Charles.

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La inauguración de la galería de arte de Richard Miller era de lo único que se hablaba en la mansión, la gente se estaba preparando para ello y, en eso estaba yo también. La galería de arte sería grande, toda la gente tenía altas expectativas, y por eso mi novio estaba nervioso. Richard y yo nos conocimos en la universidad, ambos estudiando negocios internacionales, cuando terminamos la carrera decidimos irnos a vivir juntos, y así estamos el día de hoy, juntos y... felices.

—Te ves deliciosa.— Exclama Richard cuando me ve con mi vestido negro y la exquisita joyería que adorna varias partes de mi cuerpo.

—Tú te ves muy guapo.— Le ajusto la corbata y salimos para adentrarnos en el Rolls-Royce que nos espera.

Llegamos al lugar e inmediatamente mi pareja empieza a saludar a todos los que se encuentran ahí, felices esperando por la maravillosa actuación de la noche. Me quedo en la entrada del lugar haciendo nada en específico, de un momento a otro varía gente empieza a tomar más fotos de lo normal, y veo a un hermoso Ferrari estacionarse. De aquel coche sale un sexy chico con un outfit elegante, pero que lo hace ver provocativo, y sí... Ese es Charles.

Charles es un tema aparte, o no tan aparte. Se podría considerar que es amigo de Richard, o de la familia de él, la primera vez que lo vi fue innegable la tensión que había entre ambos, y él coqueteo conmigo, sin importar que mi novio estuviera en el lugar. Me encantaba su coraje, su porte y esos ojos que me invitaban a tener un maravilloso encuentro cuerpo a cuerpo.

—Señorita Miller.— Saluda Charles besando el dorso de mi mano.

—Señorita Spencer.— Le corrijo.

—Estás hermosa hoy.— Admira mi vestido y toma mi mano para guiarme hacia dentro.

—Y tú... Estás lindo.— Le digo con mi cuerpo vuelto nervios.

—¿Dónde está Richard?— Pregunta con curiosidad.

—Saludando a quién se encuentre por ahí.— Le respondo.

—Hace calor, necesito un trago, ¿me acompañas?— Me cuestiona y yo acepto sin dudarlo.

Pedimos dos cócteles que son servidos inmediatamente, toda la gente se ve concentrada en los cuadros y las instalaciones del lugar, Charles mira por todos lados en busca de alguien, y cuando no lo encuentra pone una mano en la abertura de mi vestido tocando la sensible piel blanca de mi pierna.

—Charles...— Le digo a modo de advertencia.

—Dime que no te gusta que te toque y dejaré de hacerlo.— Pide con una sonrisa burlona.

—Richard puede estar aquí en cualquier momento.— Le aviso pero eso no lo detiene de subir su mano casi hasta mi pelvis, soy gracias a Dios que su abrigo esta cubriendo esa escena.

—Entonces vayamos a otro lugar, donde no esté Richard ni nadie, solo tú y yo.— Propone y mi mente se nubla.

—Está bien, pero debemos ser discretos.— Acepto su propuesta, no hay nada que me gustaría más que estar con Charles en este momento.

—Te espero en la puerta trasera, asegúrate de mentirle bien a tu novio, no querrás que se entere de lo qué su noviecita está a punto de hacer.— Susurra en mi oido y siento mis panties mojados, inmediatamente voy a buscar a Richard para inventarme algo.

Cuando lo veo, me acerco sigilosamente a él y lo abrazo por la espalda, este brinca por el contacto y me mira sorprendido.

—¿Estás bien?— Pregunta con preocupación.

—Sí... Bueno, no, mi hermano necesita unos medicamentos y debo ir a llevárselos, se quedaron en la mansión.— Miento.

—Claro, voy contigo.— Exclama pero yo niego.

One Shots || Fórmula 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora