George.

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George POV:

Me pongo ropa deportiva, y salgo directo al circuito para dar unas cuantas vueltas. En dos días empiezan las prácticas y quiero estar preparado para sacar buenos tiempos.

Entro al circuito y me preparo para correr, veo a unas cuentas de personas de diferentes escuderías a pesar de ser tan temprano, pero, lo que capta mi atención es a Toto hablando con una chica de cabello negro azabache, la cual está de espaldas y no me permite ver su rostro.
Decido ir a saludar a mi jefe.

—Hola, Toto.— Hablo para que ambos me miren.

—George, ¿qué haces tan temprano aquí?— Pregunta un poco descolocado.

—Voy a correr un poco, ¿y tú?— Le respondo.

&Haciendo cosas de jefe, George. Te quiero presentar a Isabella, es la nueva representante de prensa de Lewis.— Me dice y por instinto, la miro de pies a cabeza, encontrando a una chica de baja estatura, con un cuerpo bien proporcionado y un rostro de ángel.

—Hola... Mucho gusto.— Me saluda y salgo de mi ensoñación.

—Mucho gusto, Isabella.— Tomo su mano y dejo un pequeño beso en ella.

—Sí quieren van y se comen con su mirada a otra parte.— Habla Toto y la chica ríe nerviosa, mientras que yo no le hago caso al comentario.

—Sería un placer, pero mis deberes atléticos me lo impiden. ¡Nos vemos luego!— Me despido y salgo lo más rápido posible de ahí.

Corro para distraer esos sentimientos que esa desconocida acababa de provocar en mí. Lewis se había ganado la lotería con la nueva representante de prensa.

Luego de correr varios kilómetros y tomar muchos litros de agua, vuelvo al hotel para darme una buena ducha. Entro a la bañera y me relajo un rato, hasta que el timbre de la habitación suena y mi paz se siente perturbada por no sé quién. Pongo una toalla en mi cintura y abro la puerta de la habitación, encontrándome, por sorpresa a la chica de cabello negro.

—Isabella, ¿qué haces aquí?— Pregunto confundido.

—¿Esta no es la habitación de Lewis?— Pregunta con igual confusión.

—No, la de él queda otra puerta más adelante.— Le digo.

—Oh... Perdón por la molestia, hasta luego, George.— Se despide pero algo dentro de mí pide no dejarla ir.

—Pero, él salió hace poco, me dijo que volvería en unos minutos, si quieres lo esperas aquí.— Miento y ella parece pensarlo.

—No es mala idea, ¿no te incomoda?— Pregunta y yo río en mis adentros.

—Por supuesto que no, ven, pasa.— La invitó y abro la puerta por completo para dejarla pasar, ella me mira de arriba a abajo y sus mejillas se sonrojan.

—¿Interrumpí tu baño?— Me pregunta con vergüenza.

—No te lo voy a negar.— Río.

—Puedes seguir, mientras estaré trabajando en mi portátil.— Me dice y señala el portátil que tiene acogido con su brazo.

—Está bien, siéntete como en casa.— Le respondo y vuelvo al baño.

Mientras estoy en la bañera me es imposible no pensar en Isabella, ese cuerpo tan tentador, el vestido que en este momento tiene puesto que se aprieta en su cintura y remarca sus atributos. Lentamente, mi mano derecha baja a mí longitud y empiezo a acariciarla de arriba a bajo volviéndome loco pensando en que es ella quien lo hace.

Un escalofrío recorre mi cuerpo al imaginarme ese cuerpo encima de mí. De un momento a otro siento unas delgadas manos en mi espalda y me sobresalto con miedo.
Volteo mi rostro y allí está ella, siento que estoy en un sueño y a la vez no.

—Deberias ser más silencioso, George.— Habla con provocación.

—P-perdón...— Tartamudeo y ella solo ríe.

De un solo movimiento baja su vestido y me sorprendo al ver que no tiene sostén, sólo un pequeño tanga cubre su parte íntima. Este espectáculo hace que mi corazón palpite cada vez más rápido y mi miembro se sienta más duro.

—¿No quieres esto?— Pregunta por mi consentimiento.

—Sí, claro que sí... Sólo estoy sorprendido.— Confieso y ella se mete en la bañera conmigo.

Isabella se acerca a mí rostro y yo busco sus labios con deseo, dejando toda vergüenza en el pasado. Ella no se deja besar tan fácil, voltea su rostro y me tienta cada vez más a probar toda parte de su cuerpo. Finalmente, tomo su mentón y beso sus labios con fuerza, ella los muerde y yo solo jadeo al momento del tacto.

Sus manos bajan hacia mi estómago bajo topándose con mi miembro, el cual está duro, tanto que duele. Ella lo masajea de arriba a abajo y mi cabeza se echa para atrás de tanto placer. Me invita a salir de la ducha y eso hago, me siento en una pequeña silla acolchonada que tiene el cuarto de baño e Isabella se arrodilla sin esperar más, toma mi longitud y la adentra en su boca, toda y completa.

La chica me tiene completamente loco, ella sabe lo que hace. De mi boca solo salen pequeños gruñidos y mis manos buscan locamente sus senos, aún sigo pensando que esto es un completo sueño. Su boca entra y sale constantemente y cada vez siento que voy a llegar más rápido, ella lo siente y se prepara. Bastaron unas lamidas más para que su boca se llenara de mis fluidos, mirándome a los ojos, lo trago todo, algún que otro resto quedó en sus comisuras y su propia lengua los limpio.
Obviamente, no me iba a quedar ahí como un tonto, por lo que la cargué hacia la cama, sin importar lo mojados que estábamos y allí la hice mía de todas las formas posibles. Lo hicimos hasta que nuestros cuerpos pedían parar, lo cual fue un largo rato, ambos estábamos completamente felices y extasiados.

—Creo que Lewis ya debió haber llegado.— Habla ella mientras recompone su aliento.

—En realidad, siempre estuvo ahí.— Le confieso.

—En realidad, yo nunca iba para su habitación.— Me confiesa y ambos nos miramos sorprendidos hasta estallar en risas.

Nos quedamos recostados en la cama durante un buen rato y luego vamos a darnos una verdadera ducha, ella se viste para irse pero no planeo dejarla hacer eso.

—¿No te vas a quedar aquí?— Pregunto.

—¿Eso quieres?— Responde mi pregunta con otra.

—Sí.— La tomo de la cintura y la acerco a mí. —Eso quiero.

—Entonces cumplamos con los deseos del príncipe.— Se abalanza sobre mi y ambos caemos a la cama, para después empezar a besarnos.







...
¿Qué fue eso? Jeje.
Gracias por el apoyo, ya saben que pueden hacer pedidos. ✌🏼

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