Charles.

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Hoy cumplo 18 años, y no puedo sentirme más feliz. Sé toda la responsabilidad que conlleva ser mayor de edad, sin embargo, me imaginaba cuantas cosas podría hacer sin dañar las reglas solo por ser menor de edad.

Mis papás siempre se lucen con mi fiesta de cumpleaños, y está vez no sería la excepción. No tenía una temática en específico, pero, ya en la noche saldría con mis amigas.

La celebración empezó y los invitados comenzaron a llegar, realmente, los invitados eran por parte de mamá y papá, yo solo había invitado a dos amigas y unos cuantos compañeros.
Una maravillosa voz empieza a endulzar mí oído, volteo para ver quién es y efectivamente, es el guapo Charles, socio de mi papá. Cuantas noches no he soñado con ese hombre, Dios mío.

—Felicitaciones, princesa.— Me felicita Charles con un beso en la frente, mi corazón empieza a querer salirse de mi pecho.

—Muchas gracias, Charles.— Le contesto con las mejillas sonrojadas, él me extiende un pequeño paquete y yo lo tomo con sorpresa.

—Tu regalo.— Me dice.

—¡Gracias!— Le doy un pequeño abrazo y corro hacia mi habitación para abrirlo sin que nadie me vea.

Cuando abro la caja me encuentro con una pulsera de oro que tiene mi nombre enmarcado en ella, se ve preciosa. Sin embargo, en el fondo veo dos tiquetes de lo que reconozco son de avión, leo la nota que hay con ellos.

Tu cumpleaños es algo importante para mí, acepta ir conmigo a Bali y te prometo que tendrás el mejor cumpleaños del mundo. Hagamos esto discreto, te deseo.

Un pequeño grito sale de mi garganta, pensaba que estaba en un sueño. Llevaba años viendo a Charles como más que un socio de papá, añoraba que me tomara como suya y creo que por fin mi sueño se va a cumplir.

Bajo nerviosa al jardín y veo que ya llegó la gente que esperábamos, o más bien, mis padres esperaban. Charles me miraba fijamente y adoraba esa sensación, se acercó a mí sigilosamente.

—¿Qué te pareció el regalo?— Pregunta.

—Me gustó mucho, y me encantaría ir contigo.— Le confieso, él sonríe.

—No te preocupes por tus papás, una pequeña mentira no le hará daño a nadie.— Me convence, luego llega el momento de partir el pastel y cantarme el feliz cumpleaños.

La celebración pasa rápidamente y la noche llega, me preparo salir con mis amigas, sin embargo la puerta de mi habitación se abre y me cubro con lo que puedo porque estoy desnuda.

—Charles, ¿qué haces aquí?— Le pregunto nerviosa.

—Quería venir a despedirme.— Dice apenado.

—Oh, yo voy a salir...— Le digo, Charles me mira confundido.

—¿Salir? ¿A dónde?— Pregunta.

—Con mis amigas, voy a tomar algo.

Charles se acerca peligrosamente a mí, me voltea y empieza a lamer mi cuello. Yo me sujeto a la toalla que cubre mi cuerpo.

—Eres hermosa.— Halaga.

En un rápido movimiento la toalla cae dejándome expuesta, yo doy un grito que Charles tapa con su mano en mi boca.

One Shots || Fórmula 1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora