Capítulo 4 | "Hipnosis"
Cosima Barone
Mis manos tiemblan cuando tomo una de las dagas de la mesa, en el centro de la habitación, pasándola por todo el cuerpo del hombre que ahora, además de temblar de miedo, comienza a temblar de dolor.
Se retuerce, intentando luchar contra los amarres en su cuerpo mientras la daga abre su piel, lo suficiente para hacerlo sangrar, lo necesario para que sea doloroso, pero no lo suficiente para matarlo.
Mi cerebro estalla cuando puede percibir la sensación de la sangre en mis manos.
Más. Más. Más.
Nunca es suficiente.
Me nutro del dolor. He visto a los gemelos hacer esto un millón de veces, sin embargo, es la primera vez cuando soy yo quien causa el dolor. La pinza extrae cada uno de los dientes del doctor, su boca se llena de sangre, haciendo que el líquido rojo se mezcle con la saliva que cae sin control.
Desgarro la piel, lo suficiente para abrirle espacio a mis dedos que comienzan a tirar desde abajo, tocando por sí mismos los músculos que ponen a chillar al doctor que, pese que su diagnóstico hacia mí fue acertado, no debió decir lo que dijo.
Sus palabras, hace algunos años, siguen grabadas en mi mente, impulsando a mis dedos a seguir levantando la piel, a seguir causando dolor.
Está loca.
Necesita medicación.
No volverá a ser normal.
Se ha quedado sin voz de tanto gritar mientras suplica que lo mate. Mientras ruega por una piedad que no encuentro, porque ha desaparecido, terminando cuando arrastro con rudeza la daga por su cuello, degollándolo.
Es una de mis formas de asesinar favorita, ver como la sangre invade con rudeza la boca, ahogándolo, cuando al mismo tiempo sus ojos lentamente pierden ese brillo característico de la vida misma.
Aquí. Justo aquí. Es cuando las voces comienzan a hacer más ruido.
Se creería que, cuando les doy lo que quiero, finalmente quedarían satisfechas. Pero no, ellas siempre piden más. Entre más les doy lo que quiero, más lo piden.
Como siempre acostumbro, mis manos cubren mis oídos, inútilmente, como si de esa forma pudiera hacerlas callar, como si de esa forma pudiera retenerlas. Un quejido escapa de mi boca.
― No... ― me quejo ― Basta, por favor...
Es como si doliera, como si físicamente me lastimaran mientras incluso su tono aumenta dentro de mi cabeza, haciendo que mis ojos se cristalicen.
No puedo controlarlo.
Otras manos toman de las mías, con rudeza. Un cuerpo me apega al suyo, como si quiera arrullarme, un torso fuerte.
― Mariposa.
Ese apodo, es la segunda vez que lo dice. Intento llevar de nuevo mis manos a mi rostro, pero él lo impide con su agarre.
― Puedes controlarlo.
― No, no puedo ― me quejo ― Haz que se callen, por favor.
Me retuerzo, del algún modo pierdo el control incluso de mí misma mientras batallo incluso por soltarme del agarre de Sergey, quien tira de mí hacia el sofá al fondo de la habitación.
― Concéntrate en otra cosa, Cosima ― gruñe ― Piensa en otra cosa, ordena las voces.
― No puedo.

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Big Blind
Teen FictionLibro 3.5 | Spin-off de la Trilogía Amores Letales Cosima Barone ha sido la princesa consentida de la mafia toda su vida, más aún desde que una de sus hermanas mayores tomó el liderato de la Camorra, seguida de su increíble participación en la mafia...