Big Blind

Capítulo 6

Capítulo 6 | "Adorable"

Cosima Barone

Puedo sentir la respiración de Sergey impactando contra mi rostro. Está acelerada, como si algo realmente estuviera alterándolo, como si algo hiciera que esté a punto de perder el control que tanto se esmera en mantener.

Aprisiona mis manos con dureza sobre mi cabeza en un agarre férreo, su otra mano, la que le ha quedado libre, acaricia un lateral de mi rostro, con suma delicadeza, como si realmente temiera lastimarme.

Lo que es mentira, porque claro que desea hacerlo.

Sus ojos me evalúan analíticamente, como si intentara encontrar alguna prueba en mi rostro de algo, de lo que sea que está buscando, como si intentara descifrar el rompecabezas que soy aun cuando ni yo tengo todas las piezas.

Sus pupilas se dilatan aún más cuando el deseo se refleja en ellas cuando muevo mis piernas bajo su cuerpo, intentando, inútilmente, apretarlas entre sí, buscando un poco de la satisfacción que él me ha arrebatado. Del orgasmo al que estaba pronta a llegar y se ha evaporado.

― ¿Sergey? ― susurro ― ¿Qué crees que haces?

― No puedes tocarte conmigo al otro lado del pasillo, mariposa ― gruñe ― No cuando puedo escucharte jadear, no cuando puedo imaginar cómo sería verte retorcer, no puedes hacerme eso.

― Dijiste que no te importaba ― contraataco ― Que lo que yo quisiera, no podría tenerlo.

― ¿Crees que podría resistirme a esta imagen de ti? ― gruñe.

― ¿No dijiste que no te gusto, Sergey? ― me jacto ― Que soy una niña. Que no te gustan mis juegos. Que eres... completamente inalcanzable.

― Eres una niña, Cosima.

― ¿Te ha calentado una niña, Sergey? ― me burlo, moviéndome bajo su cuerpo para que sepa que puedo sentir cómo comienza a endurecerse ― Fuiste tú quien me besó.

Duda, sus ojos azules me evalúan con detenimiento.

― El regaño te lo llevarás igual, Sergey ― intercedo ― Si alguien llega a enterarse de que ha pasado algo entre nosotros, intentarán aniquilarte.

― Ya lo sé, Cosima.

― ¿Entonces? ― elevo mi rostro, hablando justo sobre sus labios ― Búscate problemas que valgan la pena. No sólo por un beso.

Sonríe sardónico, su mirada es completamente desequilibrada mientras se aparta de encima de mi cuerpo, sigue sobre mí, pero esta vez a un lado, dejando mis piernas libres, sostiene su peso con uno de sus brazos mientras el otro aprieta con rudeza mi mentón para que lo observe directo a los ojos.

Y comienza a bajar.

Sus manos pasan en medio de mis pechos, sin tocarme ni un poco, hasta llegar al elástico de mis pantaloncillos de pijama, tirando con rudeza de ellos.

Suelta una pequeña risa ronca cuando observa mi ropa interior, de color rosa claro, con dos pequeños listones en la cadera.

― Abre, mariposa.

Lo hago, mi boca se abre para él quien no duda en clavar dos dedos en mi boca que succiono rápidamente, llenando de saliva, consiguiendo la pequeña maldición que brota de su boca.

Baja de nuevo su tacto, apartando las bragas a un lado, dejando mi sexo al descubierto, deslumbrante por lo mojada que estoy.

Creo que va a tocarme, por lo que el chillido sorprendido abandona mis labios cuando deja un sonoro palmetazo sobre mi coño que envía millones de descargas por todo mi cuerpo.