Epílogo

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Epílogo | "En oferta"

Sergey Morosov

— No puedes estar nervioso — se quejó Elian — Asesinamos gente, esto no es nada.

— Te recuerdo que el día de tu boda, estabas meándote encima — se burló Ekaterina — Ambos, en realidad — señala a Edmund.

— Yo estaba relajado — sonríe Nikolai, a lo que yo suelto una pequeña risa burlona.

— No dejabas de pensar que Ekaterina te dejaría plantado en el altar.

La rubia voltea a verlo, sonriendo burlona.

— Jamás te dejaría en el altar, cariño — sonríe — Eso es poco original para mí.

— Ya lo sé, gatita.

Los gemelos ríen, antes de acercarse a mí, dejando que el espejo de cuerpo completo que acapara toda la pared nos enfoque a todos. Los tres estamos envueltos en un traje entero de color negro. Mi corbata dorada oscuro es lo único que resalta entre tanto negro, dado que el color me recuerda a los ojos de Cosima.

— Lo harás bien — intenta animarme Edmund — Casarse no es tan complicado.

— Sólo caminas, dices lo que tienes que decir, intentas verte romántico sin sonar tan imbécil y listo.

— Las personas que dicen que Nikolai y yo somos lo peor de esta familia, es porque no los conocen realmente — me quejo — Son tan imbéciles.

Ambos ríen, Edmund separándose levemente de su hermano para atrapar a Ekaterina en sus brazos. Sonrío un poco sin poder evitarlo al notar la adoración con la que ambos hermanos ven a su hermana menor.

No importa cuántos años hayan pasado, Edmund y Elian siempre sentirán una enorme adoración hacia su hermana. Como cada Blackwolf existente.

— Lo harás bien, Sergey — sonríe Ekaterina, colocando su cabeza sobre el pecho de su hermano — Cosima te adora.

— Sorprendentemente, lo hace — se burla Elian.

Lo sé. Sé que lo hace. Tanto o más que como yo la adoro a ella.

Camino hacia el altar con una sensación extraña en el pecho, como nervios, pero potenciados al mil por ciento. Puedo incluso escuchar los golpeteos incesantes de mi corazón contra mi pecho, veo como los invitados se acomodan en sus asientos, esperando ansiosos que la novia se aproxime hacia acá.

El viento de la playa ayuda a refrescarme, porque siento que me asfixio.

Cosima quería casarse en la playa, ¿quién soy yo para negarle algo?

Le compraría la maldita playa si así lo quisiera.

No puedo evitar sonreír al ver como mi madre camina hacia su asiento seguida de la tía Madison, ambas con un bebé en brazos. Mis hijas.

Quisimos esperar un tiempo antes de casarnos, Cosima quería pasar tranquila su embarazo y poder disfrutar realmente nuestra boda, por lo que, siete meses después de que las niñas nacieron, finalmente estamos aquí.

No puedo apartar los ojos de ellas, de mis hijas. No al menos hasta que la música suave comienza, no hasta que la veo a ella caminar hacia el altar, hacia mí.

Viene envuelta en un asombroso vestido blanco, con un impresionante corsé que realza cada una de sus curvas, cayendo con delicadeza por la arena.

Delante de ella viene Marina, la más pequeña de mis sobrinos, dejando caer pétalos de rosa por donde quiera que pasa Cosima.

Big BlindWhere stories live. Discover now