Max.

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A veces los encuentros no son por mera casualidad, eso quería pensar yo. Claramente, cometí un "error", pero... ¿Podría considerarlo error si me gustó?

Mis padres decidieron que irnos a Mónaco de vacaciones sería la mejor idea; calor, yates, carros y fiesta. Obvio era el mejor plan que había escuchado en toda mi vida, pero mi novio no lo tomo tan bien.

—O sea, dejame ver si entiendo. ¿Quieres irte de vacaciones sin mí?— Me pregunta.

—Voy a ir con mis papás, no tiene nada de malo, cada uno debe darse sus espacios.— Le digo y el me mira como si hubiera dicho la mayor estupidez.

—No quiero que vayas a relacionarte con otros hombres.— Me dice.

—¿Y quién te dijo que iría a relacionarme con otros hombres?— Le pregunto de forma irónica.

—No lo sé, Kathe, no confío.— Responde.

—Entonces no sé por qué estás conmigo.— Le digo y el parece pensarlo.

—Sabes qué, haz lo que quieras, yo haré lo mismo.— Concluye y se va enojado.

Luego de esa discusión intenté hablar con él por teléfono, pero decidió apagarlo.

Estando aquí en Mónaco, sinceramente no tenía en nada más que pensar que en pasármela bien. Mis padres pasaban de lugar en lugar curioseando mientras yo moría por subirme a un yate de esos.

El hotel en el que nos estábamos hospedando era increíble, al principio me parecía raro ver a personas con sus camaras tomando fotos a algunas personas del hotel, luego me di cuenta de que aquí se hospedaban los pilotos de Fórmula 1, de los cuales sólo se me hacía conocido Charles Leclerc.

Decido ponerme un bikini rosa e ir a la piscina del hotel, pues quiero disfrutar el clima que hace. Me pongo un pareo, tomo mi bolsa, la toalla y mis gafas, dirigiéndome a donde está la piscina. El calor se siente en el ambiente y necesito urgentemente un chapuzón, al llegar a la piscina noto que no hay tanta gente, una pequeña familia de tres, dos chicas de piel pálida y tres chicos en una esquina. Dejo mis pertenencias en la tumbona y me quito el pareo de encima para introducirme en la piscina, no sin antes pedirme un mojito de sandía.

De repente, un mensaje de texto llega a mi teléfono y lo miro, me sorprende ver qué es un mensaje de mi novio, pero lo que más me sorprende es lo que contiene el mensaje. Una foto de él durmiendo y una chica sonriendo a su lado, la maldita había tomado una foto de ellos dos y me la había enviado a mí, quise llorar, pero no lo hice.

—Te lo envía el chico rubio.— Llega una chica y deja en mis manos un cóctel.

Inmediatamente miro al chico, pero este parece estar demasiado concentrado hablando con sus amigos. Pienso en mi novio, a quien podría considerar ya un ex y decido dejar el cóctel a un lado y broncearme un poco pensando en muchas cosas, al poco rato siento un peso en la tumbona a mí lado, miro por el rabillo del ojo y es el chico del cóctel.

—¿No te gusta el alcohol?— Pregunta haciendo referencia a que no he tomado nada del cóctel.

—No me gustan los desconocidos que me envían cócteles.— Le respondo con los ojos cerrados.

—Entonces conozcámonos.— Me propone y yo río.

—¿Por qué tanto empeño?— Le cuestiono.

—Me pareces una chica linda.— Responde.

—Entonces... Según tú, me ofreces un cóctel y yo caigo rendida a tus pies, me llevas a tu habitación, follamos y luego cada quien por su lado.— Me quito los lentes de sol y lo miro directamente a los ojos.

—Eso es justamente lo que estaba pensando.— Responde arrogante.

—Me gusta tu sinceridad y valentía.— Le confieso, realmente es un chico guapo, no se ve tan viejo pero tampoco tan joven, podría enrollarme con él.

—Entonces, ¿qué dices?— Me pregunta.

—Digo qué está haciendo demasiado calor, ¿vamos a tu habitación?— Le respondo con total confianza, después de este momento ya no pienso en el idiota de mi ex, solamente en ese rubio y lo que puede pasar entre ambos.

—Vamos.

Tomo mi bolsa y voy con el rubio hacia su habitación, el me toma de la mano y me adentra en su cuarto.

—Necesito saber cuál es tu nombre.— Le digo.

—Max, Max Verstappen.— Responde espectante a mí reacción.

—Bonito nombre, yo me llamó Katherine.— Le respondo y él sonríe.

Me ofrece una copa de whisky pero yo la rechazo.

—Si voy a follar contigo, prefiero hacerlo sin una gota de alcohol en mi cuerpo.— Le confieso y el se sorprende.

—Cada vez me sorprendes más, Katherine.— Responde y me empuja suavemente contra la pared.

Este roza su masculinidad contra mi abdomen y juro por Dios que nunca había sentido uno tan grande y duro.
Este empieza a tocar mi abdomen y baja sus dedos a mí humedad, en donde se encarga de correr el pantie del bikini y masajear suavemente.
Mete un dedo dentro de mí y rápidamente me siento necesitada de más, él lo nota y mete otro dedo volviéndome loca. Jadeo en su cara y el parece estar igual de extasiado que yo.

Inmediatamente me reincorporo cuando tocan la puerta, Max saca sus dedos de mí y echa su cabeza para atrás refunfuñando.

Max abre la puerta y habla con quién parece ser un hombre, luego cierra la puerta y me mira.

—Me debo ir, surgió algo de último momento en mi trabajo, pero no creas que termine contigo.— Toma mi mentón y da un pequeño beso en mis labios.

Yo asiento y le digo el número de mi habitación, salgo con el corazón palpitando suerte y mil pensamientos intrusos.

Tal como prometió Max, no había terminado conmigo. En la noche de ese mismo día hicimos mil cosas que serían un pecado relatar, nunca me había sentido más viva que ese día.
Tristemente mis vacaciones se habían acabado, pero mi relación con Max no. Hablábamos cada vez que podíamos, entendía que su trabajo le consumía mucho tiempo, éramos amigos con derechos y realmente me fascinaba.
Por otro lado, mi relación acabó el mismo día que conocí a Max, y no por él, sino por el tonto de mi ex. Agradecía inmensamente todo lo que las buenas vacaciones trajeron a mí vida.

...
Pues... Aún estoy intentando asimilar la victoria de Lando en Miami.

Sinceramente, no tenía inspiración para escribir, y siento que me quedo completamente horrible este cap.
Los compensaré con otros mejores, I promise.

One Shots || Fórmula 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora