Big Blind

Extra 2 | Parte II

Extra 2 | Parte II | "Marcas"

**Actualización doble 1/2**

Narrador Omnisciente

Todo el lugar se descontroló.

Se formó un caos.

Sin embargo, no el caos que se podría pensar ocurriría.

Algunos podrían pensar que las chicas estarían entrando en alguna especie de crisis nerviosa porque, después de todo, sus hombres venían en camino, al acecho, completamente furiosos.

Si de otras personas se tratase, estarían muertos de miedo. Ser el objetivo de la furia de alguno de estos hombres era un motivo para querer morirse, para esconderse en el lugar más recóndito del mundo y rogar para nunca ser encontrado. Para que un terror ciego embargara cualquier cuerpo.

Pero bueno, estas mujeres no eran precisamente... normales.

Se comprobaba cuando todas y cada una de ellas se encontraba en la enorme mesa circular, con un trago de alcohol frente a ellas, riendo como focas desquiciadas.

— ¿Acaso vieron sus rostros? — rompió a reír Madison.

— Llegarán en modo sabuesos — se burló Corinna, antes de imitar el ladrido de un perro — Wuaf.

Todas rompieron a reír, completamente ebrias. Después de todo, ninguna de ellas les temía a sus hombres, ellas eran las mujeres más peligrosas de todo el mundo, quienes tenían a sus pies a los hombres más poderosos de todo el mundo.

¿De verdad alguien creyó que huirían?

Ekaterina se sirvió otro trago de vodka, riendo cuando en sus pensamientos pasaban escenas sobre todo lo que Nikolai podría hacerle esta noche.

Al menos habían tenido la decencia de deshacerse de los strippers, aunque, para ser sincero, no habría lugar donde esas pobres almas inocentes pudieran esconderse. Lo cierto era que iban a ser cazados.

Un fuerte chirrido de neumáticos se escuchó en las afueras, seguido de otro, y otro. Los hombres de seguridad, quienes escoltaban a las mujeres en el salón, se hicieron hacia un lado, apartándose de las puertas.

Uno a uno, fueron entrando al lugar, como si estuvieran rodeándolo, acechando.

Los primeros fueron los hermanos Blackwolf originales.

Kace encabezando la caminata, recién duchado, con el cabello negro aún con restos de gotas de agua, con el rostro envuelto en una seriedad escalofriante. A uno de sus lados, Connor, con el cabello mojado, tanto que el castaño parecía negro, con una mueca tan psicópata en el rostro que daba miedo, y finalmente estaba Oliver, con una sonrisa tan escalofriante como tenebrosa.

Madison los observó, sin dejarse intimidar por ellos, dedicándoles una sonrisa divertida, de esas que a ellos les ocasionaba un terrible dolor de cabeza.

— ¿No que diez minutos, cariño? — sonrió, retando a Kace — Te conté doce, estás perdiendo el toque.

Kace sonrió, una sonrisa aún más terrorífica que la de su hermano Connor, que hizo acallar por completo a Madison cuando el nerviosismo empezó a filtrarse por su cuerpo.

— Levántate, Madison — susurró Kace, acercándose a ella, hasta susurrar sobre su oído — Joder, cómo va a dolerte, muñeca.

— ¿Dolerme?

—Dolerte el coño cuando acabe contigo.

La rubia ni siquiera dudó en levantarse, chillando cuando Connor tiró de ella.