Sebastian.

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Cuando las flores eran miles y cuando las abejas eran millones, Olivia conoció a un niño de ojos lindos. Ambos vivían en un barrio apartado del centro de la ciudad, y, sus casas eran separadas por un gran terreno cubierto de flores, las favoritas de Olivia, los tulipanes.
Sebastian iba todos los días, sin falta, a la casa de Olivia. En su mano tenía dos o tres tulipanes que cortaba con sumo cuidado y mucho amor para dárselos a la niña de ojos marrones.

Los cortos años pasaron, y ambos pequeños se sentían en una nube de amor, con tan solo 14 años, los dos encontraron el significado de enamorarse, ¿se podría considerar 'enamorarse'? Por supuesto que sí, ellos estaban destinados a estar juntos.
Sin embargo, no todo siempre es como uno lo desea. El rubio descubrió desde muy temprano su pasión por los autos, Olivia sabía eso, pero, lo que ninguno sabía, es que esa pasión los llevará a distanciarse.

Los primeros meses fueron duros, demasiado duros, pero ambos permanecieron fuertes. Sebastian viviendo en la ciudad, y Olivia viviendo en la granja de su familia, más de dos horas de camino los separaban. Los dos eran muy pequeños para ese entonces, pero aún así, hablaban todos los días por teléfono. Sebastian le contaba sus hazañas a Olivia, y ella lo escuchaba gustosa.
Pero, de pronto, esas llamadas no eran todos los días a la misma hora, sino cada dos días, cada tres días, cada cuatro días, e incluso, cada dos semanas.

Olivia no quería asistir a la escuela, pues su único amigo allí era Sebastian, y Sebastian, por otro lado, tenía su enfoque en los autos, aunque de vez en cuando imagenes de Olivia se colaban en su memoria.
La última llamada fue el 3 de Julio, el día del cumpleaños de Seb. Después de eso, ambos tomaron rumbos diferentes, y ninguno volvió a saber del otro hasta mucho tiempo después.

Habían pasado más de diez años, diez años en los que Olivia se había convertido en pediatra, y en los que Sebastian se había convertido en un triple campeón mundial de fórmula 1. Sus caminos se separaron abruptamente, pero sus corazones jamás lo hicieron, pues cuando Olivia veía en alguna publicidades la cara de Sebastian, su corazón se estrujaba fuertemente en su caja torácica, eso la ponía sensible.
La morena no había tenido muchas parejas luego de no volver a ver a Sebastian, solo había logrado tener una, la cual duró un año y medio, pero en su mente todavía persistía el recuerdo de el rubio, y ella moría por saber si él también la recordaba.

Un día casual, Olivia paseaba entre las calles de Berlín, como siempre hacia en sus días libres. Se dedicaba a ojear libros y, por supuesto, flores. Siempre que salía entraba específicamente a una florería, la de doña Sophie. Sophie era una mujer de mayor edad muy amable y carismática, desde que Olivia había entrado a la florería, ambas se cayeron estupendo, por eso, la morena siempre iba a comprar sus flores favoritas ahí.

—Olivia, querida. Tulipanes rosas, hoy es el día del amor. ¿Quién será el afortunado que celebrará estar con esta chica tan bella?— Me saluda con cariño y yo río ante sus ocurrencias.

—Nadie será el afortunado, doña Sophie. Celebraré con mis tulipanes y una taza de café.— Le respondo risueña.

—Tengo un nieto que está soltero, si quieres te lo puedo presentar, bueno, en realidad tengo varios, pero sé de uno en específico que me gustaría para tí.— Habla con gracia.

—Me encantaría conocerlo, pero tengo otros planes.— Miento, no quiero relacionarme con hombres en este momento de mi vida.

—¿O te gustan las mujeres? También tengo nietas solteras.— Dice y yo estalló en carcajadas.

De repente una llamada entra en mí teléfono, la recibo y me doy cuenta de que es del hospital, un paciente enfermo de forma brusca y debo ir, soy su doctora.

—Sophie, lo siento mucho, no podré quedarme más, debo ir al hospital.— Le digo tomando mis flores y pagándolas.

—No te preocupes, Olivia. Las flores son un regalo, es el día del amor, recuerda.— Me dice y yo le agradezco, más tarde pasaría a dejarle algo.

One Shots || Fórmula 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora