir a comprar algo para esta maldita resaca.— Le propongo.

—No planeo salir de esta habitación hasta que me sienta bien, voy a pedirle a Carlos que nos traiga algo, él fue quien nos llevó a todo esto.— Comenta y yo río.

—Carlos debe estar en el hospital, como mínimo.— Digo.

—Maldito Carlos.— Dice en forma de broma.

Lando se tira sobre mi en la cama y yo solo río.

—¡Te vas a vomitar otra vez, Lando!— Grito.

Lando imita los sonidos de las arcadas y yo cubro mi cara con la almohada.

—Vamos a dormir, muñeca.— Se tumba a mí lado y deja un beso en mi mejilla para caer dormidos inmediatamente.

One Shots || Fórmula 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora