Capítulo 27

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Capítulo 27| "Donante de órganos"

Actualización doble 1/2

Cosima Barone

Si hay algo peor que sufrir un accidente, es que lo sufra alguien a quien amas. Porque, si estuviera en mi poder regresar el tiempo, lo haría sin dudarlo.

Regresaría el tiempo, a ese momento, en donde Sergey observó al francotirador.

Desearía que jamás lo hubiera notado, porque de haber ocurrido las cosas de otra manera, él no habría corrido hacia mí, no estaría luchando por su vida en este momento. Nada de esto habría pasado.

Sería yo la herida, no él.

Y está claro que, de estar en mi poder, cambiaría nuestros lugares sin pensarlo.

Mis manos temblaban sin control, el tiempo parecía correr a una velocidad sobre humana mientras ingresábamos al hospital, el mejor de Italia.

Dieth era quien ayudaba a mover la camilla que sostenía el cuerpo casi sin vida de mi chico, con una mano colgando de la camilla, completamente inconsciente, dejando un enorme camino de sangre por donde lo movían. Su pecho apenas se elevaba en pequeñas respiraciones, tan pequeñas y pausadas que temía dejar de mirarlo, temía apartar la vista y que, al voltear, ya no se elevara su pecho con ninguna respiración.

Estaba excesivamente pálido y sus ojos no habían vuelto a abrirse, no habían vuelto a mirarme. Su boca ligeramente abierta, con sangre cayendo de ella.

Podía ver a los doctores moverse de un lado a otro, moviendo sus bocas mientras delegaban órdenes a diestra y siniestra, pero yo no podía oírlos, me sentía entumecida, como si mi propio cuerpo no me perteneciera.

La sangre nunca me había molestado, nunca la había repudiado, pero nunca había tenido en mis manos sangre de alguien a quien amaba. Y lo odiaba.

La sangre de Sergey en mis manos, manchando mi cuerpo, se sentía como un enorme peso bajo mi cuerpo, con un olor metálico horrible.

No la quería.

— Señorita... — un doctor se acercó a mí — Necesito que nos abra un poco de espacio, podría...

Sus palabras se cortaron de golpe, no sé si por la mirada que le dediqué, reflejando todos los demonios en mi interior, cómo perdía el control para darle paso a la locura, o tal vez fue el arma que presioné con crudeza contra su yugular, silenciando por completo a la sala.

— Clavaré una bala en cada uno de ustedes como no lo salven — enfurecí — Todo lo que a él le pase, se los haré a ustedes. Y luego destruiré este maldito hospital con todos dentro.

— Señorita...

— El tiempo corre. Muévete.

El doctor tragó saliva, los demás médicos y enfermeras observándome con el terror plasmado en sus ojos mientras me retiré de la sala, dejándolos trabajar. Caminando de vuelta a la recepción, donde mis hombres de la mafia esperaban mis órdenes.

Lo que me sorprendió, es que había hombres de la Bratva también, los Vory, los hombres de Sergey, erguidos completamente, mirándome como.... como si esperaran mis órdenes.

— Quiero un perímetro, un bloque que cubra un kilómetro a la redonda. No quiero que nadie se acerque a una cuadra del hospital sin que yo lo sepa. Quiero francotiradores en los edificios aledaños, quiero hombres custodiando cada una de las entradas posibles a cualquier piso. Bloqueen los elevadores que no son necesarios a este piso.

Big BlindWhere stories live. Discover now