Lewis.

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Últimamente mi vida era monótona, me despertaba, iba a la universidad, volvía a la casa y dormía. Pocas veces comía, muchas veces lloraba. Desde que me separé de Lewis mi vida ya no tenía sentido, le perdí el gusto a todo. Mi familia ya no sabía que hacer conmigo; mi mamá me visitaba casi todos los días y me obligaba a comer, mi papá y mi hermano me invitaban a salir para que mi vida se tornará de un color menos gris, pero por dentro yo no era la misma, y sabia que nunca lo volvería a ser.

Sabía que estar con Lewis implicaba ser paciente, pero yo no tenía eso. Él se iba por fines de semana del apartamento que últimamente se estaba volviendo de ambos, y yo lo esperaba mientras hacía trabajos de la universidad. Es cierto que no éramos una pareja normal, pues nos gustaba mantener privacidad, puesto que la diferencia de edad era grande y no queríamos exponernos a comentarios desagradables.

Lewis tenía 36 años, mientras que yo tenía 24. Obviamente fue algo duro que nuestro círculo aceptará la relación, pero juro que ambos juntos éramos la mejor combinación. Nos conocimos en una librería de Londres, y desde ahí empezamos a ir más seguido al lugar solo para vernos.
Luego de que unas fotos de ambos se publicarán y nuestra vida ya no fuera la misma, Lewis decidió terminar nuestra relación. Intenté detenerlo, pero para él no había más opciones.

Internet estaba lleno de fotos de ambos haciendo cosas que cualquier pareja haría, en citas o besándonos, no sé cómo demonios la gente logro encontrar mi información, pero desde que se supo mi edad, todo internet estalló en malos comentarios hacia mi, tratándome de interesada, y, por supuesto Lewis no se salvó, también lo atacaron por enamorarse de una "niña".
Ninguno de los dos quiso salir a dar una declaración pública, porque para Lewis ya no era necesario desde que no estuviéramos juntos.

Hoy, por fin saldría de mi cueva. Los chicos de la universidad decidieron hacer una fiesta y dije, ¿por qué no ir?
Así que me estaba arreglando lo mejor que pudiera, y no porque quisiera ir a conquistar a chicos, sino porque me necesitaba ver linda y lista para soltar.

Al llegar a la fiesta noto mucho alboroto, busco a mis amigas y cuando por fin las encuentro les pregunto qué esta pasando.

—¿Por qué tanto alboroto?— Cuestiono.

—¡Mira quién es el DJ!— Grita mi mejor amiga.

Observo el lugar del DJ y, aunque me tomo un poco de tiempo para reconocerlo, noto que es Lando, Lando Norris. Múltiples veces nos encontramos cuando Lewis me invitaba a las reuniones con sus amigos y las novias de sus amigos. Tan solo pedía que no fuera a estar ÉL aquí.

—Solo pido que haya venido solo.— Le digo a mi amiga.

—Por el momento creo que sí...— Responde y me lleva hacia la pista. —Bailemos, despeja tu mente de todo lo que no sea bailar y emborracharte.— Dice y yo río.

—Está bien.

Lando como DJ era bueno, por lo que me fue inevitable no bailar, cruzándome con muchos estudiantes que me pedían bailar, pero yo los rechazaba sutilmente. Me sentía libre.

Decido ir a la barra por unos tragos para mis amigas y yo, también a descansar un poco. Cuando me recompongo y voy a pedir los tragos, inconscientemente miro al balcón del lugar y ahi está ÉL mirándome fijamente. Intento descifrar si es mi imaginación o es la realidad.

—¿En qué la puedo ayudar?— Pregunta el barman.

—Yo... Necesito el baño.— Le pido.

—Allí, al fondo a la izquierda.— Me dice y yo le agradezco.

Rápidamente, voy al baño desesperada por entrar, pero una fuerte figura se posa en la puerta impidiéndome el paso, cuando lo miro noto que es el profesor de química.

—Sé que te gustan los hombres mayores, Hailey. ¿Qué te parece si vamos a otro lugar más privado a hablar?— Dice y yo me quedo confundida.

—Profesor, ¿está usted bien?— Le preguntó.

—Yo estoy muy bien, pero tú estás mejor. Vamos, déjame probar un poquito de tí.— Me toma de los brazos y me acorrala. Intento liberarme de su agarre pero su fuerza no me lo permite.

—¡Suéltame!— Le pido al borde de las lágrimas.

—Sabes lo que quiero Hailey, dámelo.— Pide y se acerca a mí cuello, cierro los ojos inevitablemente.

Siento que su agarre se suelta de mí y escucho un golpe en el piso, cuando abro los ojos puedo ver que el profesor está en el piso sosteniendo su pómulo y a Lewis mirándolo con odio. Este me toma del brazo y me dirige hacia afuera, protegiéndome.

—¿Te hizo daño?— Pregunta inspeccionando mi rostro y cuerpo.

—No...— Respondo en un susurro.

—Te extrañé demasiado.— Confiesa abrazándome.

—¿Por qué te fuiste?— Le preguntó a punto de llorar.

—Solamente quería tu bienestar, debes entender eso.— Responde.

—¡No seas egoísta! Mi bienestar es estar contigo.— Le digo.

—Entiendo tú punto, preciosa, pero no quiero verte afectada por los malos comentarios.— Responde con sinceridad.

—A mi solo me afecta tu ausencia, creeme que esto está siendo muy difícil para mí.— Confieso.

—Y para mí también, Hailey. Te amo más de lo que crees, y perdoname por ser un tonto, jamás debí dejarte ir.— Se disculpa.

—Te amo, Lewis.— Respondo dándole un beso fuerte.

—Sabes que mi preocupación siempre ha sido verte feliz, y si tú eres feliz conmigo, entonces seamos tú y yo para siempre, preciosa.— Dice.

—Soy la mujer más feliz cuando estoy a tu lado, lo juro.— Respondo con ilusión.

—¿Vamos a tu apartamento o al mío?— Dice encendiendo el coche.

—Prefiero que sea al tuyo, no imaginas cuánto extraño a Roscoe.— Le digo y él ríe.

—Y tú no sabes cuánto te extrañamos los dos a tí.— Responde y pone en marcha el auto.

La noche fue romántica, decidimos dejar de lado lo que los demás pensaran y ser solo nosotros dos, sin pensar en los demás. Y, obviamente le avisé a mis amigas que me iba a ir de la fiesta, ellas ya sabían con quién.

Luego mi novio arreglaría las cosas con él profesor de química, eso dijo.

...
Recién escrito, jeje. Amo a Lewis como novio, siento que sería bien protector y bonito. Simplemente lo amo.

One Shots || Fórmula 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora