Capítulo 13

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Capítulo 13 | "Peor que los reportes"

Cosima Barone / La dama de rojo

Podía sentir el corazón retumbarme en el pecho con crudeza, incluso sentía dichas palpitaciones zumbarme en los oídos. La respiración jadeante saliendo por mi boca en pesadas exhalaciones, sentía el humo y el hollín producto del pequeño fuego que se extendía cada vez un poco más arrancarme el oxígeno de los pulmones.

Sentía las manos temblarme ligeramente, no sabía si por nerviosismo o por el impresionante enojo que sentía mientras me colocaba a un lado de la puerta que continúan aporreando.

El fuego estaba más prominente de este lado, podía sentir las brasas tan cerca que la piel me ardía, aun cuando no estaba en contacto con el fuego, me sentía arder, demasiado cerca para quemarme, sin embargo, lo necesitaba. El humo negro serviría como escondite nada más entraran.

— Ya deberían estar inconscientes — gruñó una de las voces fuera del lugar — Es demasiado humo.

Mis ojos vagaron por la habitación, encontrándome con Dieth que seguía implorándome con la mirada que me fuera, que lo abandonara, mientras un pequeño hilo de sangre seguía corriendo por su brazo atorado.

Espalda contra la puerta mientras aporrearon una última vez.

Cuatro hombres entraron.

Disparé de manera certera hacia uno de ellos, derribándolo cuando la bala se clavó en su cabeza. Gotas de sangre salpicaron al mismo tiempo que los otros tres hombres se cubrían, no lo suficientemente rápido.

Me moví entre el humo y las sombras, ellos recién entraban a la habitación, con una visión escasa por el humo y la respiración dificultosa, intentando acoplarse. En cambio, yo había memorizado por completo la habitación, moviéndome por ella con facilidad y esquivando los escombros sobre el suelo, mis pulmones ardían, exigiéndome aire sin toxicas, pero al mismo tiempo estaban acoplándose, resultando ser más ágil que ellos.

Esquivé al hombre en el suelo, trepando sobre el segundo de ellos. Sentí sus fuertes manos presionando mi cuerpo mientras tomé la daga que había tomado de Dieth, blandiendo la hoja antes de clavarla sobre la clavícula, en un lugar donde no moriría, pero sí dolería.

El hombre soltó un alarido de dolor, doblé con destreza su brazo tras su espalda mientras los otros dos hombres me apuntaban, sirviéndome el enorme cuerpo como escudo cuando intentaron dispararme, soltando un leve quejido cuando su cuerpo fue mi escudo ante los tres disparos.

— No debieron entrar aquí — me burlé en el oído del hombre, quien gritó de dolor cuando retorcí un poco más su brazo, utilizando su misma fuerza corporal de palanca para desencajarlo, su hombro emitió un grujido horrible al mismo tiempo que caía al piso del dolor, apenas dándome tiempo de extraer la daga de su cuerpo.

Se desangraría, los disparos y el corte eran letales, de todos modos, voltee levemente, lo necesario para clavar un disparo certero en su cabeza.

Me escondí tras un escombro, atrayendo la atención de los hombres mientras Dieth se retorcía intensamente intentando recuperar su brazo, el humo sirviéndole suficiente como camuflaje.

Gemí cuando una de las balas rozó mi brazo, el dolor siendo estabilizador suficiente para intentar arrebatarme lo que he intentado mantener, el control, llevando mis manos a la cabeza.

— No — susurré — Aún no he terminado. No puedes quitármelo.

Una mano se enrolló con dureza en mi cuello, elevándome sin suponerle mayor esfuerzo mientras mis piernas patalearon en el aire, con mis manos aferrándose al fuerte brazo que me ahorcaba, antes de empotrarme con dureza contra una pared.

Big BlindWhere stories live. Discover now