Big Blind

Capítulo 23

Capítulo 23 | "Juicio del Terror"

Actualización doble 1/2

Cosima Barone

Observo a la chica frente a mí, mujer, en realidad. Es toda una adulta. Demasiado adulta.

Podría darle un infarto en cualquier momento. Con eso creo que me han entendido sobre qué tan adulta es.

— ¿Segura que no quiere un café, señorita Barone?

Niego de nuevo, la señora simplemente me sonríe, sentándose de nuevo tras su escritorio.

Es mi psicóloga.

Aunque en realidad, para la edad que aparenta, podría estar en su casa.

Disfrutando sus últimos momentos de vida.

— ¿Hay algo que le cause gracia?

Volteo a verla de nuevo, parece que se ha percatado de ello.

— Pensé que Madison contrataría a alguien... más. Eso es todo.

No parece ofenderle mi comentario, creo que le causa gracia. Simplemente se ríe levemente.

— He dejado de ejercer como psicóloga hace años, o bueno, he dejado de atender a las personas sin esta... profesión. Sin embargo, siempre he mantenido mis servicios disponibles a tu familia, tal como lo hizo mi padre, quien también fue psicólogo, y lo será mi hija, si ella así lo quiere.

— ¿Servicios a mi familia?

— Bueno, todos ocupamos un poco de ayuda, ¿no? — me sonrió — Incluso los mafiosos.

Mis ojos se abrieron con sorpresa por sus palabras, consiguiendo que la señora soltara una pequeña risa.

— Relájate, niña. Claro que sé con quién estoy tratando.

— ¿Mi familia le ha confesado todo?

— Claro. Por ello mi familia siempre les ha sido leal. Nos garantizan su seguridad, y a cambio yo les ayudo a liberar un poquito de todas las cargas que los atormentan — me miró de manera dulce — No comparto ni acepto mucho de lo que hacen, querida. Pero te contaré un secreto...

» Mi madre era una chica muy guapa cuando era joven. Y eso, con la terrible trata de mujeres fue algo culminante. Mi madre se involucró con un chico que no debía, y eso pudo haberla matado, o peor. Antonella Blackwolf salvó a mi madre del destino que le había tocado, desde entonces, mi padre hizo un juramento hacia su familia. Yo hice un juramento con ella, y también planeo mantenerlo.

Asentí a sus palabras, después de todo, tenía sentido cada cosa que decía. No por nada Madison me habría traído hasta aquí, con ella. Era alguien de su confianza, y ganar la confianza de Madison era una ardua tarea.

— Entonces... ¿me está diciendo que ha tratado a todos los miembros de mi familia?

La señora se echó a reír.

— Bueno, ¿hay alguien que esté más traumado que un mafioso? Yo creo que no.

Eso me hizo reír, aligerando bastante el ambiente entre ambas.

— Sé que no confías en mí, Cosima — me habló la señora — Y sé que no será algo que consiga de un día para otro, pero mi único objetivo aquí es ayudarte. Así como he ayudado a tu familia.

— ¿Podría saber en qué ha ayudado a mi familia?

El silencio reinó sobre nosotras unos segundos, en los que parecía que ella misma se debatía sobre qué podría decirme y qué no.